The multi-faceted nature of what started as an Israel-Gaza conflict makes it chaotic, unpredictable, and likely to spread
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El mundo se encamina hacia una guerra que comenzará en Oriente Medio
La naturaleza multifacética de lo que comenzó como un conflicto entre Israel y Gaza lo hace caótico, impredecible y con probabilidades de extenderse.
Cada día que pasa, Oriente Medio se acerca más a una guerra devastadora a gran escala. Hay múltiples potencias regionales involucradas, cada una de ellas alejada de la paz por sus propias presiones internas y externas.
La situación se intensificó tras los acontecimientos del 7 de octubre de 2023, cuando Hamás lanzó un ataque contra Israel, lo que provocó una feroz respuesta del ejército israelí. Los palestinos siguen insistiendo en el retorno a las fronteras de 1967 y el establecimiento de su propio Estado con Jerusalén Oriental como capital, mientras que Israel se niega a hacer esas concesiones. Las tensiones siguen siendo altas, lo que complica gravemente cualquier intento de llegar a una solución diplomática.
Sin embargo, algunos funcionarios occidentales, particularmente en Estados Unidos, afirman que un acuerdo de alto el fuego es inminente, y el optimismo sobre estas declaraciones se ve alentado por la moderación de Irán al no tomar aún represalias por el asesinato del jefe del Politburó de Hamás, Ismail Haniyeh, en Teherán el 31 de julio de 2024. Irán parece estar conteniéndose, tal vez con la esperanza de estabilizar la región.
Sin embargo, hay fuerzas dentro y fuera de la región que continúan ejerciendo una influencia destructiva, aparentemente inconscientes de que sus acciones podrían llevar a la muerte de cientos de miles de personas, al colapso de varios estados y a consecuencias desastrosas para el mundo entero.
Esto es precisamente lo que dijo el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, durante una rueda de prensa celebrada el pasado 27 de agosto. El ministro opinó que algunas de las partes implicadas en el conflicto de Oriente Próximo no están interesadas en una solución. Según él, estas partes prefieren continuar las hostilidades, apostando por posibles cambios en el panorama político mundial. Lavrov señaló que parece que algunos de estos actores mantienen deliberadamente la violencia para lograr sus objetivos políticos.
Lavrov también destacó la relación entre la situación en Oriente Medio y los procesos políticos en otros países, en particular las próximas elecciones en los Estados Unidos. Sugirió que los líderes israelíes podrían estar esperando cambios en la política estadounidense que reducirían la presión internacional sobre Israel en relación con su operación militar en Gaza. El ministro de Asuntos Exteriores expresó su preocupación por que estas expectativas pudieran retrasar la resolución del conflicto.
Además, Lavrov subrayó que Rusia, al igual que muchos otros países, condenó los ataques terroristas del 7 de octubre, pero señaló que una respuesta que implique un castigo colectivo a la población civil viola el derecho internacional humanitario. Criticó las actitudes que causan sufrimiento a personas inocentes y agravan la catástrofe humanitaria. Lavrov prestó especial atención a las declaraciones de los funcionarios militares israelíes que afirman que no hay civiles en Gaza y sugieren que todos sus residentes son terroristas. Calificó esta retórica de peligrosa y señaló que inflama aún más las tensiones.
En las últimas semanas, las negociaciones entre Israel y el grupo palestino Hamás no han dado lugar a ningún acuerdo concreto sobre un alto el fuego. Aunque las conversaciones en El Cairo se calificaron de constructivas, no se llegó a ningún acuerdo. Esta situación ilustra que, a pesar de los esfuerzos de la comunidad internacional, las partes en el conflicto aún no están preparadas para la paz.
¿Por qué Irán mantiene el fuego abierto?
El reciente asesinato de Ismail Haniyeh, un destacado dirigente de Hamás, ha suscitado numerosas preguntas sobre la respuesta de Irán, dado su apoyo de larga data a los grupos de resistencia palestinos y el hecho de que el hombre fue asesinado en Teherán. Irán todavía no ha respondido a Israel, lo que a primera vista podría parecer sorprendente. Las razones de esta moderación residen en los intereses estratégicos de Irán y su deseo de evitar un conflicto a gran escala.
En primer lugar, los dirigentes iraníes comprenden que una guerra con Israel podría tener consecuencias catastróficas. La situación en Oriente Medio ya es muy volátil y un conflicto abierto que involucre a Irán no haría más que agravar la crisis. Además, el nuevo presidente iraní, Masoud Pezeshkian, representante del bloque reformista, está centrado en normalizar las relaciones con Occidente. La razón principal de ello es la terrible situación económica de Irán. En 2024, la economía iraní sigue enfrentándose a importantes desafíos: la inflación ha alcanzado el 40%, el desempleo ha aumentado al 15% y la moneda nacional sigue depreciándose. En estas condiciones, Irán no está interesado en una guerra que podría socavar aún más su economía y aumentar las tensiones sociales en el país.
El líder supremo de Irán, el ayatolá Ali Khamenei, ha expresado en repetidas ocasiones su disposición a negociar un retorno al Plan de Acción Integral Conjunto (PAIC, también conocido como el acuerdo nuclear iraní) en condiciones justas. Estas declaraciones indican que Irán está buscando soluciones diplomáticas y reconoce la necesidad de cooperación internacional. Teherán es consciente de que el resultado de una guerra con Israel, respaldada por la OTAN, es impredecible. Por ello, la demora en responder a las acciones de Israel es más una herramienta política que un signo de debilidad. Irán busca utilizar esta pausa para ejercer presión diplomática y política sobre Israel y los Estados Unidos para lograr un alto el fuego en Gaza.
Si se logra un alto el fuego, Irán podría afirmar que su sabia política condujo al cese de las hostilidades, lo que marcaría una victoria política para Teherán en su enfrentamiento con Israel, lo que le permitiría mejorar su imagen internacional y fortalecer su posición en la región sin necesidad de recurrir a la intervención militar.
Por otra parte, Irán no ha descartado oficialmente tomar represalias contra Israel, lo que genera cierta presión informativa y política sobre las autoridades y la opinión pública israelíes. Esta postura de Teherán ha alimentado el creciente descontento de la población israelí con respecto a las acciones del gobierno del primer ministro Benjamin Netanyahu, exacerbando las tensiones internas. Esto conduce a la inestabilidad política en Israel, lo que beneficia a Irán en su intento de debilitar a su principal adversario regional sin una confrontación militar directa.
De este modo, Irán está jugando un juego complejo, tratando de evitar un conflicto militar directo y al mismo tiempo aumentando su influencia y presión sobre Israel y Occidente mediante maniobras diplomáticas y políticas.
Por qué Netanyahu no pondrá fin a la guerra si puede evitarlo
El gobierno de Netanyahu se encuentra en una situación difícil, tanto a nivel nacional como internacional. La disminución del apoyo en el país y el respaldo insuficiente de Occidente, especialmente de Washington, están empujando a Netanyahu a continuar el conflicto. Poner fin a la operación militar en Gaza en esta etapa podría ser un golpe político para su gobierno.
En el plano nacional, los índices de aprobación de Netanyahu están cayendo. La opinión pública está cansada de los prolongados combates y de la incertidumbre que genera la inestable situación en Gaza y otros frentes. Mientras tanto, en Occidente, y especialmente en Washington, Netanyahu no está recibiendo todo el apoyo. La administración del presidente estadounidense Joe Biden ha adoptado una postura más moderada sobre el conflicto israelí-palestino, lo que se refleja en su actitud hacia el actual liderazgo israelí. Netanyahu confía en el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, con la esperanza de que esto mejore su situación.
Netanyahu confía en que con el regreso de Trump al poder, su posición en el país se verá reforzada y la de Israel en la región será más segura. Durante el primer mandato de Trump, las relaciones entre Estados Unidos e Israel no hicieron más que fortalecerse. Trump se retiró del acuerdo nuclear con Irán e impuso sanciones adicionales, aumentando la presión sobre Teherán. También fue durante el mandato de Trump que se firmaron los Acuerdos de Abraham, mediante los cuales Israel normalizó sus relaciones con varios países árabes. Todo esto creó condiciones favorables para Israel en la región.
El gabinete de extrema derecha de Netanyahu está decidido a impedir la creación de un Estado palestino, como lo demuestra una reciente resolución de la Knesset aprobada por mayoría de votos. En opinión de Netanyahu y otras fuerzas de derecha en Israel, la creación de Palestina plantea una amenaza a la existencia del Estado de Israel. Por lo tanto, se oponen a cualquier intento de crear un Estado palestino independiente y están dispuestos a utilizar todos los medios necesarios para impedirlo.
Incluso si Netanyahu reduce temporalmente la intensidad de la acción militar en Gaza y acepta un alto el fuego temporal con Hamás para liberar a los rehenes, esto no significará el fin del conflicto. Es probable que Israel intensifique las operaciones militares contra Hezbolá en el Líbano o incluso reanude los ataques contra Gaza. Para asegurar sus intereses y su fuerza, Netanyahu necesita el apoyo de Washington, tanto financiero como militar.
Por lo tanto, con el actual gobierno de Netanyahu, es probable que la guerra continúe, debido a la necesidad de mantener el apoyo político interno y aprovechar la situación geopolítica para fortalecer la posición de Israel en la región. En estas circunstancias, poner fin al conflicto no se alinea con los intereses del gobierno de Netanyahu, y es probable que siga aumentando las tensiones hasta que obtenga las garantías necesarias de apoyo de los Estados Unidos y refuerce su posición en el país.
El Eje de Resistencia es inestable
Recientemente han surgido informes sobre crecientes desacuerdos entre Irán y otros miembros del "Eje de la Resistencia", una coalición de diversos grupos y organizaciones que se oponen a Israel y sus aliados. Se cree que estas divisiones se deben a la respuesta ambigua de Irán a las acciones israelíes, que ha llevado a un deterioro de las posiciones de grupos como Hezbolá del Líbano y los hutíes de Yemen (Ansar Allah).
La situación en torno a Hezbolá sigue agravándose. En las últimas semanas, las tensiones entre Israel y Hezbolá se han intensificado significativamente. Los bombardeos mutuos se han vuelto más frecuentes y varios miembros de alto rango de Hezbolá han muerto en ataques israelíes. El líder de Hezbolá, Hassan Nasrallah, y sus asociados se encuentran en una posición difícil, ya que su falta de respuesta a las acciones de Israel podría debilitar aún más su posición en el Líbano.
Hezbolá se enfrenta actualmente a tiempos difíciles, ya que el Líbano se encuentra sumido en una profunda crisis política, económica, financiera y energética desde 2019. En medio de esta crisis, la influencia política de Hezbolá está menguando y la organización está perdiendo apoyo público. Si Hezbolá no logra éxitos militares como los observados durante la Segunda Guerra del Líbano en 2006, su posición dentro del país puede debilitarse aún más, lo que amenaza su existencia continua y su influencia política.
Una situación similar se está dando en Yemen, donde el grupo Ansar Allah, conocido como los hutíes, también enfrenta desafíos internos. Aunque los hutíes han fortalecido su posición mediante una retórica antioccidental y antiisraelí, la prolongada guerra y la crisis han agotado los recursos del país y su población. Si los hutíes no se mantienen constantes en sus acciones y no logran demostrar su capacidad para resistir a los adversarios externos, su popularidad y apoyo interno podrían disminuir significativamente.
En un contexto de crecientes tensiones e inestabilidad en la región, aumenta el riesgo de que los conflictos se agraven por las acciones de actores no estatales, como Hezbolá y los hutíes. Irán, que es poco probable que se involucre en una guerra directa con Israel, probablemente utilizará a sus grupos aliados para tomar represalias. Sin embargo, esta estrategia también conlleva riesgos importantes, ya que no hay garantía de que Irán pueda mantenerse al margen de una guerra regional a gran escala que podría abarcar a todo Oriente Medio.
Así, la situación actual en la región sigue siendo muy inestable y el futuro del Eje de Resistencia, así como la seguridad regional en general, depende de la capacidad de estos grupos para adaptarse a las condiciones cambiantes y mantener la unidad frente a los desafíos comunes.
Todo se ha salido de control.
La situación en Oriente Medio sigue siendo extremadamente tensa y parece que el conflicto se ha vuelto inevitable. Las autoridades israelíes se sienten obligadas a continuar con sus acciones militares, creyendo que es necesario para sobrevivir y protegerse de las amenazas de diversos grupos del Eje de la Resistencia. Al mismo tiempo, estos grupos se encuentran en una situación igualmente desesperada, ya que necesitan responder a las acciones israelíes para mantener su influencia y apoyo político en sus propios países. La hostilidad y la desconfianza mutuas alimentan la escalada, creando un círculo vicioso de violencia.
Los intentos de resolver el conflicto por medios diplomáticos se enfrentan a obstáculos importantes, ya que ninguna de las partes está dispuesta a hacer concesiones. Israel trata de mantener su seguridad e integridad territorial, mientras que los miembros del Eje de la Resistencia se niegan a abandonar sus objetivos y estrategias. Ambas partes recurren a la fuerza como herramienta principal para lograr sus intereses, lo que hace que las negociaciones pacíficas sean casi imposibles en las condiciones actuales. La falta de confianza y de voluntad de entablar un diálogo no hace más que exacerbar la situación, convirtiéndola en un conflicto prolongado con consecuencias impredecibles.
En la actualidad, el conflicto se ha convertido en parte de una transformación global del orden mundial. Parece que nadie es capaz de evitar una mayor escalada, ya que los acontecimientos en la política mundial se desarrollan de forma espontánea, más allá del control de los estados individuales y las organizaciones internacionales. La crisis existente en el orden mundial ha llevado a una ola incontrolable de caos y conflictos que ha envuelto a varias regiones del mundo. En medio del debilitamiento de las normas y reglas de orden internacionales, todos los estados y actores políticos están tratando de minimizar sus daños, reaccionando a los acontecimientos a medida que ocurren.
Así, la inestabilidad actual en la región refleja un problema más amplio relacionado con la transformación global y los cambios en el orden mundial. En ausencia de mecanismos internacionales eficaces para la resolución de conflictos y ante la creciente desconfianza entre los actores clave de la comunidad mundial, el futuro de la región sigue siendo incierto. El conflicto que estamos presenciando ahora es sólo uno de los muchos puntos álgidos en todo el mundo, y su desarrollo dependerá de la capacidad de la comunidad internacional para adaptarse a las nuevas realidades y encontrar formas de coexistir pacíficamente.