¿Qué rol jugarán Bin Laden y Al Qaeda en el ataque militar de EEUU a Irán?
Los planes y las operaciones psicológicas en el tablero del conflicto nuclear. La carta en la manga de los halcones.
Por Manuel Freytas
[email protected]
Nadie se pregunta por estos días que es de la vida de Bin Laden y Al Qaeda? ¿Será que la CIA los congeló para siempre?
Como ni el mundo ni los analistas occidentales manejan los alcances de la guerra psicológica de cuarta generación implementada con el "terrorismo", la cuestión de preguntarse en que andan Bin Laden y Al Qaeda, queda en el anecdotario.
Salvo las amenazas mediáticas entre EEUU e Irán, todo es normal, los acontecimientos siguen su curso a través de la "información" con fines distractivos.
Las usinas mediáticas "anti-Bush" (las grandes cadenas internacionales) vienen preparando el terreno para que los demócratas y el lobby judío por izquierda asuman en la Casa Blanca, incluso antes de terminar el mandato.
Todo está preparado para que este año, en diciembre, durante las parlamentarias, los demócratas consigan la mayoría en una o en las dos cámaras del Congreso.
Las mediciones de imagen (en tiempos normales) son contundentes para Bush: su popularidad ha descendido a sus peores niveles históricos.
El "anti-Bush" difundido por las pantallas y titulares de las grandes cadenas, también es contundente: El mundo entero en "anti-Bush".
Las mayorías, y también las minorías, pasando por los intelectuales y analistas de la socialdemocracia o la "nueva izquierda", no saben de que se trata exactamente el sistema de poder imperialista sionista que controla el mundo desde Wall Street y la Reserva Federal de EEUU, pero son decididamente "anti-Bush".
Como en todo, están nivelados por la acción psicológica masiva "anti-Bush". Y ese aparato masivo internacional de alienación no está en manos de los halcones de derecha, sino de los demócratas liberales "de izquierda" que quieren sacar de la Casa Blanca a Bush, para ocupar su lugar y hacer lo mismo que hacen Bush y los halcones: invadir países y saquear mercados.
El ataque a Irán, en un contexto de guerra electoral y de batalla por el control de la Casa Blanca, parecería, a simple vista, suicida para Bush y los halcones neocons.
Sin embargo, para los expertos (para los que no leen formalidades informativas sino guerra de cuarta generación), los halcones han demostrado históricamente, desde el 11-S, que manejan una estrategia de guerra psicológica que los demócratas todavía no han podido neutralizar.
En términos simples, un plan de guerra psicológica consiste en armar la crisis, y luego dar la "solución". Armar un conflicto y luego crear la "alternativa" de salida.
El 11-S en EEUU fue el detonante del conflicto, y la "guerra contraterrorista" posterior , y las invasiones a Afaganistán e Irak, fueron parte de la alternativa de solución.
¿Cuál exactamente es el objetivo estratégico central de una operación de guerra psicológica con el terrorismo?
Para los halcones de la Casa Blanca, una operación de guerra psicológica con el terrorismo consiste en crear un conflicto, nivelado planetariamente por los medios de comunicación, que acapare la atención mundial y desplace el centro de atención de los problemas que aquejan a Bush.
Esto es tapar la realidad con un conflicto inducido artificialmente.
Por ejemplo, a fines del 2003 y al principios del 2004, en plena campaña por la presidencia de EEUU, los demócratas y sus usinas mediáticas (The New York Times, The Washington Post, NBC, ABC, etc) habían puesto en marcha un plan para demoler la imagen de Bush mediante las denuncias y apariciones de fotografías de presos torturados en Irak.
Bush superaba en las encuestas por más de 15 puntos a Kerry. En febrero, y como consecuencia de esa acción sistemática y coordinada la imagen de Bush había descendido en los sondeos a niveles parecidos a los de ahora.
Se decía, igual que ahora, que Irak había terminado con Bush. Lo que, en los sondeos, era cierto. Bush, como ahora, parecía terminado.
Pero nadie, y este es el punto central, contaba con la astucia de Al Qaeda y el "terrorismo islámico".
El 11-M en España, que muchos interpretaron como una operación para favorecer al gobierno de Aznar que salió al revés, no fue realizado con ese fin, sino que su verdadero objetivo era favorecer a Bush.
Fue una operación detonada a distancia, fuera de EEUU, pero el gran beneficiario fue Bush. Después del 11-M, y luego de la consecuente psicosis de "miedo al terrorismo" que se desató en Europa y en el resto del mundo, Bush superó nuevamente a Kerry en las encuestas.
Estratégicamente, los operadores de la guerra psicológica ya no necesitaron de otros ataques de Al Qaeda. Sólo bastó recrear el 11-S (las imágenes del "terror" grabadas en la psicología colectiva) con denuncias de "nuevas apariciones de Al Qaeda", esta vez en territorio de EEUU.
Dos meses antes de las elecciones, Cheney y los principales funcionarios de inteligencia y de la Casa Blanca, denunciaron un plan de ataque "terrorista" a los centros financieros de Nueva York.
Bush apareció varias veces en cadena durante la campaña electoral reforzando las denuncias de "ataque" y poniéndose en comandante en jefe de la "guerra contraterrorista".
Una aparición de Bin Laden en un clásico video difundido por Al Jazeera, horas antes de los comicios, bastó para que Bush ganara apretadamente las elecciones.
Informaciones confidenciales de inteligencia indicaban, por esos días, que la inteligencia de los halcones había evaluado que no hacía falta una operación a distancia, como el 11-M, las proyecciones señalaban que con la "recreación psicológica" del "peligro terrorista" alcanzaba.
Hoy se vive la misma situación. Bush se encuentra acorralado por las denuncias y las campañas del aparato mediático pro-demócrata en su contra.
En este contexto, la lógica indica que un ataque militar a Irán no contaría con la aprobación masiva de la sociedad norteamericana, y menos aún, de la opinión publica internacional sensibilizada en el "anti-Bush" colectivo.
Pero los expertos de los halcones, tras el 11-S, nunca le hicieron caso a la "opinión pública" coyuntural fabricada por sus enemigos, que, como está demostrado, se puede modificar en pocas horas a partir de un conflicto inducido por las operaciones psicológicas que fabriquen otra "opinión pública".
A partir del 11-S los halcones no miran "opinión pública" fabricada por el aparato mediático de los demócratas, sino que se dedican a fabricar su propia "opinión pública" a través de las operaciones con el terrorismo de Al Qaeda.
Tras cada operación, realizan sondeos, mediciones de opinión pública, para verificar y ajustar la siguiente operación. Luego vuelven a hacer medición, y cuando han moldeado su "propia opinión pública" (favorable a sus objetivos) lanzan la operación final.
Los que en el presente observan y "analizan" los acontecimientos políticos y sociales en forma superficial, no ven las operaciones subterráneas en curso, por las cuales los estrategas de la Casa Blanca buscan "legitimar" y justificar un ataque militar contra Irán.
Por ejemplo, no notaron ni le dan importancia a un "detalle" que revelan todos los sondeos: la sociedad estadounidense desaprueba a Bush en toda el área de su gestión, menos en el de la "guerra contra el terrorismo".
Todos los sondeos realizados últimamente indican que dos tercios de la población norteamericana apoya un ataque militar a Irán. ¿Los fundamentos? La mayoría de los entrevistados justifica su apoyo a un ataque militar a Irán diciendo que esa nación islámica es el "mayor peligro terrorista" que afronta EEUU y el mundo. Y agrega: Irán está "detrás de todos los ataques terroristas" en el planeta.
¿Que repite esa "opinión pública" norteamericana cuando apoya un ataque militar a Irán?
Repite lo que el aparato de inteligencia de los halcones (las unidades de guerra psicológica) ha moldeado en su psicología a partir de operaciones con el "miedo al terrorismo", que tienen a Irán y al mundo islámico como sus protagonistas centrales.
En ese sentido, la clave del ataque o no ataque a Irán, la decisión final, reside en lo que le indican, como proyección, los sondeos a los estrategas de Bush.
El detalle está en esos dos tercios que apoya un ataque militar a Irán, y que confía solo en Bush para librar la "guerra contra el terrorismo". Esa es la "opinión pública" (siempre latente) fabricada tras el 11-S en EEUU, y reforzada, principalmente en Europa, con los ataques terroristas del 11-M en España y el 7-J en Gran Bretaña.
Esa "opinión pública", fabricada con el "miedo" al terrorismo" inducido mediante las operaciones de guerra psicológica, y que los halcones sacan de la galera cuando quieren, es el factor fundamental, la carta decisiva, que Bush y sus funcionarios van a jugar para lanzar un ataque militar a Irán.
Los demócratas, que controlan el aparato mediático del Imperio, no han conseguido ni la fórmula, ni la explicación, ni la acción para neutralizar las operaciones de los neocons con el "terrorismo".
Por eso, cuando se concreta el "hecho consumado" de un ataque o de una "amenaza" terrorista, optan por replegarse sin denunciar la maniobra.
Sucedió en el 11-S, en el 11-M, en el 7-J, y va a suceder con la nueva operación de guerra psicológica que ya está en curso para justificar el ataque militar a Irán.
En el curso de la preparación de los planes militares para atacar las centrales nucleares de Irán, se diseñaron y ejecutaron dos operaciones de guerra psicológica para fabricar, y luego "testear", los justificativos de un ataque militar a Irán.
A través de la primera operación, la inteligencia judeo-norteamericana fabricó y luego testeó el "peligro nuclear iraní " y el "peligro violencia islamica" controlado por Irán.
Por medio de una segunda operación, testeó la reacción de las potencias, aliadas y no aliadas, frente a un ataque militar de EEUU a Irán.
La primera se ejecutó con la publicación de las caricaturas de Mahoma, y la segunda se implementó con la "primicia" periodística de The New Yorker y The Washington Post (usinas habituales de operaciones de la inteligencia norteamericana) adelantando el ataque militar de EEUU a Irán.
A) La "Operación Mahoma"
Consistió en lanzar una provocación al mundo islámico (la publicación de las caricaturas de Mahoma) para detonar un conflicto social (la "violencia islámica", con muertos, heridos y destrozos, recreadas por todo el planeta por las imágenes y titulares de las grandes cadenas).
Posteriormente, y por medio de las denuncias de Bush y de sus funcionarios, así como de los funcionarios de Israel y de Europa, aliados de Washington, se vinculó esa "violencia islámica" con Irán.
Los fabricantes de "opinión pública" imprimieron en la psicología mundial que Irán era el "cerebro" organizador de esa "violencia islámica" que puede desatarse en cualquier parte del planeta, y en cualquier momento.
El resultante: mayoritariamente la sociedad norteamericana apoya un ataque a Irán, y la sociedad europea, en mediciones realizadas por servicios de inteligencia, coincide en los mismos términos.
B) La "Operación Ataque Nuclear"
The New Yorker, y el agente del Mossad, Seymour Hersh, así como el diario Washington Post, son los instrumentos de "testeo" del que se vale generalmente la inteligencia judeo norteamericana.
Vamos a aclarar, de paso, que una operación de inteligencia con la guerra psicológica, no es hablar "bien" o mal de "nadie", sino lanzar a través de la "información objetiva" globos de ensayo que luego se testean y se evalúan.
La "información" del ataque a Irán (desde dos medios supuestamente "opositores" a Bush), fue lanzada para evaluar la reacción internacional, principalmente de las potencias capitalistas no aliadas y del mundo árabe, ante un ataque del Pentágono al gigante petrolero islámico.
No por casualidad, esa operación se realizó en las vísperas de las reuniones preparatorias para tratar el tema de las sanciones (primera fase preparatoria del ataque militar).
En la evaluación de inteligencia se verificó que tres naciones (claves en el Consejo de Seguridad en la ONU) van a apoyar un ataque de EEUU a Irán si las condiciones son "preparadas adecuadamente": Francia, Alemania y Gran Bretaña.
Esto deja en minoría la acción "mediadora" pro-iraní de Rusia y China, dos potencias capitalistas de la que se espera, sean "prescindentes" como cuando EEUU atacó Irak.
La "novedad" con respecto a Irak, es que esta vez Francia y Alemania apoyarían el ataque y no lo "condenarían".
El "eje franco-germano" arrastraría a otras naciones, por ejemplo España, a la "prescindencia" o al apoyo abierto. Para esto, en síntesis, sirvió el globo de ensayo (anuncio de ataque) lanzado por el York y el Post, luego "confirmado" por Bush en la conferencia de prensa del martes.
Pero, para que se den las "condiciones adecuadas" para el ataque, la inteligencia judeo-norteamericana tiene que seguir fabricando "opinión pública" temerosa del "peligro nuclear" representado por Irán", y de la "violencia islámica" también controlada por Irán.
Y aquí es donde ingresa la potencialidad "terrorista siempre latente" de Bin Laden y Al Qaeda: la carta siempre en la manga de los halcones.
Al Qaeda y Bin Laden: comodines del tablero nuclear
Hay algo que Karl Rove y los estrategas de Bush (a partir de su experiencia con el "terrorismo" desde el 11-S) saben claramente: para ejecutar un plan de operaciones militares contra Irán con consenso social mayoritario (tanto de la sociedad norteamericana como de la mundial) hay que crear un conflicto que supere al miedo a la guerra.
Un "peligro" inducido (una fabricación de "opinión pública" sustitutiva) que haga olvidar el "anti-Bush" (inducido por los fabricantes de "opinión pública" del Partido Demócrata), y concentre sus energías en un peligro acechante inmediato que amenaza a la supervivencia de la humanidad.
Y ese peligro, es el "peligro nuclear".
Cuando la inteligencia judeo-norteamericana lanza el anuncio (a través del Yorker y del Post) de un ataque con armas nucleares tácticas de "alcance reducido", lo hace con la finalidad de preparar el terreno (en la "opinión pública" fabricada) para la aceptación del "mal menor".
¿Qué quiere decir esto?
Esto quiere decir, lanzar pequeñas explosiones nucleares concentradas en un blanco (las usinas nucleares) para evitar el "mal mayor" de una cabeza nuclear iraní lanzada indiscriminadamente sobre la población civil.
Ese es el punto estratégico central del plan de guerra psicológica orientado a justificar el ataque militar a Irán.
Paradojalmente, el propio presidente de Irán, con sus bravuconadas con el "gran ejercito iraní que cortará las manos al enemigo", con sus llamados a "borrar a Israel del mapa", y con su reciente anuncio del "Irán Nuclear", es el principal alimentador de esta estrategia basada en presentar a Irán como el "peligro nuclear" que acecha a la humanidad.
No obstante, los expertos de Bush saben que tienen que reforzar la estrategia de "preparación de terreno" con otro componente: la "violencia terrorista islámica" qué demuestre a que grados puede llegar Irán en posesión de la bomba nuclear.
Y aquí es donde ingresa el soldado de la CIA, Bin Laden, y sus bombarderos acorazados de Al Qaeda.
En estos momentos, potencialmente, y a la espera de ingresar a la cancha, Bin Laden y Al Qaeda cumplen el rol de "comodín" dentro del tablero estratégico de operaciones contra Irán manejado por el Pentágono.
Su utilización o no, va a depender de la evaluación del resultado de "preparación de terreno" para el ataque, realizado hasta ahora.
El ingreso del "terrorismo" de Al Qaeda (si es que el Pentágono decide utilizarlo) va a estar orientado a demostrar que Irán no tendrá ningún escrúpulo en utilizar la bomba nuclear contra sus enemigos.
Para ello hay que dar una "demostración": ataque terrorista (o ataques simultáneos) de Al Qaeda a blancos situados en Europa en defensa de la "causa islámica iraní", que EEUU, Israel y el eje "franco-germano" van a denunciar como una alianza estratégica de Al Qaeda con el régimen de Teherán para destruir al mundo occidental.
La pregunta inducida por esta acción psicológica-terrorista es: ¿Qué se puede esperar de Irán con una bomba nuclear?
A esto se le debe sumar el plan de "amenazas": Bin Laden y su "segundo" amenazando con "ataques terroristas" a los que condenen el plan nuclear iraní.
De acuerdo a lo que se puede verificar hasta ahora, los planes de "amenazas" de la CIA-Al Qaeda son constantes y regulares con las apariciones de videos y cintas difundidos por el canal Al Jazeera, pantalla encubierta d ela CIA en el mundo árabe.
Las "amenazas" y sus técnicas repetitivas tienen dos objetivos bien definidos:
A) recreación psicológica masiva del "peligro terrorista" a nivel planetario.
B) Operaciones de evaluación testeo sobre blancos posibles de ataques reales y medición de las reacciones que produciría en el nivel local e internacional.
Si la inteligencia judeo-norteamericana decide jugar a Al Qaeda en tablero del ataque militar a Irán (siguiendo los mismos patrones anteriores) va a lanzar una plan de evaluación y testeo con amenazas concretas de ataques inmediatos a blancos europeos, por ejemplo Italia, Francia, Gran Bretaña, Alemania, y, posiblemente España.
Se va a tratar (si es que repiten los modus operandi anteriores) de operaciones de detección del blanco (país) más estratégico para generar consenso internacional a un ataque, incluso nuclear limitado, a las centrales nucleares de Irán.
Esto es, en que país (países de Europa), y bajo que modalidad y/o circunstancia un ataque de Al Qaeda puede generar el mayor nivel de impacto y de consenso a una operación militar contra Irán.
El objetivo central de un ataque terrorista real en Europa, en el contexto de la crisis Irán-EEUU, tendría como objetivo conseguir el "ablandamiento" de la masa resistente a un ataque militar a Irán entre la población y los gobiernos europeos.
Si se cumplen los patrones operativos, todo va a empezar con un plan de sincronizado y persistente de "amenazas" de Al Qaeda y/o Bin Laden a EEUU y a Europa, que no será el mismo que se ejecuta en épocas "normales" en la prensa internacional..
La operación, como siempre, va estar garantizada por el bombardeo mediático y por la ignorancia y/o complicidad de los analistas, periodistas y comentadores del aparato de la prensa masiva del sistema.
Los demócratas y su aparato de inteligencia (que incluye un sector de la CIA y de la inteligencia oficial "anti-Bush" ), harán un paso estratégico al costado esperando una nueva oportunidad para demolerlo a Bush y apoderarse de la Casa Blanca.
Si se cumplen los patrones habituales, mediante esta operación de "amenazas terroristas", la inteligencia seleccionará el "blanco" (objetivo de ataque) y lo tendrá en carpeta si es que se decide utilizar el o los ataques terroristas reales antes de la operación militar contra Irán.
Como siempre, todo los elementos serán evaluados, y, como sucede en todo plan de guerra psicológica, la decisión final de ejecutar o no el ataque terrorista real, se va a tomar con los resultados de los sondeos (mediciones secretas) que revelarán el resultante en los niveles de la "opinión pública" de un ataque militar contra Irán.
Como sostienen los expertos: Bin Laden y Al Qaeda vienen marchando.
De los halcones y sus estrategas depende el momento en que se harán presente en el tablero nuclear manejado por el Pentágono.
Nosotros decimos que vienen marchando.
Manuel Freytas es periodista, investigador y analista, especialista en inteligencia y comunicación estratégica
FUENTE www.iarnoticias.com
INTERESANTE...