"Gloria Eterna"
En el mes de Julio de 1941, se produjeron lamentables impases limítrofes entre las guarniciones peruanas y ecuatorianas. Ante esta crisis fronteriza, el gobierno de turno ocupado por Don Manuel Prado Ugarteche dispuso el despliegue de las aeronaves de combate ubicadas en el norte del país estableciendo el Agrupamiento del Norte, el cual estaría al mando del General de Brigada Eloy G. Ureta.
En aquellos días, el Alto Mando dispone que entren en combate las aeronaves Caproni Ca-111 y Fairey Fox en misiones de bombardeo. Es ahí cuando el valiente Teniente CAP José Abelardo Quiñónes Gonzáles nos muestra una vez más su ardiente vocación de servicio y su espíritu indomable de guerrero del aire, al escribir una carta al Teniente Coronel Manuel Odría, Jefe del Estado Mayor del Teatro de Operaciones del Norte, solicitando le haga entrar en combate haciéndole notar con especificaciones técnicas, el porqué el avión que él piloteaba (North American NA-50) era el más idóneo para realizar las misiones de ataque en el Teatro de Operaciones y no los antes mencionados.
La solicitud fue tomada en cuenta con opinión favorable y los North American NA-50 fueron incluidos para la Orden de Operaciones Nº 1, elaborada el 21 de Julio por el Comandante del Grupo Aéreo Nº1.
La Orden de Operaciones Nº1 disponía que la 12 Escuadrilla del XI Escuadrón de Bombardeo con las aeronaves Caproni Ca 310 ejecute un bombardeo teniendo como objetivo prioritario el puesto de Chacras, y que la 41 Escuadrilla del XXI Escuadrón de Caza con los aviones North American NA-50 ejecute un ataque aéreo teniendo como principal objetivo el importante puesto de Quebrada Seca que hacia imposible el avance de las tropas terrestres, teniendo siempre a la 42 Escuadrilla con los aviones Caproni Ca 114 esperando en alerta cerca del combate y a la 72 Escuadrilla de Observación Terrestre con aviones Fairey Fox, que previamente haría un reconocimiento aéreo un día antes de ejecutar el ataque.
No bien iniciado el despegue y teniendo condiciones meteorológicas favorables, la escuadrilla se formó en dos patrullas las cuales sobrevolaron Zarumilla, Pocitos, El Porvenir y Lechugal en camino a su objetivo Quebrada Seca. Una vez sobre el punto, el guía de la formación mando rotura por izquierda con viraje descendente para iniciar el primer ataque uno por uno seguido de él. El Teniente Comandante CAP Antonio Alberti inició el ataque de la primera patrulla lanzando sus bombas descendiendo hasta 800 metros de altura seguido del Teniente Paraud, quien una vez terminada su corrida efectuó la reestablecida para iniciar un viraje ascendente y tomar nuevamente la altura requerida para un segundo ataque, mientras maniobraba para evitar que su avión sufriera los impactos de la ametralladora contraria.
Era el turno entonces de la segunda patrulla, la cual inició el Teniente CAP José Quiñónes. Al dirigirse al objetivo el Teniente Quiñónes y su alero el Alférez Rivera pusieron su mirada fija en el objetivo a la vez que hacían un viraje descendente coordinado y preparaban su sistema de armamento. El fuego antiaéreo se hizo esta vez aún más intenso y agresivo que el anterior, ambos aviones descendían rápidamente para batirse a la vez que realizaban maniobras evasivas de defensa con precisión y certeza. Aun así, el avión del Teniente Quiñónes es alcanzado durante el ataque por los proyectiles antiaéreos, los cuales hicieron brotar abundante fuego y humo del aparato.
Al divisar que la aeronave de su compañero se incendiaba, sus compañeros de escuadrilla esperaban que haga uso del paracaídas en el cual tenía amplia experiencia, sin embargo el Teniente José Quiñónes lejos de usarlo y en un acto de sublime desprendimiento, valor y coraje, recupera el control de la aeronave y realiza un viraje de regreso dirigiendo su aeronave deliberadamente al lugar donde se centraba el nido de ametralladoras contrarias, estrellándose contra ellas y destruyéndolas por completo.
Es así, como convertido junto a su máquina en un proyectil humano vuela a la inmortalidad, consolidando así la victoria, y dejándonos escritas con letras de fuego, una de las más hermosas páginas en la historia de entrega, heroísmo y valor.
En mérito a su heroica acción de armas, mediante Decreto Supremo suscrito por el Presidente de la República, el Teniente CAP José Abelardo Quiñones Gonzáles fue ascendido póstumamente al grado de Capitán de Aeronáutica y años después, declarado Héroe Nacional y patrono de la Fuerza Aérea del Perú con el grado honorífico de Gran General del Aire del Perú.
Así es como cuento la historia del hombre que entregó su vida al servicio de su país y que legó a su fuerza aérea la más grande estela de ejemplo a seguir en las generaciones venideras, quienes nos autodenominamos como: “Los Herederos de Quiñónes”.
el texto fue escrito por El Alférez FAP Giancarlo Sáez Mendoza, es un oficial de la Fuerza Aérea del Perú de la especialidad de Piloto de Helicóptero. Licenciado en Administración de Empresas de la Universidad Nacional San Agustín de Arequipa y Diplomado en Protocolo de la Academia Diplomática del Perú. actulmente piloto artillero de Mil MI 35.
nota del autor: Conmovido por el recivimiento dado a mis cuadros anteriores y considerando el que fueran a la sala quiñones, gran honor si los hay, dedique mi tiempo e inspiracció a pintar un cuadro digno de esa sala, pude hacerlo gracias a la colaboración de mi amigo ilustrador de aviación Ricardo Iraola Villa quien entre otras cosas es el responsable del nuevo esquema de camo e insignias de los MIG 29 SMP de la Fuerza Aérea Peruana quien proporcionó las fotos inédita y hasta los más mínimos detalles para hacer éste cuadro.
Parece ser que el tirarle con su propio avión y vida al contrario por la Patria es una demostración de coraje sin igual que debia ser recordada asi, Hay varios ejemplos como éste en nuestro conflicto del Atlantico sur, misiones casi suicidas sin retorno, muchas de ellas efectuadas con algo de los hermano peruanos dentro y fuera de los aviones gracias a la ayuda de éste gran País hermano, ahora con los cielos de nuestra latinoamérica en paz. siempre quedará en nuestra memoria su hermandad, quiza los gobernos no lo respeten, en mi país siempre fueron traidores de los sentimientos de su gente. pero sepan que en el corazón de todos los argentinos, siempre, será eterna la gratitud,
Que Perú jamas olvide a éste valiente y brillante Joven, y que nosotros jamás olvidemos a nuestro hermano Perú
les dejo unas de sus inmensas palabras:
Todo ser humano tiene en el camino su pedestal de héroe. El mérito consiste en que, llegado el momento, tenga el coraje suficiente para subir a él.
Capt. FAP José A.Quiñónes
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