Barbanegra
Colaborador
La bombas matan la tregua siria
El canal nacional sirio dijo que los heridos fueron cuatro sanitarios; la Media Luna Roja, insistió en que uno. El régimen dijo que es culpa de los rebeldes; los opositores, lo contrario. La realidad, en las imágenes grabadas por los activistas, era tan gris como la nula confianza reinante: todoterrenos y camiones de la ONU y la Media Luna Roja cruzaban páramos de escombros, dentro del barrio antiguo, entre explosiones y disparos.
La afrenta armada forzó, por la tarde, la suspensión de la entrega de ayuda humanitaria. No obstante, para entonces, parte del convoy ya estaba dentro de la zona vieja, donde unas 3.000 personas llevan 600 días hambrientas por culpa del sitio impuesto por las tropas oficialistas. A primera hora de la noche, según testigos, trabajadores de Naciones Unidas, entre ellos su coordinador en Siria Yacub Hillo, seguían atrapados en el cerco.
El viernes, había tocado cara. 83 civiles, mujeres, niños y ancianos, pudieron salir a salvo de la zona sitiada, entregarse a las fuerzas de seguridad de Damasco, e instalarse en el barrio cercano de Al Waed. Otros sirios atrapados, según supo EL MUNDO, incluso se planteaban seguirles. Pero ayer, cruz. El alto al fuego "humanitario" de tres días, certificado por la ONU y con el supuesto apoyo de régimen y alzados, quedó en nada.
La Media Luna Roja, una de las víctimas, no señaló culpables. Talal Barrazi, gobernador de Homs, aseguró que "terroristas [así se refiere a los rebeldes, presentes en la zona vieja de la ciudad] habían evitado la entrada de vehículos humanitarios lanzando morteros en la carretera de acceso". La oposición culpó al régimen de los proyectiles, que continuaron cayendo de noche sobre la parte de convoy que sí alcanzó el distrito de destino.
Los sucesos de ayer dejan a la necesitada población del viejo Homs sin parte de las 2.500 raciones de comida, del material médico y de los productos básicos prometidos. Y ponen en entredicho la capacidad de gobierno de Siria y de sus contestatarios de sellar mínimos ententes. Más allá, dejan en el aire la posibilidad de que hoy se pueda reemprender la evacuación de ciudadanos, insinuada anteriormente fuentes oficiales y rebeldes.
Homs es una de las cunas de la revolución siria. En barrios como Baba Amr, los sirios salieron a la calle pacíficamente, hace tres años, para exigir el fin de 40 años de gobierno autoritario de la familia Asad. La violenta represión de estas protestas aquí y en otras villas degeneró en una respuesta armada que, contestada por el ejército sirio, ha degenerado en una sangrienta guerra que ya arrastra más de 130.000 muertos.
La crisis de ayer comulga con los temores de la disidente Coalición Nacional Siria (CNS), que había advertido, en un comunicado ayer, que esa operación de entrega de ayuda humanitaria no iba a resultar todo lo efectiva que sería levantar el asedio en el área cerrada. Insinuó, también, que la evacuación de civiles del viernes podía ser "el preludio para la destrucción de la ciudadela antigua y el asesinato de los que allí quedaran".
Como contra los kurdos
"Es vital recordar que el régimen ha usado tácticas similares en el pasado para cambiar la demografía de algunas áreas de Siria", añadió la Coalición en un comunicado. "Se ha servido de pactos similares para reforzar su posición estratégica y matar a más civiles". En el año 2004, a raíz de un levantamiento de kurdos sirios al norte del país, el dictador Bashar Asad les retiró carnés de identidad y ordenó a los soldados el asesinato de miles de kurdos.
Mañana empieza en Ginebra (Suiza) la segunda ronda de conversaciones de paz. Un comité de Damasco, que confirmó el viernes su vuelta a la mesa de diálogo, y uno de la CNS debatirán en un frágil equilibrio si cabe aún más demacrado desde ayer.
La oposición se mantiene fija en su objetivo de alumbrar un gobierno de transición en Siria sin la presencia de Asad. El régimen en ningún momento ha dado pie a esa posibilidad.
Si el alto al fuego de Homs no se respetó, tampoco se respetó al enemigo en el resto de enclaves de Siria en liza. En Alepo, la segunda ciudad del país árabe, el ejército oficialista volvió a abusar del lanzamiento desde helicópteros de barriles cargados de dinamita y metralla. Según el contestatario Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, basado en Londres, 20 personas murieron en esa localidad por el impacto de esta mortífera arma.
Los alzados perdieron hace dos semanas partes del este de la ciudad. El régimen, apoyado por el brazo armado de la Hizbulá libanesa, ganó terreno aprovechando la debilidad de sus contendientes. Desde el tres de enero pasado, una coalición rebelde ha tenido que dejar el frente para luchar contra el Estado Islámico de Irak y Siria (ISIS), un grupo yihadista que intenta extender su emirato de terror por el norte del país.
http://www.elmundo.es/internacional/2014/02/08/52f68dc022601d8a7a8b4576.html