Los Cambios Despues De La Derrota Electoral No Se Hicieron Esperar
EE.UU. evalúa negociar con Siria e Irán
La Casa Blanca dijo estar dispuesta a buscar la cooperación de Damasco y Teherán para calmar la situación en Irak
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WASHINGTON.- Cinco días después de sufrir una humillante derrota en las elecciones legislativas de Estados Unidos, la Casa Blanca dio ayer un sorpresivo giro en su política exterior, al afirmar que estaría dispuesta a dialogar directamente sobre la situación en Irak con Siria e Irán, países que el presidente George W. Bush ha ubicado en el llamado "eje del mal".
Asimismo, el gobierno norteamericano, a través del jefe de gabinete de Bush, Joshua Bolten, admitió que la actual estrategia en Irak "claramente requiere de un nuevo enfoque" y que la Casa Blanca está dispuesta a realizar "cambios en la dirección" de la guerra.
Estas declaraciones confirman que el gobierno de Bush ha decidido cambiar el rumbo de la guerra en Irak, después de que la oposición demócrata lograra el control de las dos cámaras del Congreso en las elecciones del martes pasado, comicios que estuvieron marcados por el descontento de los norteamericanos con el curso del conflicto en el país árabe.
En efecto, la nueva relación de fuerzas en el Congreso, sumada al creciente deterioro de la situación en Irak (ver aparte), han obligado a Bush a redefinir su política en ese país para los dos años que le quedan al mandatario en el poder.
La primera medida en ese sentido fue la partida del jefe del Pentágono, Donald Rumsfeld, que fue reemplazado por el ex director de la CIA Robert Gates, crítico de la forma en que hasta ahora se dirigió la guerra.
Por su parte, fortalecidos por el resultado electoral, los líderes demócratas pusieron ayer un plazo a Bush para el inicio del retiro de tropas de Irak, que, según ellos, debería comenzar en entre cuatro y seis meses.
Las declaraciones del jefe de gabinete de Bush se produjeron un día antes de que el presidente se reuniera con el Grupo de Estudio de Irak (GEI), comisión integrada por republicanos y demócratas que está estudiando un nuevo curso de acción en el país árabe.
Bolten admitió que "nadie puede estar satisfecho con la situación en Irak" y dijo que el gobierno estadounidense está ansioso por escuchar las recomendaciones del GEI. "Lo que hemos hecho no ha funcionado lo bastante bien o lo bastante rápido", reconoció el asesor de Bush. El tono de estas declaraciones, adoptado por el propio Bush tras las elecciones, contrasta con las frases optimistas del presidente en los meses anteriores a los comicios, cuando sólo se concentraba en los avances realizados en Irak.
La política de la Casa Blanca ha sido hasta ahora no dialogar con Siria e Irán, países vecinos de Irak, a los que Washington acusa de respaldar el terrorismo. Pero el GEI ha criticado esta postura y podría recomendar a Bush que buscara la cooperación de Damasco y Teherán para limitar las operaciones de los militantes extremistas.
Consultado sobre la disposición del gobierno a negociar con Siria e Irán, si la comisión así lo aconsejara, Bolten dijo que "todas las opciones serán consideradas".
Bolten, no obstante, acusó a ambos países de inmiscuirse en los asuntos de Irak y afirmó que se utilizan armas iraníes para matar a soldados estadounidenses. El régimen islamita de Irán tiene fuertes vínculos con los chiitas iraquíes, que conforman el 60% de la población total. Por otro lado, Washington acusa a Damasco de facilitar la entrada de terroristas extranjeros en Irak a través de su frontera.
Medios británicos revelaron además ayer que el primer ministro Tony Blair, principal aliado de la Casa Blanca en Irak, mantuvo una conversación telefónica con Bush, en la que lo presionó para que estableciera un diálogo directo con Siria e Irán para sumarlos a los esfuerzos de paz.
En respuesta a las declaraciones de Bolten, el canciller sirio, Walid Mwallem, dijo que su país está dispuesto también a un diálogo con Estados Unidos para llevar estabilidad a Irak.
Por otro lado, los senadores demócratas Carl Levin y Joseph Biden pidieron ayer que Estados Unidos comenzara a retirar sus tropas de Irak en "entre cuatro y seis meses", propuesta que fue rechazada por la Casa Blanca.
Levin dijo que los resultados de las elecciones demostraron que es necesario un cambio de rumbo en Irak y que preparará una resolución para el retiro de las tropas. La resolución no sería vinculante, pero si es aprobada por el Senado, será una medida de presión para que Bush se pliegue al deseo de los demócratas de reducir gradualmente el actual contingente de 145.000 soldados desplegados en Irak.
Agencias AP, ANSA y DPA