Stalingrado: Quinta Parte
Hitler sella la suerte del VI Ejército.
Luego de impartir la orden al VI ejército de iniciar la ruptura, Manstein sostuvo una serie de dramáticas conferencias radiofónicas con Paulus para convencerlo a dar el paso decisivo y llevar a cabo la operación, sin embargo, el general no se resolvió a actuar.
A su juicio, el VI ejercito seria aniquilado en la estepa congela si abandonaba sus posiciones, ya que carecía de municiones, armas y abrigo, además de estar exhaustos por la lucha, y como argumento final exponía que por falta de combustible sus tanques no podrían llegar al las orillas del río Myshkova, a lo sumo podrían recorrer 30 km.
El día 21 de diciembre de 1942, y luego de insistentes y desesperadas reclamaciones ante Hitler del general Zeitzler, logro que el dictador autorizase a Paulus de iniciar el movimiento hacia el sur, pero bajo la condición de que, al mismo tiempo,
retuviera las posiciones fortificadas en torno a la ciudad. Ese mismo día Hitler se puso en comunicación con el Mayor von Zeitzewitz, que actuaba como enlace con el cuartel general de Paulus, y se entero por este que los sitiados no tenían suficiente combustible para hacer mover sus tanques. Sin perder un momento mando a llamar a Zeitzler y, presa de una intensa agitación, le comunico:
- ¡Ya lo ve, Zeitzler! ¡No puedo asumir la responsabilidad de permitir que los tanques, por falta de combustible, se conviertan en blancos inmóviles en medio de la estepa! ¡El VI ejercito debe permanecer en sus posiciones! -
Manstein telefoneo a la "Guarida del Lobo", en Prusia Oriental, en un ultimo y desesperado intento por convencer al dictador. Este lo interrumpió en el acto y le grito con furia:
- ¡¿Pero que es lo que usted me esta pidiendo?! ¿No sabe que Paulus no tiene combustible más que para 20 km o 30 a lo sumo y que el mismo me acaba de comunicar que en esas condiciones no puede emprender la ruptura? -
Allí termino todo. El mismo Paulus había dado a Hitler, el argumento que necesitaba para justificar su decisión de condenar al VI ejercito a perecer en la ciudad.
Paulus prisionero de los rusos.
El día 22, la Luftwaffe advirtieron un importante movimiento de tropas soviéticas con dirección a las márgenes del río Myshkova. Allí los tanques de Hoth habían logrado, mediante rudos combates, consolidar una cabecera de puente y se disponían a proseguir su avance hacia Stalingrado. Sin embargo, Manstein comprendió que no podía seguir arriesgando al VI ejercito Panzer en su amenazada posición. Además los tanques de Vatutin, luego de deshacer al VIII ejército italiano, amenazaban con cercar a la sección del ejército de Hollidt. En cuestión de horas todas las fuerzas al este del don podrían quedar atrapadas.
Sin perder tiempo, ordeno a Hoth, el día 23, pasar a la defensiva y enviar la VI división a reforzarlas unidades de Hollidt. Durante toda la noche del 23 al 24 de diciembre, Hoth reclamo que se le brindase una última oportunidad. Sus soldados, sobreponiéndose al agotamiento, aguardaban ansiosos la orden de proseguir el avance. A lo lejos en el horizonte se divisaban los relámpagos del cañoneo soviético sobre la ciudad. Pero la orden no llego....
El Final
Los soldados del VI ejercito, deshechos por la fatiga y el hambre, se aprestaron a celebrar su ultima noche buena. En las trincheras excavadas en el hielo, torturados por el frío glacial, se reunieron en torno a las fogatas y brindaron con las últimas botellas de aguardiente. Un grupo de soldados, arrastrándose bajo el fuego de ametralladoras rusas, trepo en lo alto de una colina y emplazo allí un pequeño árbol navideño, adornado con las luces de unas velas y recortes de papel plateado. Brillo tenuemente durante una hora, hasta que un certero disparo de un mortero soviético lo pulverizo.
Comenzaba ahora la horrible agonía. La Luftwaffe, pese a no cumplir la promesa de Goering, realizo un supremo esfuerzo y prosiguió abasteciendo a los sitiados, día tras día desafiaban el fuego de las baterías y de los cazas rusos, con el fin de hacer llegar su carga de municiones, alimentos y combustible a los hombres del VI ejercito. Su sacrificio, permitió prolongar la resistencia por más de 2 meses y llevar acabo la evacuación de más de 30000 heridos. Al final de la batalla se perdieron 800 aparatos y 2000 aviadores.
El día 8 de enero de 1943, el General Rokossovski envío un ultimátum a Paulus, intimándolo a rendir sus tropas en el termino de 24 hs. Paulus transmitió inmediatamente el ultimátum al cuartel general de Hitler y solicito, una vez mas, autorización para rendir sus fuerzas. El dictador, como era de esperarse, rechazo de plano la solicitud, señalando que la resistencia del VI ejercito había inmovilizado 90 divisiones soviéticas, posibilitando la retirada del Cáucaso al grupo de ejércitos "A" y la construcción de un nuevo frente.
El 9 de enero, Rokossvski ordeno a sus fuerzas iniciar el ataque final contra la bolsa de Stalingrado. Precedidos por el fuego de unos 5000 cañones y lanzacohetes, los tanques T-34 avanzaron a toda marcha hacia las posiciones alemanas, desencadenándose una lucha furiosa en todo el perímetro, siendo de tal intensidad que los servidores de las baterías anti tanques murieron a los pies de sus cañones después de destruir cientos de tanques, pero las oleadas eran incesantes. Nada podía detener el avance arrollador de los rusos.
El día 16 cae el aeródromo de Pitomnik y el 22 el de Gumrak. El abastecimiento aéreo quedo de esa forma súbitamente interrumpido. Las tropas sobrevivientes se concentraron en las ruinas de la ciudad, con el fin de librar el último encuentro, alrededor de los millares de heridos amontonados en los sótanos sin poder recibir atención médica.
Paulus desesperado, envío entonces un dramático mensaje al cuartel general del Führer:
" Las tropas se encuentran sin municiones ni alimentos. Se mantienen contacto solamente con seis divisiones....tenemos 18000 heridos y ninguna provisión de vendas y medicamentos...El ejercito solicita inmediatamente autorización para rendirse, con el fin de salvar la vida de las tropas que restan..."
La respuesta de Hitler no tardo en llegar:
" Esta prohibida la rendición. El VI ejercito defenderá sus posiciones hasta el ultimo hombre y el ultimo cartucho y, por intermedio de su heroica resistencia, contribuirá en forma imperecedera, al establecimiento de un frente defensivo a la salvación del mundo occidental..."
El 24 de enero, los soviéticos destrozaron el perímetro defensivo y dividieron en tres reducidas bolsas a las tropas de Paulus. El fin había llegado. Cuatro días más tarde, el mariscal Goering dirigió un solemne mensaje a la nación alemana y a los soldados del VI ejercito. ¡Trágica ironía! el hombre que se había comprometido a salvarlos, era quien, en la hora final, tomaba a su cargo la misión de anunciarles su inminente aniquilamiento.
El 31 de enero de Hitler concedió a Paulus el bastón de Mariscal de Campo y ascendió al grado superior a 117 jefes y oficiales del VI ejército. Al anochecer, los soldados soviéticos cercaron el puesto de mando de Paulus, en la Plaza Roja. El general Schmidt tomo a su cargo los acuerdos de la rendición. Paulus, deshecho, permaneció encerrado en la oscuridad de su bunker. A las 19:45 el operador de radio del puesto de mando del VI ejercito, envío su último mensaje:
" Los rusos están en la puerta de nuestro bunker. Destruimos nuestro equipo..."
Segundos mas tarde, dos letras surcaron el éter " CL...", señal internacional que indicaba: "Esta estación cesa su trasmisión".
Fuentes:
- La Segunda Guerra Mundial Tomo III - Editorial Codex - 1966
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Foro Segunda Guerra Mundial :: Índice
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Panzertruppen: Historia de las Fuerzas Armadas Alemanas en la II Guerra Mundial
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El Gran Capitán
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