Durante los 40 años, 7 meses y 13 días que duró la historia operacional de los Lockheed T-33A en el Grupo de Aviación N.° 2 (Caza) y posterior Escuadrón Aéreo N.° 2 (Caza) de la Fuerza Aérea Uruguaya, el T-33 matrícula FAU 203, mostrado en la imagen superior del día 14 de noviembre de 1989, fue uno de los únicos dos de un total de quince entrenadores a reacción que logró estar permanentemente presente a lo largo de todo el servicio de estos aviones en Uruguay.
Desde su incorporación el día 23 de octubre del año 1956 un total de quince aeronaves fueron recibidas, pero no todas llegaron a volar, ya que algunos de estos aviones fueron desde un principio destinados como fuente de repuestos. Su último vuelo en el país se realizó el día 28 de marzo de 1996 con el T-33 matrícula FAU 209 al mando del Cap. (Av.) José Medina y el Tte. (Av.) Gustavo Varela, pero no fue hasta que el día 5 de junio de 1997 que con la Orden del Comando General de la Fuerza Aérea N.° 4.157 se decretó la baja de los restantes aviones que permanecían en servicio, junto a sus respectivos motores.
Hasta ese momento, la flota había alcanzado un total de 27.748 horas de vuelo en Uruguay y sus pilotos fueron pasando a volar en Cessna A-37B Dragonfly, avión en el que las misiones tácticas eran idénticas, lo que había hecho posible, en años anteriores, realizar formaciones híbridas que incluyeron hasta acrobacia en formación, operando desde el Aeródromo Militar y luego Base Aérea "Tte. 2° Mario W. Parallada" de la Brigada Aérea II en Santa Bernardina, Durazno.
En la actualidad, el Lockheed T-33A matrícula FAU 203 se encuentra en exposición dentro del Museo Aeronáutico "Cnel. (Av.) Jaime Meregalli" próximo al Aeropuerto Internacional de Carrasco, en Canelones.
Fuente: Historia de la Fuerza Aérea Uruguaya (Juan Maruri) y "Primeros Aviones a Reacción en la FAU" (Academia de Historia Aeronáutica del Uruguay).