Como defendemos la soberanía en el Canal de Beagle?
Una de las cosas a tener en cuenta siempre son las vías de comunicación, y un cruce bioceánico de carácter estratégico cae de manual en este concepto.
El Canal de Beagle no sólo es una conexión bioceánica entre el Pacífico y Atlàntico (el único cruce apto para super buques y que, además, no se obstruye en ningún momento del año por glaciares ni depende de construcciones humanas como el Canal de Panamá), sino que también es el punto de conexión biocontinental más próximo entre América y Antártida.
Podríamos sumar que allí también se encuentra el único puerto de aguas profundas naturales de Argentina y recordar que el centro geográfico del país se desplazó a este mismo lugar.
Si agregamos la tercera dimensión e incorporamos a la isla de Tierra del Fuego, también aquí tenemos un punto de conexión por vía aérea de todo el Hemisferio Sur del planeta, lo que abarca el 20% de la población mundial (en Alaska tienes la conexión del Hemisferio Norte con el 80% de la población mundial, y en Panamá tienes la conexión del 100% del Hemisferio Occidental, un lindo triunvirato de aeropuertos se podría hacer desarrollando Tierra del Fuego).
Dada su inevitable importancia global, abarcando incluso las propias comunicaciones nacionales, parece obvio que para Argentina es una vía de comunicación geoestratégica que requiere la máxima atención.
Para los países ribereños a esta vía (como Argentina y Chile), las responsabilidades de seguridad son evidentes.
¿Y cómo se entienden "responsabilidades de seguridad"? pues, dependiendo de las circunstancias, pueden ir desde OPVs realizando misiones de búsqueda y rescate, hasta minado y desminado de estas vías de comunicación, pasando por hacer exactamente lo mismo que hacen los Hutíes en Yemen y su bloqueo del Mar Rojo.
Porque una responsabilidad de seguridad de un país ribereño no sólo tiene que ver con garantizar que esa vía de comunicación se mantenga abierta para sí mismos y todos los demás países del mundo que necesitan cruzarla, sino también tener la capacidad potencial de bloquear dicha vía de comunicación para terceros países si los intereses nacionales están siendo afectados.
Generalmente, van de la mano el desarrollo de capacidades militares, tanto para garantizar la apertura de la vía de comunicación en cuestión, como su cierre. Las mismas armas tienen doble filo, depende cómo las quiere usar el dueño.