Un borrador para hacer "tentenpié"
Yo había “cursado” un muy buen entrenamiento en materia de pinturas especiales muy modernas para aquella época. Una vez mas, la industria privada llevaba vanguardia tecnológica y la transfería al estado convertida en mejoras para sus proyectos.
Así, el material ferroviario que la RA exportaba se protegía de la corrosión con la utilización de combinaciones químicas que por fín dejaban de lado el aceite de lino y se metían de lleno que productos de dos componentes que formaban película por polimerización. Una reacción química que hacía con las pinturas lo que hacemos cada mañana con la camisa: tantos botones para tantos ojales y una relación estequiometria que garantiza un “cierre” impecable asegurando la calidad de las prestaciones.
Dos jefes mios de la SGS me habían adoptado, yo formaba parte de un numeroso grupo de técnicos recién recibidos que la filial Buenos Aires de esta centenaria compañía suiza mantenía entre muchas otras capitales en todo el mundo.
Necesitaban un químico para el control y posterior certificación de los productos y su aplicación y allá fui yo… recomendado por mi primo Daniel Cascardo (químico) quien ya formaba parte del grupo de base de la División Técnica fui a una entrevista con quien sería mi supervisor primero: Héctor Soria quien con los años se convertiría en el hermano de mi cuñado ya que Ricardo, su hermano menor comenzaría a frecuentar mi casa por una cuestión de trabajo y sólida amistad y se casaría con mi hermana.
Mi relación con los dos jefes de la adopción que mencioné es mucho mas pura y honesta: ya no tenía yo mas hermanas…
Uno de ellos (ambos ingenieros electromecánicos) era hijo de un General Médico y allí comienza la “cadena”, se va de SGS a la Dirección de Proyectos, luego “arrastra” al “otro” que a su vez me había elegido para trabajar en Zárate y Córdoba con todo el tema de construcción de material ferroviario para la exportación, con Guillermo fontenla protagonizamos sin proponérnoslo una escena de “A la hora señalada”… desopilante…
El tema es que ambos toman contacto con el núcleo básico de lo que sería el TAM porque allí ya se encontraban un profesor de ellos en la facultad: Norberto Salvatierra y dos de los tipos que se formaba parte del grupo que había hecho las últimas materias de ingeniería en conjunto recibiéndose casi al mismo tiempo todos: Jorge Piva y quien sería mi guía en “Revivir” mi querido Jefe Don Guillermo Bonanno.
Con el análisis de los documentos técnicos a partir de las traducciones que iban llegando, Arturo Ramos Vértiz y Guillermo Fontenla fueron cayendo en la cuanta que había mucho plástico, mucho caucho, mucha manguera, mucho tratamiento galvánico y sobretodo: mucho sistema de control de corrosión de “ese nuevo” en el que yo trabajaba.
Fui a una entrevista en CITEFA una mañana con el Jefe de la División Control de Calidad que creo, no recuerdo, aún no lo era pero era inminente: Tcnel Micheli.
Llegué y me presenté, subí al tercer piso que estaba dividido en dos: DIVCONCAL e ingeniería por separado (siempre hubo bronca, lógicamente, hasta que llegó después de muchos años el VCA y se trabajó como nunca…), salió a mi encuentro Guillermo (yo tenía mucha confianza con él ya que Arturo era Jefe de delegación de SGS en Materfer, Córdoba) y fuimos los tres a verlo a Micheli… 4 preguntas exactamente a la línea de flotación superadas satisfactoriamente ( yo tenía 21 años…) y estando en su oficina aún dice: “bien, ahora sólo falta que ustedes logren convencerme que es necesario tomar un químico en la división”, pueden marchar… media vuelta, march!.. “un momento, dijo Micheli, díganme: ahí en SGS donde ustedes trabajaban son todos así de altos?”… debo decir que entre los tres creo no sumamos cuatro metros y medio…
Arturo falleció hace unos pocos años… un problema de corazón se llevó a quien al conjuro de “Lafiussss!!!” me hacía saltar como resorte del escritorio… caturreaba siempre “you are the sunshine of my life…” un abrazo para vos donde quieras que estés: “cynical fellow….”