Apuesto que si la justicia de Ghana da lugar al pedido de Aduana el gobierno argentino apelará la decisión por, entre cosas, estar la autoridad portuaria de Ghana opinando sobre un aspecto que escapa a su jurisdicción, porque los daños y prejuicios ocasionados por la retención ilegal del buque no son responsabilidad de Argentina, porque el buque y la tripulación con sus derechos humanos vulnerados no tienen los medios para realizar dicha operación, etc.
Así estarán con algunas ideas y venidas que se llevarán varios días hasta que el traslado del buque en el interior del puerto o fuera de él.
Por otro lado, la distinción sobre la división de poderes a la que hace referencia el gobierno e Ghana me parece discutible. No conozco su sistema normativo pero supuestamente es una democracia y la mayoría de las mismas tienen sistemas similares.
Por un lado, en la mayoría de las democracias el Ejecutivo, bajo la investidura del primer mandatario y a través de su cancillería, tiene exclusiva jurisdicción sobre las relaciones con otros Estados.
Por otro lado, en la mayoría de las democracias el órgano de justicia con jurisdicción sobre aspectos que tienen que ver con otros Estados es la corte suprema.
¿Cómo se combinan ambos principios? mientras que en cuestiones internas la justifica ordena y el Ejecutivo ejecuta, en cuestiones de relaciones exteriores no es tan así. Cuando se trata de un asunto que incumben la relación con otro Estado la justifica, a través de su Corte Suprema, puede solicitar al Ejecutivo la puesta en práctica de una acción judicial, pero este último puede desestimarlo si considera que dicha decisión es contraria a los intereses nacionales. Esto abarca incluso a asuntos de derecho privado como la adopción de menores y existen muchos antecedentes a nivel mundial en la materia.
Aquí los demandantes afirman que es una cuestión de derecho privado pero la realidad es que la fragata constituye un bien público del Estado argentino (cosa que a mi modo de entender, reconocen los poderes ejecutivo y judicial de Ghana), por lo que no se aplica la normativa de derecho privado sino la de derecho público vinculado a las relaciones entre Ghana y otros Estados, como Argentina.
Por todo ello, la declaraciones públicas de que al ejecutivo ghanes no le queda otra que respetar la división de poderes me parece discutible y termina siendo, de hecho, corresponsable sobre estos aspectos.
Ahora bien, los conflictos (y esta es una batalla más en un largo conflicto que comienza en el 2001) dicen que en un conflicto intervienen tres aspectos: las tribunas, las mentes de los pueblos y el campo de batalla. De hecho, los conflictos se ganan antes en las tribunas que en el campo de batalla. La realidad también es que nadie se presenta a un campo de batalla sin tener la convicción de que puede ganar.
En la sociedad internacional las acciones serán exitosas si son consideradas legítimas por la comunidad internacional. Es necesario que la comunidad internacional legitime el reclamo argentino y condene la acción de Ghana. Las tribunas donde se discute esta cuestión no es la OEA ni la UNASUR porque África esta, lamentablemente, fuera de la jurisdicción de ambas organizaciones multilaterales regionales. La Unión Africana sería el equivalente a la OEA y la UNASUR con jurisdicción en esa región, pero Argentina no tiene representación allí. Queda el Consejo de Seguridad de la ONU como única organización universal que abarca ambos continentes. O queda la lenta vía de la discusión judicial que establecen los tratados internacionales que regulan el diferendo y que tenga a ambos países como firmantes. En este sentido entiendo que este caso abarca tres tratados en común.
Ahora bien, se necesita que Argentina gane primero la batalla de la legitimidad internacional, de la tribuna global, antes de intentar hacer cualquier otra cosa. Sin eso incluso quemar el barco no será visto como un necesario acto honorable, sino todo lo contrario. Un fósforo prendido al divino botón.
Por otro lado, si se gana la legitimidad internacional entonces hasta podes enviar barcos de guerra, tanques, embargar las cuentas del gobierno de Ghana y un largo etcétera.
Por último, lo que se espera es la obediencia de las FF.AA. a su comandante y jefe elegido democráticamente. Este es un juego muy complejo que no se arregla con fósforos, ingenuidades y supuestas acciones patrióticas de individuos, grupos u organizaciones que son y nunca dejarán de ser peones. Hasta el más humilde peón se sacrifican si es funcional a una estrategia más amplia. Son los demás sacrificios son simple desperdicios.