Imágenes anteriores al Conflicto Malvinas

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Veterano Guerra de Malvinas


POR OMAR GIMENEZ

Historia. Hace más de 60 años, un conflicto entre fuerzas británicas, argentinas y chilenas estuvo a punto de quebrar la paz del continente blanco

Primero de febrero de 1952: militares argentinos del Destacamento Naval Esperanza, en la Antártida, evitan mediante fuego de ametralladora el desembarco de una fuerza británica que, a bordo del buque John Biscoe y desoyendo sus advertencias, buscaba reconstruir una base destruida por un incendio en 1948.

El 15 de febrero de 1953, infantes de marina británicos armados con ametralladoras, rifles y gas lacrimógeno desembarcan en la Isla Decepción, destruyen instalaciones chilenas y el refugio argentino “Teniente Cándido de Lasala” expulsando a sus ocupantes. Estos hechos, silenciados en su momento por las cancillerías –lo que llevó a los historiadores antárticos a referirse a ellos como a “la guerra silenciosa de la Antártida”– fueron picos de la tensión entre fuerzas británicas, argentinas y chilenas registrada en el continente blanco entre 1939 y 1958.

Para el historiador Pablo Fontana, que puso la lupa en los primeros diez años de ese período, el detonante de esas tensiones fue la campaña antártica emprendida en 1939 por el Tercer Reich con el objetivo de obtener aceite de ballena. Fontana, que es licenciado en historia por la UBA y actualmente prepara un libro sobre este momento de la historia antártica, postula que Gran Bretaña utilizó como excusa esa campaña y hechos posteriores, como la captura de la flota ballenera noruega por el corsario alemán Pinguin, en 1941, para desplegar flota en la zona e instalar bases que sustentaran futuros reclamos de soberanía.

Y afirma que lo hizo con un objetivo imperial frente al avance argentino en la región: la mayor presencia británica en la Antártida, sobre el final de la Segunda Guerra y el principio de la posguerra, coincidió con un momento en que Alemania estaba en fuerte retroceso primero y definitivamente vencida después, mientras que la acción de corsarios del Tercer Reich que interceptaban balleneros de otros países se desarrollaba a cientos de kilómetros del lugar donde se desplegó la iniciativa de Gran Bretaña, que coincidió con aquellos sitios donde se habían establecido puestos argentinos.

Fontana expuso recientemente sus investigaciones en el XIII° Encuentro de Historiadores Antárticos Latinoamericanos en Ushuaia organizado por el Museo Marítimo de esa ciudad y la Comisión Antártica de Tierra del Fuego. Entre los aspecto más novedosos de su trabajo destaca el peso que atribuye a las acciones del Tercer Reich en la Antártida como detonante del período de conflicto. Y el postulado según el cual la Operación Tabarin, una acción militar británica de carácter secreto entre 1943 y 1945, no tuvo como objetivo (como oficialmente se sostuvo) defenderse de los alemanes, sino evitar la presencia argentina en la Antártida.

Aquella campaña del nazismo obedecía a un doble propósito: geoestratégico y económico. Alemania, que había perdido sus colonias en la Primera Guerra Mundial y con ellas sus principales fuentes de grasas animales, consumía en los años 30 la mitad de la producción mundial de aceite de ballena. En 1935, a dos años de la asunción del gobierno nacionalsocialista, se creó una flota ballenera que en 1936 zarpaba desde Hamburgo hacia la Antártida logrando economizar el 30% del consumo de margarina y el 8% de grasas.

La campaña de 1938/39, ya en medio de un clima de guerra, apuntó a sentar las bases para la obtención de un territorio antártico alemán donde poder obtener ballenas sin pagar impuestos y contar con un punto de gran importancia geopolítica. El interés se centraría en el Territorio de la Reina Maud, despertando las quejas inmediatas de Noruega, Gran Bretaña y Australia, desoídas por los alemanes.

El estallido de la guerra obligó a cancelar la siguiente parte del plan, de instalar una base alemana permanente en la Antártida. Con todo, durante la Segunda Guerra distintos barcos alemanes concretaron misiones en la Antártida. Entre ellos, los corsarios: buques mercantes transformados en interceptores artillados de balleneros de otras naciones.

Las campañas alemanas, el estallido de la guerra y el accionar de los corsarios
 
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