¡¡Muy buenas fotografias!!! Estoy TOTALMENTE DE ACUERDO con doctorgerman, el MiG-3, aunque es una belleza de avión, no se parece en nada al "Spitfire". Sin embargo si se parece un poco al Dewoitine D.520....
La verdad es que respecto al su antecesor, el MiG-1, el MiG-3 incorporaba una serie de modificaciones como la incorporación de un motor más potente, una nueva hélice, secciones externas alares de mayor diedro, superior capacidad de combustible a través de un depósito adicional, armamento y protección incrementados y una cabina deslizable...
Este caza estaba específicamente pensado por sus diseñadores para conseguir su mejor actuación a altitudes de 5.700 mts. o más, por lo cual era un interceptador excelente. Como tenía una planta motriz demasiado grande para su estructura, resultaba deficil maniobrarlo a alturas inferiores donde las circunstancias momentáneas de la guerra aérea soviético-alemana obligaban a librar la mayor parte de los combates. En consecuencia, el MiG-3 no tenía nada que hacer frente a los cazas alemanes en alturas inferiores.
Además de esto, los pilotos de caza rusos ya habían iniciado un período marcado por impresionantes mejoras tácticas, gracias a la creciente influencia de un teniente veterano de 28 años de edad llamado Alexander Pokrishkin.
Hijo de un albañil, Pokrishkin llevaba volando tan sólo cuatro años, pero a finales del verano de 1941 ya había demostrado su brillantez como piloto. Había derribado su primer Messerschmitt durante el segundo día de la guerra y estaba en camino de convertirse en el segundo as de la Unión Soviética, con un total de 59 derribos en el curso de la contienda. Pero Pokrishkin era mucho más que un piloto habilidoso: era un concienzudo estudioso del combate aéreo que podía enseñar —y de hecho enseñaba— a sus compañeros pilotos todo lo que él aprendía.
Después de cada combate aéreo en el que participaba, Pokrishkin recordaba posteriormente, "confeccionaba dibujos de las diferentes etapas de las acrobacias y hacía cálculos, intentando plasmar en papel lo que había hecho en el aire”. Las paredes del refugio del aeródromo de Pokrishkin estaban adornadas con diagramas y gráficos, que explicaba a otros pilotos que se reunían allí durante sus horas libres.
La unidad de Pokrishkin, el 55 Regimiento Aéreo de Cazas, había sido una de las primeras en ser equipadas con el MiG-3. Al contrario que a la mayoría de los pilotos, a Pokrishkin le gustaba el avión, y lo utilizó como los diseñadores habían planeado. “Es un aparato muy robusto —dijo Pokrishkin—. Se comporta maravillosamente a grandes alturas, donde su velocidad y maniobrabilidad aumentan”.
Pokrishkin sacó al MiG-3 de los bajos niveles en que las habituales tácticas soviéticas lo habían dejado. El y aquellos que volaron con él seguían un recorrido ondulante: “Aunque por lo general nos ceñíamos a una altitud definida, manteníamos la reserva necesaria de velocidad mediante una sucesión de pequeños descensos”. Desde su posición elevada en el cielo, Pokrishkin podía divisar las formaciones enemigas a niveles inferiores y calcular las maniobras de ataque más ventajosas, bajando en picado para atacar al enemigo desde el frente, la cola, los flancos o por debajo de la panza. De modo que la filosofía táctica de Pokrishkin podía resumirse en cuatro palabras, que le encantaban repetir: “¡Altitud — Velocidad — Maniobra — Fuego!”
Poniendo en práctica ese credo, Pokrishkin ayudó a efectuar una reforma básica de las tácticas de los cazas soviéticos. "Antes de la guerra —escribió posteriormente— nos enseñaban a luchar en planos horizontales. El combate horizontal en las condiciones modernas es, en un análisis final, una especie de "tácticas de conejo", esencialmente tácticas de defensa, y defensa pasiva además.” En vez de eso, dijo Pokrishkin: “decidí que lo apropiado sería luchar arriesgando más en el plano vertical”.
A medida que los demás pilotos fueron siguiendo su ejemplo, cada vez en mayor medida, las rígidas formaciones de los pimeros días de la guerra empezaron a desaparecer. Como resultado del talento docente de Alexander "Sasha" Pokryshkin, 30 pilotos de los que volaron con él serían nombrados Héroes de la Unión Soviética, consiguiendo entre todos 500 derribos durante la guerra.