GABINOSUAREZ
Veterano Guerra de Malvinas
No pasa por la edad; pasa por la capacitación.
Cada vez que las noticias o comentarios sobre la Guerra de Malvinas surgen, vaya a saber por que motivo, parece existir en nuestra sociedad la negación total de los valores y los principios.
Sepan Ustedes que no es fácil enfrentar la muerte, por lo cual es relativamente sencillo entender y comprender un hecho mal llamado cobardía. Nuestra naturaleza rechaza la muerte, en realidad rechaza todo aquello que nos puede lastimar. Un simple reflejo de nuestro sistema nervioso que nos hace retirar la mano del fuego cuando éste nos quema o cuando subimos las manos para cubrirnos ante un objeto que se nos aproxima, creo, son elocuentes como ejemplo. Entonces podría entender que alguien escape del peligro por simple y natural constitución humana.
Cuántos hechos del presente, en la vida cotidiana, nos muestran personajes que no han escapado del peligro. Hoy por hoy son varios. El padre que protegió a su hijo, el esposo que protegió a su esposa y quizás recibió un disparo que le robó la vida. Yo me pregunto, ¿Qué los impulsó a ese sacrificio que va en contra del mismísimo instinto de supervivencia?. Será que valoró más la vida del ser querido y ofreció la de él a cambio o fue simplemente un “no se porque”.
Los dos casos son admisibles, el primero es valentía y el segundo es coraje. La diferencia radica en la conciencia. La valentía es un hecho conciente y el coraje es simplemente un impulso, es obrar con el corazón, no es consecuencia de la razón, como elaboración inteligente.
Quien podría notar la diferencia?.
Solía decir que la carrera Militar tiene algo de antinatural y ese algo es la muerte. Mientras los estudiantes de medicina se preparan para salvar vidas, nosotros nos preparamos para quitarla y perderla y lo que es más difícil, saber que por nuestra orden alguno de los nuestros le tocará morir. Que fácil resulta escribirlo, quisiera que estén dentro de mí para puedan sentir lo que siento en este instante.
He visto camaradas frente a frente con la muerte, algunos como si no existiera; en otros como si allí estuviera, parada justo frente a ellos. He visto a aquellos que no pudieron ni siquiera enfrentarla y a otros, muchos más rápidos y sagaces, esquivar la situación. Pero lo más grande que vi fue a los valientes, eso si da gusto y me gustaría que los vieran pues es una raza en extinción. Los valientes contagian su valor. Se ponen frente a frente con la muerte y la desafían y de vez en cuando, también se burlan de ella. Ella existe esta allí, está ahora, estuvo y estará después, al igual que ellos. Que bravos, que espíritu tienen. Pero como lo logran?
Cuando uno está convencido de que no vale más que la Nación misma, da la vida por la Nación. Cuando uno esta convencido que no vale más que sus hijos, da la vida por sus hijos, cuando uno esta convencido que no vale más que su esposa, da la vida por su esposa. Y ese convencimiento debe ser previo, requiere una preparación, una meditación un razonamiento, requiere de la conciencia.
Quizás para muchos de éste pueblo aún no sea entendible, pero existen otros que poseen distinta idiosincrasia y para quienes es sencillo entender de que se trata.
Basados en principios equivocados jamás entenderemos de qué se trata. Nuestro país está patas hacia arriba en cuanto a los principios y los valores. Por eso no me extraña que no se distinga lo principal de lo secundario. Lo principal puede ser buscar al responsable de mi fracaso en vez de buscar, simplemente, por que fracasé. Nosotros los argentinos nos caracterizamos por NO SER los responsables de.... Somos perfectos. Ahora bien, como perfectos que somos, nos va perfecto. Pero nos quejamos a cada minuto de nuestra propia perfección.
Con nuestros perfectos valores, podemos entender de lo imperfecto de la Valentía, de la Abnegación, de la Voluntad, El espíritu de sacrificio, etc.
Cuando la sociedad nos entregó a sus hijos, por el imperio de la ley, para que sean instruidos en la defensa de los más altos intereses de la Nación, todos nos hemos sentido orgullosos.
Comenzamos con la preparación de los jóvenes que provenían de distintos puntos del país, con distintas costumbres, distintos estudios, profesiones, trabajos y culturas. Todo era distinto entre ellos. Había quienes sabían leer y escribir y quienes no. Incluso había quienes no conocían el teléfono ni el papel higiénico y hubo que enseñarles a limpiarse a leer y a escribir. Había estudiosos que no podían distinguir entre lo ético y lo no ético y había analfabetos que los distinguían muy bien pero además optaban por una conducta honrosa.
Hubo que nivelar, instruir y educar. Y ellos aprendieron, pero además adquirieron valores y reconocieron principios a tal punto que la muestra es clara.
Todos y cada uno de los oficiales de nuestra Unidad está orgulloso de los soldados que tuvimos para luchar. Claro está que no es el 100%, como en todo existen sus excepciones como son los soldados Edgardo Esteban y Pablo Macharovski. Y los pongo de ejemplo con nombres a apellidos porque representan a aquellos, propios de esta sociedad, que no buscan la causa del propio fracaso sino al responsable.
Ellos no pudieron hacer su propia guerra contra el enemigo de la Nación como tantos otros que ofrendaron sus vidas. Ellos no pudieron ganarle a los Ingleses, porque estaban ocupados con menesteres más importantes que defender nuestro territorio o representar al pueblo Argentino en la lucha de lo que creemos justo. Ellos se ocupaban del frío y del hambre o si tenían que hacer las cosas dos o tres veces, ellos debían ocuparse de ver si el cocinero recibía favores personales a cambio de comida y a eso se limitó su accionar en la guerra. Perdón no lo digo yo, lo dicen ellos mismos, yo tan solo lo interpreto y lo resumo.
Mientras Pizarro, Vallejos y Romero morían, ellos hacían inteligencia sobre el desvío del plato de comida y su precio en el mercado negro. Gracias Esteban y Gracias Macharovski por evitar con su accionar la muerte de sus compañeros. Vaya a ustedes mi reconocimiento.
En estos dos casos puntuales, ellos gozan de la fama mientras que Vallejos, Pizarro y Romero gozan del anonimato y el descanso eterno. Me encanta esta justicia. Me encanta como la Nación busca afanosamente y apoya hechos de esta naturaleza.
Reviviendo el pasado e inevitablemente viviendo el presente, muchas veces me quiebro y por unos instantes mi escala de valores cambia y poniéndome en el lugar de aquellos que lo dieron todo, me pregunto si volvería ha luchar y morir por esta sociedad? Y mi respuesta es clara como el agua, este pueblo no merece ni una gota de sangre.
Que hacemos los argentinos cuando de pronto aparecen personas con verdaderos valores, que bien podrían ser ejemplos a seguir e imitar?. Los ocultamos, los escondemos, los negamos, para no perder nuestro propio brillo.
Estoy reclamando volver a los valores para que de una vez por todas nuestro país pueda surgir y dejar de ser el valle de los lamentos.
Todo lo que vivieron mis hombres, mis soldados hombres, no es un hecho de merecido reconocimiento.
A los soldados les han otorgados pensiones de guerra, como se acostumbra en otros países, el Congreso les dio una medalla por haber participado. Pero en verdad, lo que ellos querían no se los ha dado nadie. Para todo el país ellos siguen siendo los pobrecitos chicos de la guerra y que es justamente lo que no quieren ser. Fueron hombres con mayúsculas que demostraron su valor, su espíritu de sacrificio, su abnegación, su arrojo, su amor por la Patria. Fueron aguerridos y lo que hicieron lo hicieron muy bien. Han superado todas las expectativas y se convirtieron en seres humanos especiales dotados de un espíritu inquebrantable hasta antes de volver al continente.
El exitismo de los argentinos no pudo reconocerlos como propios y los segregó. Sólo les queda el recuerdo del pequeño Gran pueblo de Puerto Madryn, que los cobijó con banderas argentinas, que los abrazó y besó y les dio las gracias por ese sacrificio que fue la guerra.
El pueblo de Buenos Aires, estuvo ausente y lo seguirá estando, y a pesar de las excusas que dieron de no saber nada de su llegada, bien sabemos que es mentira porque ejemplos sobran.
Esa falta de reconocimiento, pendiente aún, ha generado más muertes que los ingleses. Podríamos decir que la ingratitud de nuestro propio pueblo nos mató a los camaradas que tanto queremos y extrañamos.
Nuestro pueblo es muy particular, obviamente no todos aceptarán lo que escribo y están en todo su derecho, pero aunque no guste, permítanme el derecho de poder decirlo.
También es importante que nuestro pueblo sepa que no estamos enojados con el, porque lo que hicimos lo demuestra, nadie va a jugar a la guerra donde se apuesta la vida, por el solo hecho de intentar ganar lo que uno ya tiene (la vida misma). A la guerra se fue a defender lo que es de cada uno de ustedes, se fue en representación de cada uno de ustedes y como contrapartida de ello, todos deberíamos haber muerto un poco con cada soldado que dejo la vida en esa representación.
Aquí no cuenta, como pueden ver, quien decidió la guerra ni quien la dirigió. Tampoco cuentan el frío, el hambre ni las diferencias técnica y profesional. Aquí lo único que cuenta, a mi entender, es lo que cada soldado puso de sí en este conflicto en representación de cada uno de los argentinos. Los tiempos y las oportunidades tampoco cuentan, porque los tiempos pudieron haber sido erróneos y las oportunidades las menos ventajosas, lo que no puede dejar de ser bueno es nuestra integridad territorial, nuestra independencia, nuestra libertad. Porque el día que perdamos nuestros ideales de nación, podemos ser cualquier cosa o simplemente argentinos y ser exactamente lo mismo. Es más, creo que a ello estamos llegando.
Que es el reconocimiento?. Es lo que hago para sentirme bien ante aquel al que le debo gratitud, o es aquello que hago para que aquel a quien le debo gratitud se sienta reconocido?.
Lo que ha sucedido aquí, creo, es que les dieron un reconocimiento, ahora si ellos no se sienten reconocidos es un problema de ellos. Yo cumplí, el resto no me importa, es más no es mi problema.
Otra cosa que ha sucedido aquí es que se aprovechó el momento para realizar los cambios políticos necesarios y todo elemento, persona, hecho, etc que sirviera a la cusa es bueno, entre ellos los Veteranos de Guerra. Que terminan pagando las consecuencias de una lucha política en la que no tienen intención de participar. Si los chicos de la guerra no hubiesen sido Los Chicos de la Guerra, no se hubiese podido usar la frase “Pobres chicos” “estaban indefensos” y eso utilizarlo con fines políticos. Pues bien, pregúntenle a los ingleses sobre los bebes de pecho que encontraron en Malvinas. Nunca en la historia Británica les costó tanto. En solo 45 días tuvieron las pérdidas más grandes de su historia. Todo ello provocado con las armas de juguete que diestramente empuñaban nuestros bebes.
Tanto les cuesta a los argentinos analizar 4 o 5 hechos puntuales para reconocer que la juventud de la clase 62 y 63 no eran ni pobrecitos, ni chicos; sino que fueron hombres con todos sus atributos bien puestos. O resulta más sencillo tomar las palabras tendenciosas de los otros que persiguen fines políticos, afanados en otra guerra que parece no tener fin y cuyos resultados estamos sufriendo día a día.
Tienen idea los argentinos que sucede hoy con los veteranos de guerra que aún sufren la ingratitud de su propio pueblo y que tiene que soportar que los llamen LOS CHICOS DE LA GUERRA?
Cada vez que un VG entiende que su sacrificio fue en vano se elimina!!! y como parece que la cifra es escasa, sigan así. Yo no quiero que me quiten más VVGG.
A diferencia de muchos, éstos soldados, ya no tan jovenes, volverían con hondas, piedras y palos porque ellos no necesitan volver por venganza, SIMPLEMENTE VOLVERIAN A DEFENDER LO QUE MUCHOS NO SE ANIMAN.
Las cosas las hacen los HOMBRES. Hablar cualquiera puede.
Disculpas Argos por no hacer caso a la recomendación, éste es mi último post sobre el tema.