La caída del satélite ruso Meridian culmina el Año del Espacio
Otro lanzamiento del ingenio espacial ruso termina en fracaso.
El pasado viernes, en Siberia cayó el satélite Meridian, lanzado desde el cosmódromo de Plesetsk. Los directivos del sector espacial ruso reconocieron públicamente que las exploraciones espaciales atraviesan una crisis. El 2011, declarado el Año del Espacio, no deja de deparar ingratas sorpresas desde la caída, algo anticipada, de tres satélites del sistema ruso de posicionamiento y navegación
GLONASS en diciembre de 2010.
El accidente del Meridian es el sexto lanzamiento fallido en este año después de los satélites de GLONASS, el satélite geodésico militar Geo-IK-2, el satélite de telecomunicaciones Express-AM4,
el carguero Progress M-12M y, finalmente, la sonda interplanetaria Fobos-Grunt, que, si bien lanzada con éxito, no pudo llegar a la órbita terrestre.
El quinto Meridian
La caída del satélite enseguida se convirtió en una especulación ufológica: los foros de Internet ofrecen decenas de vídeos de un “OVNI” que sobrevuela los Montes Urales y Siberia Occidental. El satélite accidentado fue observado incluso desde la ciudad siberiana de Novosibirsk y, por lo visto, cayó en las inmediaciones de la misma: se informa que en la aldea Vagáitsevo (provincia de Novosibirsk) un fragmento del aparato abrió un agujero en el tejado de una casa en la calle de Cosmonautas.
Los Meridian son satélites de uso militar y civil, destinados a completar la red global de comunicación vía satélite, un sistema de comunicación secreta y protegida contra interferencias para uso básicamente militar. Este fue el quinto intento de enviar el Meridian a la órbita. Los dos primeros satélites también sufrieron accidentes. Meridian-1, lanzado con éxito en 2006, más tarde se perdió por despresurización. Meridian-2, en 2009, fue colocado en una órbita equivocada, por lo cual no pudo ser utilizado tal como estaba previsto.
Los dos siguientes satélites de la misma familia (Meridian 3 y 4) fueron colocados con éxito en sus respectivas órbitas, mientras que el quinto cayó tras un fallo del vehículo impulsor Soyuz-2.
Fallo del motor
De momento, no hay datos exhaustivos sobre las causas del accidente. La primera versión que se atribuía a lo ocurrido fue un fallo del bloque acelerador Fregat, pero fue descartada. Todo es mucho más simple y triste.
El bloque acelerador ni siquiera llegó a activarse, ya que el fallo se había producido antes, en los motores de la tercera fase del vehículo impulsor Soyuz-2. Lo mismo ocurrió en agosto, cuando el carguero espacial Progress-M12M cayó en las montañas de Altái (Rusia), aunque esta vez los motores funcionaron un poco más.
En el caso del Progress-M12M, la comisión encargada de investigar el accidente concluyó que se trataba de un “casual defecto de fabricación” que causó obstrucción del conducto de combustible en el gasógeno del grupo motopropulsor de la tercera etapa del portador Soyuz-Y.
Tras esta conclusión, todos los motores de tercera etapa del mismo impulsor fueron sometidos a
revisión técnica, lo que provocó el aplazamiento de los vuelos tripulados hacia la Estación Espacial Internacional y el tan esperado lanzamiento de Soyuz-ST desde la base espacial europea de Kourou (Guayana Francesa).
Ahora ha fallado otro motor. Es un modelo relativamente nuevo, fabricado desde hace 20 años. El pasado viernes fue el octavo lanzamiento para este motor.
Sin resultado
Lo ocurrido pone de manifiesto que la crisis del sector espacial ruso es más grave de lo que se podía imaginar. Lo mismo opinan los ejecutivos de la Agencia Espacial rusa Roscosmos.
El jefe de Roskosmos, Vladímir Popovkin, en la primera entrevista concedida en el Centro de control de vuelos espaciales (Ciudad Koroliov, afueras de Moscú) tras el accidente, declaró a los periodistas: “El sector espacial atraviesa una crisis. Hay que buscar salida de esta situación, hace falta confiar más en la juventud. Tal vez haya llegado el momento de sustituir a varios dirigentes”.
El jefe de Roscosmos señaló que la mayoría de los especialistas del sector o ya han cumplido los sesenta años o son jóvenes que ni siquiera han llegado a los treinta. “La ausencia de la generación de mediana edad es patente, esta situación tiene que cambiar”, concluyó Popovkin.
Los dirigentes de la astronáutica rusa ya dijeron lo mismo tras los accidentes anteriores, sin que hasta el momento haya cambiado nada.
Vladímir Popovkin se quejó ya de la falta de profesionales de mediana edad durante su intervención ante los diputados de la Duma de Estado (cámara baja del parlamento ruso) en otoño de este año. Mientras el subdirector de Roscosmos, Vitali Davídov, prometió aplicar duras sanciones contra los culpables de descuidos y negligencias detectados en el lugar de trabajo.
Pero nada de esto dio resultado alguno: los satélites siguen cayendo sistemáticamente. Lo único que consuela es que la industria de misiles para usos militares está funcionando mejor: el mismo viernes, el submarino nuclear “Yuri Dolgoruki” realizó un exitoso lanzamiento simultáneo de dos misiles balísticos Bulavá. Esto significa que el misil podrá ser adoptado por el Ejército en lo que resta del año.
Parece que las medidas impuestas por los militares para controlar la calidad han surtido su efecto. Ahora cabe esperar que medidas similares se adopten en el sector espacial civil. Mientras tanto, lo único que podemos agradecerle al Año del Espacio es que ha puesto de manifiesto los graves problemas de la astronáutica nacional.
http://www.sp.rian.ru/opinion_analysis/20111228/152349478.html