Debiera hacerse una ley que impida poner nombres a los buques de personas, batallas o fechas con menos de 100 años de antigüedad, así la historia depura suficientemente cualquier carga ideológica, que no hace más que desunir en lugar de unirnos, y pone cada cosa en un lugar mucho más real que el que se pretende dar en la misma turbulencia de la coyuntura que protagonizan.
Llamar N.K. -o J.P. o Evita Contraalmiranta y Santa Patrona de Todo, en su momento- a edificios o espacios o bienes del Estado durante la generación contemporánea es una aberración, un pecado de soberbia y de absoluta negación de la diversidad y del otro, demuestra inseguridad y falta de confianza en el juicio histórico sobre el personaje en cuestión, es miedo a desaparecer por falta de mejores y más consistentes fundamentos, es "ahora o nunca"...
Así estamos, en un constante "ahora o nunca", el sentido del contínuo y la enorme responsabilidad que implica estar operando sobre la posteridad, se han extraviado en algún lugar.
Así son los revolucionarios berretas, los mártires de cuarta que no esperan morir por su causa para saberse grabados en la eternidad del bronce, y luego de lograrlo tampoco esperan morirse, para así saborear la gloria de esa eternidad... mientras les dure; demasiado mezquino, demasiado pequeño, demasiada nada...
Inventen la máquina del tiempo si desean reparar todos los errores e injusticias de la historia argentina, conviértanse en héroes del anacronismo y vayan por los siglos y las décadas agarrándose a trompadas con cada villano que nos hizo daño, restituyan honores y bienes a quienes no merecieron perderlos, poden y desparasiten el árbol genealógico de cada argentino para que su presente sea pacífico y provechoso, vayan a las aldeas y ciudades de medio planeta de donde provienen nuestros genes, vayan blanqueando páginas que hoy son negras en los libros de historia y arreglen el mundo retroactivamente; tienen milenios de miseria humana para recompaginar y limpiar; yo los apoyo muchachos, vayan a por ellos y háganlos mie&da... se las hago fácil... vayan al Génesis y denuncien, ante un tal Abel a Caín, que se presume es su hermano, por "intento de homicidio agravado por el vínculo con premeditación y alevosía"; según medio planeta, ahí empiezan nuestras penurias...
Pero... habrá que definir las medidas de la vara que cuantifique la justicia de los actos humanos, también hay que estudiar detenidamente las derivaciones de cualquier modificación de los hechos del pasado; no sea cuestión de que Abel termine siendo peor como justiciero, juzgando a su hermano por un delito que aún no cometió, que Caín como delincuente; vaya uno a saber de que otra retorcida manera se iba a doblar la historia para llegar a un presente no menos injusto...
Porque la justicia no siempre es la ceca de la injusticia, normalmente sólo se trata de los 2 perfiles de la segunda, tengan cuidado en pensar que si la moneda cae del otro lado todo es mejor, los humanos no conocemos la perfección, nada de lo que hagamos es inalterable, nada de lo que digamos es irrefutable, nada de lo que pensemos es irrebatible.
Piénsenlo bien antes de decidir emprender la inabarcable tarea de redimir a la especie humana, cambiando un put0 nombre, manga de... bueno, ya saben de que...