Amigos foristas:
Hoy se cumplen 32 años del comienzo de nuestro repliegue del POA MIKE-7 en Bluff Creek, a escasos 2 días del RESCOM de Biguá.
Muchas cosas distorcionadas han salido en libros ingleses a partir de esta fecha y, si bien con un par de Uds he tratado el tema en detalle ante sus inquietudes, es bueno que Uds puedan tener su propio punto de vista y así apreciar en qué puntos los ingleses mintieron, se confundieron o tergiversaron la realidad copiando lo de otros autores.
Como lo ha sido desde el prinicipio, esta es la verdad.
Amanece el miércoles 2-Jun-82 y el tiempo está bien, aunque algo de nubes, pero ya no llueve y seguramente la aviación enemiga retomará sus vuelos de reconocimiento ofensivo y transporte de tropa y armamento.
El terreno está todo nevado y P.A. no nos dá instrucciones respecto a reubicar el P.O.A., lo que realmente nos preocupa.
Si los cálculos hechos no nos fallan, hoy se nos vienen encima y no es una forma digna de terminar de los integrantes de POA´s que actuaron de otra forma para su base (Cóndor y MLV), en referencia a ROCA y HIENA, justamente los dos POA´s que estuvieron más cerca de San Carlos y los primeros de nuestra Fuerza Aérea en tomar contacto con el enemigo en combate terrestre.
Pasan desde muy temprano muchos vuelos de helicópteros Sea King y otros que despegan de Pradera del Ganso-Darwin en dirección a Fitzroy por detrás de nuestro POA y regresan bajo por el canal, desplazados a no más de 300 m de nuestro POA., por lo que no nos llegan a ver.
También hay otros helicópteros ingleses en la montaña haciendo reconocimiento ofensivo.
La tensión crece cada vez más ya que el sobrevuelo sobre nosotros es constante y con la nieve caída y todo llano, es imposible mantenerse bajo tierra y las palas de los helicópteros levanta la nieve.
Nos estamos congelando.
Pero en uno de esos vuelos de regreso, una escuadrilla de esos helicópteros de combate ingleses pasa sobre nuestro POA.
El que está más cerca de nuestro POA, está artillado, pero seguro que no le queda munición, caso contrario dispararía sobre nosotros ya que estoy seguro de que nos ha visto.
Tenemos granadas Strim montadas en parte de los fusiles F.A.L. y supongo que espantan pensando que tenemos SAM.
Uno de los helicópteros está muy cerca y a tiro de mi granada Strim.
Pienso en tirarle y comenzar el repliegue rápidamente en dirección a la montaña, pero el “Gringo” Egurza me dice que nó, que esperemos unos minutos más, a lo que lo puteo diciéndole de todo y que perdemos tiempo al pedo.
Pero me equivoco, él tiene razón.
Un par de minutos después otros helicópteros ingleses pasan nuevamente sobre nosotros en vuelo de ida (Artillados) hacia la zona de Fitzroy y un derribo anterior los hubiera alertado y hecho que se vinieran encima de nuestra posición y con todo el poder del fuego que tienen.
Ni bien se alejan un poco, el “Gringo” dice que tomemos los fusiles, radios, visor de luz residual, granadas, municiones, carta y comenzamos a replegar rápidamente con rumbo 360 en busca de la montaña.
El tiempo que les puede demandar a los helicópteros ingleses que nos vieron en artillarse nuevamente y regresar al sitio es de unos 30 a 40 minutos.
Pero el tiempo en avisarles a otros que estén en vuelo no les demanda más de 15 a 20 minutos para hacer contacto con nosotros, o tal vez menos, y atacarnos.
Tratamos de avanzar lo más rápido posible, pese a que el terreno es muy difícil para pisar, ya que la turba tapa el suelo y es fácil que se produzca un esguince o fractura de tobillo, pero avanzamos tratando de alcanzar un arroyo que está a unos 2 km al norte de nuestro POA, como la única posible cubierta contra las vistas y fuego de los helicópteros.
Justo llegando al mismo, escuchamos explosiones por donde estaba nuestro P.O.A., por lo que uno puede deducir que probablemente lo han atacado.
Nos ocultamos en el arroyo esperando que oscurezca un poco, ya que había vuelo de helicópteros enemigos por todos lados.
Allí José nos recuerda que el P.O.A. MIKE 8 está por el Monte Agradable (Pleasant), por lo que vamos a tomar rumbo al mismo.
Tratamos de hacer contacto con P.A. con el equipo de radio Kenwood y es imposible, muy lejos y no agarra.
También sabemos que no habrá una recuperación ó RESCOM para nosotros y que dependemos de nosotros mismos para todo.
Pero este baile ya lo conocemos bien y el terreno también, ya que traemos muchos kilómetros a cuestas caminando por esta isla con los ingleses pisándonos los talones por tierra, aire y agua, así que nada es anormal para nosotros, a eso nos acostumbramos, por eso lo tomamos con la mayor naturalidad y frialdad posible.
Ya de noche, retomamos la marcha caminando hacia la montaña, con el visor de luz residual colocado, aunque igualmente se veía bastante bien.
Un kilómetro más adelante pasamos otro arroyo y de allí entre medio de dos lagunas, y unos 2 a 3 kilómetros más adelante, atravesamos otro arroyo más.
Con todo nevado, frío y viento, realmente se hace duro el avance, pero nuestra amiga adrenalina siempre ayuda.
Sabemos que hemos quedado entre la primera línea o avanzada enemiga y su retaguardia, por lo que el repliegue será muy difícil y deberemos tener mucho cuidado durante el avance.
Luego de unos 3 o 4 kilómetros más, llegamos casi al borde de una laguna grande que se abre a la izquierda hasta el camino de Darwin, que es un camino de tierra que vá desde Darwin a Fitzroy y sigue a Puerto Argentino.
Pero sobre la izquierda, se divisa a lo lejos una casa, por lo que cambiamos el rumbo de marcha hacia los 90º, para no estar cerca del camino.
Por suerte la noche es larga en este período del año y tenemos oscuridad entre las 6 PM y las 7:45 AM.
Ya es jueves 3-Jun-82 y durante algunas horas, atravesamos dos arroyos más, con dos a tres lagunas a ambos lados de nuestra marcha, hasta topar con el camino.
Calculo que hemos marchado un tramo a lo largo de este nuevo rumbo 90º de entre 7 y 8 km. César y José se quedan a unos cincuenta metros del camino cubriéndonos por cualquier cosa y con el Gringo nos acercamos al camino.
Este es de tierra y podemos ver que hay huellas de un vehículo.
Las tocamos y están frescas, por lo que deducimos que han pasado hace poco tiempo atrás.
También encontramos vainas servidas calibre 7,62 mm y una lata de cerveza vacía, pero que aún le quedaba algo adentro y con efervescencia cuando la levanto y sacudo.
Era un buen indicio de que el enemigo está en la zona y que los reconocimientos que están haciendo son ofensivos, o sea, disparando directamente.
Decidimos con el Gringo continuar la marcha paralelos al camino, manteniendo una distancia con éste de unos 50 m a la derecha, hasta que nos topamos luego de casi 1 km con otra laguna más, que es grande y se abre por derecha, quedando el camino de tierra a la izquierda.
Decidimos cruzarlo, tratando de no dejar huellas en el mismo, pisando por donde hay alguna piedra o lugar más duro.
Continuamos la marcha, desplazados ahora unos 50 m por izquierda del camino y siempre uno de nosotros al frente, otro atrás y los soldados al medio, cada uno cubriendo un flanco en el avance, el que se hace lento por la turba y para no lesionarnos un tobillo, lo que sería fatal.
El no tener equipo pesado encima, hace más liviana la marcha, pero el frío es demoledor y al estar mojados por los arroyos cruzados y la misma nieve, se siente en todo el cuerpo, pero no podemos dejar de caminar, sino nos agarrará una hipotermia.
Unos 2 km más y vemos a unos 200 m una casa de madera (Swan Inlet House).
Primero hacemos observación a los 360º por si hay enemigo en zona o kelpers en la misma, pero no se aprecia presencia alguna.
Avanzamos lentamente, con los fusiles F.A.L. y granadas Strim listas por cualquier cosa.
Rodeamos la casa y entramos.
Es toda de madera, tiene una mesa y una cucheta con colchones, una estufa en un costado y una cocina.
Hay unos packs de latas de cerveza inglesas con imágenes de mujeres desnudas, con un nombre Lili o Lulú; también encontramos una lata de leche condensada.
Es un oasis para nosotros y en el estado en que estamos realmente es bueno para descansar y secar un poco la ropa.
Hemos recorrido unos 20 km lineales, pero con las lomadas hay que agregarle un tercio más.
Hablamos con el Gringo y coincidimos en que no es seguro quedarse y que nuestro mejor aliado es el terreno, por más duro que nos trate y por peor clima que tengamos.
Si nos quedamos, podemos ser presa de una emboscada y este puesto es seguramente un lugar de reaprovisionamiento inglés o de víveres.
Abro una lata de cerveza y me la tomo entera.
Lo mismo hacen los otros.
Sabemos que los ingleses están transportando sus tropas más adelante, sin poder precisar dónde, pero que nuestra única alternativa es llegar a Fitzroy y de allí ver como pasar o dirigirnos a la montaña para seguir por las alturas.
No es nuestro objetivo entrar en combate, sino replegar a nuestras posiciones, por lo que dejamos las granadas Strim algunos cargadores de F.A.L. que llevábamos de más siempre, las granadas de mano, haciendo un caza bobo en la puerta y en una pila de turba que hay afuera, con todas las Strim.
Seguimos la marcha y a escasos 200 m, hay una alambrada, de la que me agarro para vomitar toda la cerveza que había tomado.
Fue terrible.
Nuestro cuerpo había perdido muchos kilos, calculo entre 14 y 15 kg, por lo que al estar nuestros estómagos vacíos, no toleraba nada, menos algo como una cerveza.
El Gringo, César y José se reían en silencio, mientras proseguimos con la marcha.
Del otro lado de la alambrada está nuevamente el camino de tierra, el que cruzamos para el otro lado, manteniéndonos paralelos al mismo a unos 100 metros.
Continuamos la marcha un kilómetro y medio más adelante y vemos que unos 50 metros al frente hay una depresión profunda.
Ningún helicóptero enemigo puede volar en estas condiciones meteorológicas, así que avanzamos seguros, sin dejar de tomar las precauciones necesarias por estar movilizándonos entre las líneas del enemigo.
Ya son las 11 AM y en ese preciso instante, escuchamos un sonido leve que al principio creímos que era un vehículo y de pronto, vemos la figura de un Sea King volando directamente hacia nosotros, a unos 10 o 15 m de altura.
Corrimos unos metros y nos tiramos a esa depresión, cayendo de cualquier manera, encontrando por suerte un pequeño arroyo al fondo, de no más de un metro de profundidad, en el que podemos ocultarnos y enmascararnos.
Me quedo boca arriba dentro del arroyo, mi F.A.L. a la derecha escondido entre los yuyos de la turba, soportando el agua helada entrando por todo el cuerpo, la que quemaba de tan fría que estaba.
El helicóptero inglés debe haber creído ver algo y se mantiene en estacionario sobre esta depresión algunos minutos.
Vemos perfectamente al artillero inglés sentado en la puerta derecha del Sea King, con su ametralladora apuntando hacia abajo y tan cerca estaba que le veíamos los bigotes, su casco, sus anteojos, la matrícula del helicóptero, su piloto derecho, y un Sea King totalmente artillado a full.
Son esos segundos de duda en que uno piensa si conviene disparar o nó.
Ya no tenemos las granadas Strim ni de mano, sólo munición calibre 7,62 mm, lo que no asegura derribar al mismo y si cae, cae sobre nosotros y si logra alejarse un poco y virar, nos tirará con todo lo que tiene.
Son minutos que se vuelven horas.
Si dispara, disparo.
Si no dispara, no nos vieron y podremos seguir adelante.
De reojo veo que todos están quietos y nadie se mueve.
Nos separan escasos 10 metros de altura con ellos.
Vemos que siguen su vuelo.
Nos levantamos un poco arrastrándonos hasta el borde para ver si se quedaron en la zona.
Creemos que lo mejor es mantenernos aquí un poco hasta que no veamos más helicópteros de piratas, los que vuelan hasta con cero de techo y visibilidad casi nula.
Nos ponemos los 4 en forma de cruz, para vigilar cada uno un sector.
No podemos creer que sus helicópteros tengan una especie de supresor de sonido, ya que recién los escuchás cuando los tenés encima.
Vemos y escuchamos nuevamente otro Sea King y nuevamente todos adentro del arroyo y a camuflarse con los yuyos del mismo.
Una y otra vez vemos pasar los Sea King transportando tropas inglesas.
También se escuchan explosiones por el lado del Monte Agradable y helicópteros de combate por esa zona.
Logramos recibir en la frecuencia del día a los integrantes del P.O.A. MIKE 8 que le informan al CC.FF. de P.A. que los helicópteros están atacando la zona de su P.O.A. con reconocimientos ofensivos, saturando la zona y que comienzan un repliegue por la montaña hacia P.A.
Intentamos comunicarnos con ellos, pero es imposible.
Se nos corta la posibilidad de llegada a la montaña por la presencia de muchos helicópteros ingleses por allí y por este sector estamos en plena ruta de sus helicópteros grandes.
También escuchamos en un momento un Chinook y nos pusimos contentos, pero nos mantuvimos cautos escondidos, por si era inglés.
Pasa muy cerca y la alegría se viene al piso.
Efectivamente, era inglés.
Al menos podemos contabilizar cuántos vuelos están haciendo, la cantidad de helicópteros empleados en el transporte y qué están transportando.
No hemos visto el traslado de cañones ni otro tipo de vehículos.
Sea King y Chinook por este lado y por la costa y montaña, los Wessex, Scout y Linx.
Evidentemente, tienen 2 direcciones o fuerzas de avance por tierra:
1º) La primera por donde estamos nosotros, o sea, desde Darwin a Fitzroy.
2º) La segunda por la montaña y hasta tal vez por el faldeo norte de la montaña.
Dá la impresión de que van armando dos pinzas definidas con rumbo a Puerto Argentino (P.A.).
El día se nos hace muy duro, con frío, nieve y mojados hasta el cuello.
Seguimos la marcha y unos 4 km más, nos encontramos con el arroyo L´Antioja el cual es bastante ancho en ese sector pero buscamos la parte menos profunda.
Ya estamos nuevamente un poco más secos y no queremos mojarnos la ropa nuevamente, así que nos sacamos los borceguíes, las medias y el pantalón y cruzamos así el curso de agua de unos 60 a 80 metros de ancho y no más de 1 metro de profundidad, con algo de corriente.
La base es de piedras y duelen realmente los pies y las piernas de lo congelada que está el agua.
Al salir del otro lado, nos ponemos a cubierto, nos secamos bien, friccionamos los pies y piernas para darles calor y nos ponemos nuevamente las medias y el pantalón.
Ya nos sentimos mejor y en condiciones para seguir adelante con la marcha.
Continuamos a la vera derecha del camino de tierra unos 4 km más y vemos que sigue hacia la derecha y hay un desvío sobre la izquierda que lleva a una casa de madera (Monte Pleasant House), en la que no se observa movimiento alguno.
Ya comienza a oscurecer, lo que nos ayudará mucho en nuestro desplazamiento.
Unos 4 kilómetros más adelante el camino casi se junta con una laguna y pasamos por el medio.
Otro kilómetro y medio más y vemos que el camino se bifurca, uno hacia la derecha y otro hacia la izquierda.
Vemos que las huellas del vehículo continúan por el camino de la derecha.
Al tocarlas están blandas.
Con el Gringo pensamos que con un vehículo podríamos utilizar su batería para poder comunicarnos con P.A. y para avanzar más rápido al menos hasta la entrada de Fitzroy y de allí en adelante ver si se puede pasar por el puente o bien ir a campo traviesa lo más lejos y alto posible para seguir por la montaña.
Ya el cansancio y frío son demoledores y se avanza lento.
El encuentro con ingleses y/o kelpers ya es un hecho próximo y seguimos con cautela por el camino de la derecha, cubriendo todos los flancos.
A lo lejos vemos una casa de madera de dos plantas, con un pequeño galpón a la derecha.
Continuamos la marcha por fuera del camino, observando siempre alrededor con el visor de luz residual.
En la casa se ven luces, humo por la chimenea y se escuchan voces.
Dejamos a César y José cubriendo la casa desde 2 posiciones, mientras que con el Gringo vamos despacio al sector del pequeño galpón, donde encontramos 2 vehículos Land Rover.
Las huellas son las mismas y cuando tocamos el capot de ambos, uno está frío y el otro caliente.
Este es el que se ha desplazado por el camino de Darwin hasta aquí.
Pero resulta anormal que un kelper se desplace libremente en un vehículo en plena zona de conflicto, por lo que es casi seguro que ha sido conducido por tropas inglesas.
Les hacemos unas señas a César y a José para que avancen y se mantengan en cada punta de la casa, por afuera.
Cortamos un cable de teléfono que hay afuera para que no puedan comunicarse y no vimos antenas de radio.
Estamos con el F.A.L. cargado y en tiro ametrallador, con la pistola cargada y sabemos que es una zona caliente, con ingleses aquí y muchos más aún en las cercanías.
La primera línea o de avanzada inglesa debe estar muy cerca, acorde al tiempo tomado a los helicópteros Sea King entre el vuelo de ida y de vuelta a la posición que teníamos en esa quebrada con el arroyo al fondo.
Golpeamos la puerta, no tiene seguro o traba y entramos con las armas.
En el interior de la planta baja hay dos familias de kelpers que quedan en silencio al vernos, alrededor de una mesa.
Las mujeres se muestran algo nerviosas y agarran a los niños con sus brazos.
Comenzamos a hablarles en inglés y uno de ellos comienza a hablar en español.
Es un chileno.
Nos dice que no les hagamos nada.
Le contestamos que no les pasará nada si no hacen nada incorrecto.
Por dentro pienso que está colaborando con los ingleses toda vez que los kelpers se sienten ingleses, aunque los mismos ingleses los traten como ciudadanos de segunda en su aspecto político respecto a las colonias que aún tienen por el mundo.
En el techo de un pasillo hay una compuerta de unos 60 cm x 90 cm que debe comunicar con un altillo, al que se debe acceder con una escalera o accionando algo para que se abra y baje una escalera.
En el piso hay huellas de borceguíes pero los hombres están con botas de goma y las mujeres con otro tipo de calzado liviano.
Las botas de goma no dejan ese tipo de huellas.
Le hago señas al Gringo de esa compuerta o altillo en el techo, tocándome los ojos con los dedos índice y mayor y luego dirigiéndolos hacia la misma en señal de alerta, para no decirlo en voz alta.
Ninguno de los kelpers parece estar armado por la ropa que visten, pero aún así no les sacamos los ojos de encima a ninguno de ellos.
Estoy seguro que en el interior hay ingleses ocultos.
No vemos armas a mano ni intención de los isleños de intentar alguna locura con fusiles automáticos frente a ellos y con niños presentes.
Lo llamo a César.
Entra César y le digo que se mantenga con su F.A.L. apuntado disimuladamente hacia el techo que tiene la compuerta.
Desde afuera de la casa frente a la puerta de acceso donde estamos, José observa que nadie salga hacia afuera ni vaya para el galpón.
Nos hace falta algo de información y tranquilizar la situación para que haya un diálogo.
Pedimos algo para comer y una de las mujeres trae un bizcochuelo.
En inglés uno de los niños le pide un poco a su madre y ésta lo reta haciéndolo callar.
No sé si lo reta por miedo o porque le ha puesto algo al bizcochuelo.
Tomo una porción y se la doy al niño quien la agarra con la mano y se la lleva a la boca con una sonrisa y la madre no dice nada, lo que me deja tranquilo de que no le haya puesto nada.
Tomamos un par de pedazos y se lo damos a César y el otro se los damos a José.
Comemos un par de pedazos nosotros.
Le decimos al chileno que tomaremos su Land Rover y que nos lo llevaremos a él con nosotros para que nos indique el camino.
El se lo repite a su mujer en inglés la que le dice que está recién operado y que no puede moverse.
Ella le abre la camisa y nos muestra una cicatriz de una reciente operación.
El chileno nos dice que no está aún bien de salud y que lo han operado.
Cada paso que estamos dando y cada decisión, debe ser teniendo en cuenta los otros huéspedes ingleses que están adentro o por aquí afuera.
Entonces le digo:
SOMOS LA AVANZADA DE UNA GRAN COMPAÑÍA DEL EJERCITO ARGENTINO EQUIPADA CON MORTEROS PESADOS Y CAÑONES, SI NOS LLEGA A PASAR ALGO DESDE AQUÍ HASTA FITZROY, LE AVISAREMOS POR RADIO A NUESTRAS TROPAS, QUIENES ABRIRÁN FUEGO SOBRE ESTE LUGAR Y NO DEJARÁN NADA EN PIÉ. ARRASARAN CON TODO ESTE LUGAR. ¿ENTENDIDO? Le digo al chileno.
El me contesta ENTENDIDO.
Aún así, se lo repito en inglés nuevamente al resto de los habitantes de la casa y le digo a la mujer que se quede tranquila que no llevaremos con nosotros a su marido.
También tiene como finalidad que si hay un inglés allí, escuche lo que estamos diciendo, ya que seguramente tendrán un equipo de radio.
El entiende bien lo que le decimos y nos dá las gracias.
Es una maniobra de engaño lo que hemos hecho por los siguientes motivos:
1º) Necesitamos la batería del auto para comunicarnos con P.A. y hablar fuera de este lugar, buscando rápidamente la mayor distancia posible de esta estancia Kelper llamada Island Harbour House, por los ingleses que están aquí, para pasar toda la información a P.A. sobre los movimientos ingleses en esta zona y cómo están haciendo su avance hacia P.A.
2º) Asegurarnos el avance rumbo a Puerto Argentino sin que nos disparen, ya que si creen que somos una avanzada de una gran compañía, esperarán a que venga el grueso de la tropa para abrir fuego contra la misma.
3º) No sabemos cuántos ingleses hay adentro y menos aún afuera o en las inmediaciones. Sólo tenemos un visor de luz residual, mientras que ellos tienen cada uno el suyo y miras infrarrojas seguramente.
4º) Tratar de avanzar rápido de noche, para ganar la diferencia de avance inglés durante el día.
Le decimos que le cuidaremos su auto, aunque ello es una utopía.
César y José se quedan en la puerta de la casa cubriéndonos y con el Gringo vamos al galpón a buscar el Land Rover.
Las llaves están puestas, anulamos las luces traseras para que el stop no funciones al apretar el freno, encendemos el auto y cotejamos que tiene combustible.
No encendemos las luces y antes de salir, le anulamos los neumáticos al otro Land Rover que había y le sacamos las llaves por las dudas.
Salimos andando hasta el frente de la casa y hacemos que suban César y José.
Este ha sido el relato de estos 2 días, hasta las 12 PM del día 3-Jun-82.
Un abrazo a todos.
QUEKA