Barbanegra
Colaborador
La India saca el armamento pesado contra Pakistán y el dinero negro
La India reavivó en 2016 la tensión con Pakistán en un año complicado para el primer ministro, Narendra Modi, que lidió con las peores protestas de los últimos años en Cachemira y ha ido sacando adelante sus reformas económicas pero a un ritmo mucho más lento del previsto.Apenas iniciado el año, se registró un ataque de insurgentes paquistaníes en una base militar india cercana a la frontera con Pakistán, país al que la India acusa de auspiciar a grupos terroristas que atacan en su territorio. Hubo 13 muertos entre los soldados indios.
Se frustró así el acercamiento logrado semanas antes, con el anuncio de un nuevo diálogo de paz y una visita sorpresa de Modi a Pakistán, la primera de un primer ministro indio en once años.
Seis meses después, las siempre tensas relaciones entre las dos excolonias británicas, ambas potencias nucleares, se enfriaron todavía más al estallar en la disputada Cachemira una oleada de protestas tras la muerte de un conocido joven separatista a manos de las tropas indias.
El estallido de violencia, el peor de los últimos años en la militarizada y conflictiva región, dejó cerca de un centenar de muertos y 12.000 heridos en enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas de seguridad y llevó al Gobierno de Delhi a decretar el toque de queda generalizado durante casi tres meses.
Mientras se sucedían las críticas de organizaciones de derechos humanos por la represión de las protestas en Cachemira, la zona fue escenario del segundo gran ataque insurgente del año.
Nuevamente perpetrado por supuestos terroristas paquistaníes, el asalto a la base militar de Uri dejó en septiembre 19 soldados muertos y tocada la dignidad del Ejecutivo de Modi, que respondió con ataques "quirúrgicos" contra supuestos pasos de insurgentes en la frontera y una campaña internacional de boicot diplomático.
El asalto derivó en la retirada de diplomáticos de ambos países, entre acusaciones de espionaje y constantes violaciones al alto el fuego acordado en 2003 en su frontera en Cachemira, donde las bajas civiles y militares sobrepasaron el medio centenar.
La economía, la gran bandera del Gobierno de Modi, prometía equilibrar las malas noticias procedentes del norte del país tras cerrar el año fiscal 2015-2016 (del 1 de abril al 31 de marzo) con un crecimiento del 7,6 %.
El Ejecutivo logró llevar adelante la mayor reforma fiscal en la historia de la India independiente: la unificación de impuestos en los 29 estados del país.
Sin embargo, aún falta consensuar los equilibrios entre el Gobierno central y los estados que permitirán implementar el nuevo sistema de tasas a partir de abril de 2017, una negociación que evidencia las dificultades para el Ejecutivo de Modi de avanzar en un país con un complejo andamiaje administrativo y constitucional.
La creciente entrada de inversión extranjera directa sólo logró dejar este año un sabor agridulce, pues el Banco Mundial (BM) no le reconoció a Modi ningún progreso en la facilidad para hacer negocios, colocando a la India en el puesto 130 de 190 en su ránking mundial, sólo un puesto mejor que el año pasado y por detrás de Papúa Nueva Guinea, Uganda o Belice.
Pero el gran varapalo económico llegó a principios de noviembre, cuando el dirigente anunció de la noche a la mañana la retirada de los billetes de rupia de mayor denominación en un intento de luchar contra el dinero negro y la corrupción en el país.
Mientras el Gobierno anunciaba día sí y día también cambios en los límites de moneda a cambiar o retirar y medidas intermitentes para tratar de paliar la crisis de liquidez creada, con el consiguiente parón en la actividad económica, las agencias crediticias rebajaban sus previsiones de crecimiento para el año fiscal 2016-2017.
http://www.wradio.com.co/noticias/e...-y-el-dinero-negro/20161212/nota/3328816.aspx
