La Argentina, afuera de un ejercicio
militar regional por desinterés del Congreso
Los legisladores no autorizaron la salida de aviones
a Brasil y casi se frustra el operativo
(texto em português)
Daniel Gallo
La Argentina quedó fuera del mayor ejercicio aéreo de la región por el desinterés legislativo en aprobar los ejercicios militares en el exterior.
Envueltos en la lucha por el destino de los fondos de las AFJP, los diputados no encontraron tiempo para dar el permiso de salida de tropas, y después de seis meses de planificación, los aviones de la Fuerza Aérea quedaron en tierra, observando cómo los cazabombarderos de Francia, Chile, Venezuela y Brasil se juntan en la ciudad de brasileña Recife para participar esta semana del operativo Cruzex.
Los militares argentinos sienten el momento como un papelón internacional, que pudo haberse transformado en escándalo, de no haber mediado una resolución extrema de la ministra de Defensa, Nilda Garré. Es que el adiestramiento de los 80 aviones de combate, el de más envergadura en América latina, tiene previsto realizarse por primera vez con un software de control desarrollado por los técnicos argentinos. Esa situación forzó la necesidad de que sí o sí estuviesen presentes en Recife los operadores del sistema para evitar la anulación del ejercicio, por lo que el Ministerio de Defensa permitió el viaje de una delegación de oficiales, aunque las aeronaves argentinas no se moverán de su base de Villa Reynolds. El miércoles pasado, por la mañana, Garré se comunicó con el diputado Agustín Rossi para exponerle la urgencia que requería la aprobación de los ejercicios militares, una lista de operativos que tiene aprobación en el Senado desde comienzos de octubre.
La ministra obtuvo la promesa del presidente del bloque del Frente para la Victoria de dar luz verde a los adiestramientos en una posible sesión del jueves pasado. Pero las negociaciones por los fondos previsionales tuvieron más peso que las expectativas profesionales de los militares. No habrá debate hasta el jueves próximo. Tarde para los ilusionados pilotos argentinos.
La Fuerza Aérea no fue la única afectada por la morosidad legislativa. La Armada ya suspendió dos ejercicios con Chile. Esos encuentros navales tenían en esta ocasión un marco especial: aparecían como la mejor manera de conmemorar los 30 años del conflicto por el canal Beagle.
Mostrar los buques de guerra argentinos y chilenos juntos en el mismo lugar en el que casi entran en guerra tenía un significado que superaba la temática castrense. Tampoco pudo ser.
Los principales jefes castrenses consideran que debe haber un cambio en el sistema de permisos para ejercicios con tropas extranjeras.
"Sería bueno que el Congreso tomara conocimiento de los operativos que se harán en un año, pero que la aprobación tenga un mecanismo más dinámico, directo, porque nos exponemos siempre a estos papelones", comentó a LA NACION un importante oficial que hace un tiempo tuvo que poner la cara porque le daba vergüenza llamar por teléfono, ante un par vecino, para explicarle los motivos de otro default de la palabra argentina.
El Congreso interviene en la aprobación de los adiestramientos con tropas extranjeras después de recibir las propuestas del Ministerio de Defensa. El listado abarca un período de doce meses a partir de octubre.
En los últimos años se valorizó la participación legislativa porque el kirchnerismo quiso contar con el respaldo de las cámaras para negarse a aceptar los requisitos de inmunidades especiales que reclamaban los Estados Unidos para sus fuerzas. Washington ya no pide tratos particulares, pero los legisladores mantuvieron la cuota de poder alcanzada y tratan hasta un adiestramiento simple con Uruguay como si se estuviese ante una posible declaración de guerra.
La propia presidenta Cristina Kirchner habló varias veces frente a los militares sobre el objetivo estratégico de converger en políticas comunes de defensa con los países vecinos. Sin embargo, los legisladores oficialistas no parecen allanar ese camino de integración regional.
La frustración para la Fuerza Aérea fue superior porque tenía prevista la participación en Recife de cinco cazabombarderos A4, un avión Hércules como transporte y otro en condición de reabastecedor de combustible en vuelo, práctica que de por sí tenía una gran importancia para adiestrar pilotos.
Garré estaba preocupada por conseguir la aprobación para la salida de los aviones de combate porque su política de aumentar horas de vuelo de entrenamiento tiene la intención de perfeccionar a los pilotos y darles un mejor horizonte profesional. La funcionaria sabe que decenas de aviadores -también marinos- dejan la fuerza, tentados por mejores sueldos.