Rumplestilskin dijo:
Me gustaría ver los números que sustentan esa tesis.
Te dejo una pagina para que te entretengas y se te caiga la venda si dejas de lado la hipocresia.
http://www.seprin.com/menu/sharon.htm
A modo de ejemplo te dejo un relato.
“Yo tenía 11 años. De noche se oían los bombardeos y disparos de los fusiles. (...) Nos refugiamos todos en el dormitorio y nos quedamos allí. Al llegar, ellos entraron enseguida en el salón, dispararon a las fotos colgadas en las paredes, sobretodo a la de mi hermano muerto y torturado en el “Septiembre Negro”. Destrozaron el salón, blasfemando contra todo de manera sucia. Después de habernos buscado sin podernos encontrar, subieron a la azotea, donde permanecieron toda la noche. Pasamos aquella noche aterrorizados, encerrados en nuestro escondite, escuchando los gritos de la gente, las deflagraciones y los disparos, porque Israel estuvo lanzando cohetes de iluminación hasta el amanecer.
El día siguiente por la mañana empezaron a gritar “ríndete y salvarás la vida”. Mi sobrino tenía 18 meses. Tenía hambre y estábamos lejos de la cocina. Mi hermana quería hacerlo callar y lo ahogaba tapándole la boca con su mano, temiendo que lo pudieran oír. Su esposo decidió entonces que teníamos que rendirnos, pues el destino de cada uno no es nada más que lo previsto por Dios. Primero salieron las mujeres, mis hermanos, mi padre, mi cuñado y los demás miembros de la familia los siguieron. Mi hermano estaba enfermo. Al oír nuestras voces nos dispararon y entraron directamente al interior de la casa. Nos preguntaron dónde estábamos la víspera, cuando ellos entraron y no encontraron a nadie. Luego ordenaron salir a las mujeres y a los niños. Mi cuñado quería abrazar a su hija pequeña para despedirse. Un hombre armado se dirigió hacia mi sobrina y le enrolló una cuerda alrededor del cuello amenazando a su padre de estrangularla si no la dejaba. Su padre se sometió y me la confió. Ellos querían llevarme a mí también, pero mi madre les dijo que yo era chica. Ordenaron a mi madre y a otras mujeres que andasen hasta el Polideportivo. En el camino vi al marido de mi tía, Abu Nayef asesinado de un hachazo en la cabeza cerca de su propia casa. Todos los muertos estaban desfigurados. Llevando en manos a mi sobrina tropecé con un muerto asesinado con hacha y me caí. Entonces se dieron cuenta de que yo era chico, y uno de ellos me puso junto a un muro para pegarme un tiro en la cabeza. Mi madre les suplicaba y les besaba los pies para que me dejaran. La empujaron. Entonces sonaron las monedas que mi madre tenía escondidas en su pecho. Le preguntaron qué era eso. Ella respondió que podían quedarse con todo su dinero pero que me dejaran a su lado. De este modo seguimos el camino y llegamos al Polideportivo. Los buldózeres israelíes preparaban fosas enormes. Se decía que teníamos que bajar todos a las fosas pues nos querían enterrar vivos. Mi madre se puso a suplicarles y pidió un trago de agua antes de morir.
En el Polideportivo vi a los militares israelíes, los tanques y la artillería, también israelíes, vimos también a los grupos de las falanges libanesas unidos con los israelíes.
El Polideportivo estaba repleto de mujeres y niños. Permanecimos allí hasta el anochecer. Un israelí vino y dijo: ‘id todos a la región Cola, quien vuelva al campo morirá’. Salimos mientras ellos disparaban en nuestra dirección.”
El Sr.Yunes perdió a su padre, sus tres hermanos, su tío materno, su primo paterno, dos primas paternas y demás familiares