La CNEA ayuda a un pueblo en Catamarca
Avance
El jueves 26 de julio fue un día de sorpresa y alegría para los 47 pobladores de La Ciénaga, Catamarca. La CNEA junto con Gendarmería Nacional y el Zuzuki Club llevó a la Posta Sanitaria y a la Escuela de este pueblo una gran donación de ropa, calzado, alimentos, medicamentos, aparatos médicos, colchones, colchas, libros, computadoras, videos, bicicletas, juguetes, máquinas de escribir, etc.
La llegada
El jueves 26 de julio fue un día de sorpresa y alegría para los 47 pobladores de La Ciénaga, Catamarca. A las 9 de la mañana un Iveco de Gendarmería Nacional, seguido por tres camionetas de miembros del Suzuki Club, paró delante de la posta sanitaria y comenzó a bajar bolsas enormes llegadas desde Buenos Aires.
Al mediodía, para alborozo de los chicos y contenido asombro de los mayores, una caravana con 14 camionetas de otros miembros de ese foro de Internet, cargadas con más bolsas, colchones, etc., llegó serpenteando por el polvoriento camino y se estacionó en las dos calles del pueblo.
La buena voluntad de decenas de personas había convertido un pedido de ayuda planteado en un foro de Internet de usuarios de camionetas Suzuki en una “movida” solidaria de proporciones.
En poco más de dos meses se reunieron 118 bolsas del tamaño de las de consorcio con ropa, calzado, alimentos, medicamentos, aparatos médicos, colchones, colchas, libros, computadoras, videos, bicicletas, juguetes, máquinas de escribir, etc. Laboratorios Bagó envió 8 botiquines para escuelas rurales y una cantidad apreciable de medicamentos. Y con los fondos reunidos en una cena y a través de rifas y la venta de DVDs se compró: un par de muletas, una estufa de esterilización, una estufa eléctrica, artículos descartables de uso médico y todo el material para realizar la instalación eléctrica de la posta sanitaria.
A las donaciones de particulares se sumaron dos aportes institucionales vitales para cumplir con el proyecto:
* La CNEA aportó el camión, el combustible, el conductor y un miembro de su plantel que aprovechó la visita para recoger datos de interés para la CNEA.
Además, muchos empleados de sede central hicieron su aporte de ropa, libros, calzado, películas, etc. movilizados por los relatos que daban cuenta de las necesidades del pequeño pueblo.
* Gendarmería colaboró con el depósito en Tinogasta para guardar la carga un par de días y un camión de menor porte para trasladar parte de ese cargamento hasta La Ciénaga, distante a 130 km., la mitad de los cuales son de ripio.
El encuentro
Así que esa fría mañana de cielo límpido y sol apenas tibio vio concretada una ilusión. Finalmente los amigos internautas del Suzuki Club llegaban al mentado pueblo del que tanto habían escuchado hablar, por el que se habían movilizado y que sólo dos personas del enorme grupo visitante conocían. Ahora La Ciénaga dejaba de ser un nombre que ni siquiera tiene un lugar en el mapa y la ayuda reunida por tantas manos solidarias llegaba a un destinatario con nombre y apellido, a menos de una docena de casas alineadas junto a las dos calles del pueblo. La emoción fue tan grande de parte de los vecinos como de los viajeros. Aquellos sintieron que por una vez alguien había pensado en ellos sin pedirles nada a cambio.
Con la llegada de la caravana, La Ciénaga vió duplicada su población y desbordada la curiosidad de chicos y grandes ante tanto despliegue de camionetas, banderitas, cámaras fotográficas y gente.
La Ciénaga nos recibió con un acto encabezado por las fuerzas vivas del pueblo: la enfermera (María Rosa) y la directora de la escuela (Mirta) . También asistieron el delegado comunal, responsable por La Ciénaga, con asentamiento en Mesada de Zárate, otro pueblo de similar tamaño ubicado a 5 km., y un dirigente social procedente de Palo Blanco, un pueblo de mayor población distante a 35 km. de allí.
Un hijo de María Rosa leyó una poesía que él mismo escribió para la ocasión y que generó cataratas de lagrimones entre los recién llegados, ante una realidad tan dura y tan diferente de la que se vive en la ciudad.
La Ciénaga quiso agasajar a los visitantes que llegaban de lejos y los vecinos prepararon no sólo un gigantesco locro sino un asado de cabrito; ofrecían así los frutos de su tierra que compartimos en grandes mesas ubicadas en la calle de tierra frente a la posta sanitaria. Los platos multicolores y la variedad de cubiertos y vasos daban cuenta que varios vecinos habían vaciado sus alacenas para tender semejante mesa.
Los “suzukeros “visitaron la escuela, jugaron con los chicos, sacaron centenas de fotos y charlaron con los grandes para conocer más sus necesidades. No querían que este viaje y esta ayuda se quedara ahí, sino que comenzaran a sentarse las bases de un puente duradero hacia La Ciénaga y el rosario de pueblitos cercanos que viven en similar situación.
Antes de la partida de la caravana, los chicos izaron la bandera nueva en el patio de tierra de la escuela.
No se necesitaba cantar el himno, muchos sintieron ese día la patria en el corazón.
Estado de Situación
La Ciénaga es un paraje del centro de Catamarca que con sus apenas 47 habitantes en general no aparece en los mapas.
Se ubica al norte de Fiambalá, enclavado en la montaña a 2200 metros de altura, y en un camino que no es turístico ni lleva a ninguna parte. Esta situación geográfica hace que junto con otros pueblitos de similar tamaño como Las Papas, Aguas Negras, Chuquisaca, Mesada de Zárate y Antinaco (todos ubicados en el mismo camino) compartan una realidad de aislamiento y escasez.
De todos ellos, sólo Antinaco aparece como localidad en el censo del 2001, con 88 habitantes. Los otros ni siquiera contaron para las estadísticas.
Desde Fiambalá son 80 km., la mayor parte de ripio y con un camino muchas veces en mal estado, atravesando kilómetros y kilómetros de tierras desérticas e improductivas. Dos ríos de montaña lo cruzan y el vadeo no es siempre fácil. La maestra recuerda las veces que llega rezando al lugar temiendo que tengan que esperar horas para poder cruzar por la violencia de la corriente cuando hay deshielo. Y recuerda también cuando en 1990 tardaba 6 horas o más a caballo desde Fiambalá porque no había otra forma de llegar.
En La Ciénaga no hay teléfono ni médico.
La telefonía celular es precaria: en general no hay señal, con lo que los pocos pobladores que cuentan con un teléfono de tarjeta están, igualmente, aislados. El pueblo más cercano es Mesada de Zárate, a 5 kilómetros.
Si hubiera una emergencia médica, los pobladores de Mesada tampoco podrían ayudar porque también carecen de teléfono, médico y ambulancia. Sólo cuentan con la motoneta del delegado municipal y algunos contados vehículos que los caminos se ocuparon de destartalar.
El único médico que atiende la zona tiene su base a kilómetros de La Ciénaga. Una vez por mes, o a veces con menor frecuencia incluso, recorre los parajes de la zona.
La enfermera es la que se ocupa de la sanidad del pueblo: de curar, dar remedios, atender los partos, correr en una emergencia. Pero sin muchos elementos a los cuales recurrir. "A veces vienen las chicas parturientas y no tengo ni una sábana para envolver a los bebés, apenas un pedazo de trapo", había contado María Rosa en febrero a los turistas que pasaron por el pueblo y luego dieron el puntapié para esta movida solidaria.
La posta sanitaria de La Ciénaga fue levantada hace poco, en un terreno donado por un particular. No tiene la conexión para la bajada de la electricidad ni instalaciones sanitarias. Sólo un camastro y dos tablones como única repisa.
Ahora cuenta con: camilla, nebulizadores, estufa de esterilización, balanza para pesar niños, remedios, y todos los elementos para concretar la instalación eléctrica.
La escuela está en mejores condiciones. Tiene una computadora, libros y las instalaciones básicas. La directora y una maestra imparten instrucción a 20 alumnos,siete de los cuales viven allí de lunes a viernes porque sus casas están a varias horas a lomo de mula, trepando los cerros.
Las Papas y Aguas Negras están en situación más precaria aún: no sólo no tienen teléfono, ni médico, ni ambulancia. Tampoco tienen luz eléctrica.
Esta también es la Argentina del siglo XXI.
CNEA: Septiembre 19, 2007