Scapa Flow: buceando en las tinieblas de la historia
“Usted ha violado el honor común y las tradiciones de honor de los marinos de todas las naciones. Con un armisticio en marcha, reanudó las hostilidades sin previo aviso al izar la bandera de Alemania en los buques internados y procedió a hundirlos y destruirlos”.
Discurso del almirante Fremantle, al almirante Reuter. Estos, acompañaban a su almirante firmes en la cubierta del barco. Callaban y miraban inexpresivamente la escena.
“Diga a su almirante que no puedo aceptar los términos que contiene su discurso y que mi sentimiento es muy diferente. Yo soy el único responsable del acto realizado, y estoy seguro de que, en mi lugar, cualquier oficial británico hubiera actuado de la misma manera”
Respuesta del almirante Von Reuter a la perorata de Fremantle.
Los naufragios de
Scapa flow aparecen como una de las zonas de hundimientos intencionados más grande de la historia naval mundial. En ninguna otra parte hay un yacimiento submarino con tal concentración de buques de porte y de guerra de principios del siglo XX. En su conjunto representan la vanguardia de la tecnología contemporánea de principios de siglo, testigos históricos de excepción de una época. Las
circunstancias que rodearon el hundimiento están bien
documentados científicamente por los responsables de cultura de las administraciones y asociaciones proteccionistas Británicas (el resultado es todo un ejemplo a seguir entre sostenibilidad, difusión y protección del legado cultural entre administración pública, sociedad civil y universidad). Poner en valor esa cooperación es uno de los objetivos de este artículo. Al final el beneficiario final, de forma tangible es la sociedad y el ciudadano. Los buzos que pueden contemplar aquellos vestigios, y por último y fundamental; los propios yacimientos. Su conservación, la de pecios de este siglo XX, y su tratamiento arqueológico los hacen ser resultado pionero de una política cultural intelignte. Esos barcos de hierro y acero, resultaron importantes para la historia en su momento. Con el paso del tiempo lo serán, aún más. En reconocimiento de esta importancia, los restos del
Dresden, Brummer, Kolnm Karlsruhe, Kronprinz Wilhelm, König y Markgraf han sido protegidos como monumentos programados. Mediante sentido común y una sensibilidad dirigida a la sostenibilidad. Y es que cualquiera visitante y buceador, puede ayudar activamente informando sobre los descubrimientos de nuevos sitios, o los materiales arqueológicos que encuentren en el subsuelo marino. Estas informaciones se complementan en el proyecto
ScapaMap, ayudando a registrar los ya existentes a las autoridades competentes. Si desea participar activamente en proyectos de grabación documental, también se puede participar en proyectos organizados dirigidos por la Sociedad de Arqueología Náutica
(NAS). Para los no buceadores, se le facilita un tour mediante
ROV (Roving Enterprises Eye) o se puede visitar el Centro de Interpretación
Lyness. El caso es facilitar el acceso a la historia por los medios existentes. Pero sin duda alguna los que más disfrutan de Scapa son los buceadores deportivos. Estos pueden disfrutar y respetar de estos restos, pero el daño de los yacimientos es ilegal, de hecho es curioso, pero muy pragmático y disuasoriio ver las boyas que señalan en la superficie marina, la localización de los pecios. Avisan de las sanciones qu podría acarrear cometer un delito en un yacimiento arqueológico submarino. Y funciona. Protección, historia y
buceo. Poderosa combinación de futuro. La gestión y su uso. La localización y utilización de nuevas tecnologías para su documentación y colaboración con la sociedad civil para su preservación y aprovechamiento, hacen del caso de Scapa Flow un ejemplo excepcional en el mundo. . Veamos el caso de éxito de Scapa Flow y su tutela y gestión pública, que hacen de la base naval de las Orkney un lugar fértil para la población y para su historia. Incluso la red de difusión del yacimiento, tiene una importante labor de utilización de las nuevas tecnologías aplicada a la arqueología, la
divulgación en 3D que puedes perfectamente consultar desde casa, conectado a una red. En la misma te encuentras el scaneado de los yacimiento submarinos, sujeto a un grafismo y una información histórica acerca de los pecios, que facilita la elaboración de posibles rutas de buceo sobre los mismos (
proyecto ADUS) haciendo del conjunto monumental un ejemplar círculo de investigación, intervención arqueológica, puesta en valor y difusión mediante nuevas tecnológicas del lugar. Veamoslo. Pena que en su momento, a principios de siglo no vislumbraran de la importancia arqueológica e histórica del yacimiento. Muchos de los acorazados de la flota imperial alemanana hundidos alí, desaparecieron. Veamos el porque y contemplemos su historia…
Boya señalización del pecio del Royal Oak, Scapa Flow. En la misma se determina mediante un gráfico, de las sanciones a las que somete el que bucee en cualquier pecio protegido por la ley del país.
Buzos realizando operaciones submarinas en Scapa Flow
Buena parte de los buques de guerra alemanes rescatados en Scapa Flow corrieron la misma suerte hace años, cuando no se daba la importancia que tenía al legado histórico; aunque parezca mentira, su final fue el desguace. A veces, su blindaje llegaba a 12 pulgadas de espesor y aquello en términos económicos, para los implacables “chatarreros” de la época, era un negocio más que apetecible. No tardaron mucho en hincarle el diente. Inconscientemente, y llevados por la “miopía” usurera del momento, rescataron del fondo de la bahía a aquellos monstruos de hierro, testigos únicos y actores principales de una época, con el único destino de ser desguazados. De desaparecer. Los beneficios potenciales para los “chatarreros” eran notables. Para los historiadores y amantes del patrimonio, aquello fue una triste cacería llevada a cabo por el mercantil sr Knox.
Cuando el acorazado Freiedrich se elevó del fondo del mar, y se desguazo, produjo 18.943 toneladas de metales ferrosos y 774 toneladas de plomo, latón. bronce y cobre. Esta chatarra se vendió por un total 134.886 libras esterlinas de la época. Más el acorazado dejo de existir para siempre. Ya no lo podrían disfrutar las generaciones venideras. El concepto de una historia, el del dominio de los mares y de una tecnología, el de su construcción naval, terminó en el desguace. Suele ocurrir desgraciadamente en muchas ocasiones con la historia.
De 74 buques alemanes de la flota alemana, se hundieron
15 de los 16 buques más importantes en Scapa Flow,
5 de los 8 cruceros, y 32 de los 50 destructores. El resto permaneció a flote o consiguieron remolcarlos hasta aguas poco profundas para embarrancar. Los buques embarrancados fueron repartidos entre las armadas aliadas, pero la mayoría de los buques hundidos fueron abandonados en el fondo de Scapa Flow.
Un fondeadero protegido en las Orcadas, al norte de Escocia. Durante la Primera Guerra Mundial fue el anclaje principal para la Gran Flota británica.
Con el tiempo, esta recóndita y fría base militar se ha convertido en una de las zonas de inmersiones para buceadores, más atractiva del mundo. Eso si, indispensable traje seco, al menos para los que no han bebido suficiente Campeltowmn y han crecido en las Higlands.
Con mentalidad de arqueólogo, el paso del tiempo y los siglos, podría aventurarse que esos barcos tendrán un valor histórico y arqueológico importante.
Así ha sucedido. De hecho es uno de los lugares más visitados del mundo por los buceadores técnicos.
Adelantándonos a los acontecimientos, el próximo 2014 se conmemoran los 100 años del inicio de la I guerra mundial. A este propósito les invitaría a que siguiesen de cerca la publicaciones y eventos de la arqueóloga portuguesa Fátima Claudino. UNESCO actualmente trabaja en la
comemoración (Centenary of World War I – UNESCO will protect the Underwater Cultural Heritage from WWI from 2014 onwards); entre otras cuestiones, con el bello propósito de no olvidar tan cruento episodio, del que es capaz el ser humano. Recordar a las generaciones presentes la importancia de la paz y poner en valor el conocimiento sobre el pasado de la Primera Guerra Mundial a través de la investigación y la conservación del patrimonio que dejó atrás. Curiosamente se tiene al patrimonio cultural subacuático y sus pecios, como principales protagonistas. Una vez más.
Desde la arqueología bien sabemos, que el tiempo transcurre inexorablemente, y tras los pecios de la I guerra mundial vendrán los de nuestra guerra civil Española (sobre la cual hubo numerosos e importantes hundimientos), de la Segunda Guerra Mundial y posteriormente los naufragios de la guerra fría. Es sólo cuestión del paso del tiempo.
¿Es un debate notable para la ciencia?.¿Son las naves de acero y hierro contemporáneas, arqueología?, ¿Historia?. Claro que lo son. Porque no lo iban a ser.Como lo es una nave de guerra Napoleónica o lo es una fragata de la guerra ruso-japonesa. Forman parte de una reciente, en la que la madera es sustituida por el acero. La única cuestión, es preguntarnos ¿es patrimonio arqueológico una nave de guerra, con valor histórico hundida antes de esos 100 años que establece
UNESCO por ley?. Veamos el caso de Scapa Flow. Veamos como le sientan ese centenario que están a punto de cumplir.
¿En que estado se encuentran?.¿Qué es lo que ha hecho la sociedad y las autoridades Británicas en la materia?… Veámoslo. Buceemos en el fondo de su historia.
En torno
Rosslyn Wemyss sugirió que la flota fuera internada en Scapa Flow con una tripulación mínima de marinos alemanes, y vigilada por la Gran Flota.Fue la combinación ganadora, y así se hizo. Una vez hundidos, la flota alemana, formó parte del olvido. Hasta que un avispado empresario británico se fijó en aquella chatarra que valdría su peso en libras. La operación de rescate de los metales de los barcos fue un negocio arduo y arriesgado, y hubo varias muertes.La historia es contada en el excelente libro de de George SC ‘Jutlandia hasta Junkyard’.
Un total de 26 destructores, cinco cruceros de batalla, siete acorazados y un crucero se plantearon como objetivo de la empresa chatarrera.Para ellos no era historia. Eran simples moles de acero. Y así los trataron. Como hacen los cazatesoros con las naves hispanas allá donde los encuentran en las aguas del mundo. Como simples objetos equivalentes a dinero.
Con el paso del tiempo, y salvajadas aparte, además de otros seis naufragios alemanes, 28 británicos, 33 pecios y los yacimientos de los acorazados británicos HMS Vanguard y el HMS Royal Oak, hacen de Scapa Flow un paraíso actualmente para los buceadores y un gran yacimiento arqueológico submarino mundial. El lugar es sólo comparable con la laguna de
Truk en el pacífico, base naval japonesa de la
II Guerra mundial en cuyo interior fueron hundidos por la Task Force del almirante estadounidense
Mitscher, una buena parte de la flota Imperial de guerra. Aún así nos encontramos con una importante diferencia. Truk, no tiene los grandes barcos de superficie de la marina de guerra que nos encontramos en Scapa Flow. La imponente sombra de los acorazados que sobrevivieron al destrozo impone en cualquier fondo marino del mundo . Los acorazados alemanes son tan grandes, (es fácil de observar en las fotografías que se adjuntan) que se necesitan varias inmersiones para bucear y hacerse una idea de la totalidad de los mismos. Los que han visto aquellas bordas interminables, en sombras que emergen entre aquellas aguas verdes plomizas, con esa presión al descender, y recorrer sus cascos saben a lo que me refiero. No son una inmersión sencilla. Algunos de ellos se encuentran al límite para el buceo de aire comprimido. El desarrollo del buceo de nitrox ha hecho que los pecios sean más accesibles. Scapa Flow tiene los tintes de santuario. Afortunadamente, para la historia y la arqueología, no todos los barcos alemanes pudieron ser desguazados, materialmente no dio tiempo a aquella brutalidad. Lo que atrae a los buceadores de medio mundo son los siete grandes barcos de la antaño Flota Imperial alemana, esos que ni
Cox ni sus sucesores llegaron a reflotar.
Son tres acorazados de unas 26.000 toneladas (König, Kronprintz Wilhelm y Markgraf) y cuatro cruceros de 5.000 toneladas (Brummer, Dresden, Cöln y Karlsruhe).
De la flota alemana original, sólo permanecen tres barcos de guerra: e
l Kronprinz Wilhelm, el König y el Markgraf, todos ellos de 177 metros de eslora y cuatro pequeños cruceros: el Dresden, el Brummer, el Köln y el Karlsruhe. Estos pecios se encuentran a profundidades entre 24 y 45 metros, con una visibilidad entre 10 y 15 metros. Una de las mayores ventajas del buceo en Scapa Flow es la profundidad asequible para el buceo. El pecio de guerra situado a mayor profundidad,
el Markgraf, está localizado a 46 metros. Por lo tanto, en las islas Orkney las inmersiones presentan profundidades entre estos dos extremos.
El barco más profundo se encuentra a 63 metros, es el llamado bote de John Thornton, que ha sido hundido recientemente para ser usado como parte del entrenamiento Trimix. El silencio, el frío y la soledad a 36 metros de profundidad son tan sepulcrales que no muchos buceadores osan introducirse en las entrañas laberínticas del crucero. Paseemos por ellos;
El Kronprinz Wilhelm, botado en Kiel en 1914, hermano gemelo del Konig y del Markgraf, es el acorazado más grande jamás visto. Tanto su tamaño (177 metros de eslora) como la profundidad a la que se encuentra (entre 34 y 39 metros), obligan al buceador a ser precavido. Su estructura es similar a la de un portaaviones. De los tres barcos de guerra, es el que está en mejores condiciones, a pesar haber sufrido alguna detonación, especialmente en la sala de motores. El acorazado Kronprinz se encuentra en el lado de estribor, pero casi al revés, con la mayor parte de su superestructura incrustado en el fondo del mar.El fondo del mar alrededor del yacimientos están llenos de escombros. Sin embargo, una serie de puntos de referencia son visibles para el buceador – en particular los dos mástiles que se extienden lejos de los restos del naufragio, los cuatro quillas de balance sobre el casco y los timones en la popa.
El König, botado en Wilhelmshaven en 1914, contaba con tres turbinas que le permitían alcanzar una velocidad de 23 nudos. El peso colosal de su superestructura, con sus cinco torres principales y sus cañones, es el responsable de que terminase hundido
a una profundidad de 39 metros, tras haberse inundado.
El Dresden, construido en Kiel, está completamente intacto, con muchos de los objetos originales todavía en su sitio.
Se encuentra entre 28 y 38 metros. Presenta gran variedad de vida marina, especialmente esponjas y estrellas de mar en las zonas menos profundas del pecio. Como uno de los más completamente intacto de los restos de la flota de alta mar, el crucero Dresden es un excelente buceo. Toda la superestructura, junto con el palo mayor se encuentra relativamente intacto. Se encuentra en el lado de babor, pero se escoró un poco, con la cubierta que sobresale por el fondo del mar. La imagen del sonar muestra claramente cómo la cubierta protectora en la proa está pelando lejos de las planchas del casco, revelando más de su interior. De nuevo nos encontramos con daños del rescate significativos, en las proximidades del motor.
El Markgraf es el que se encuentra más profundo y el más impresionante de todos los pecios. Botado en Bremen en 1913, estaba equipado con diez cañones distribuidos en cinco torres, además de contar con cinco torpedos sumergidos. Hundido a 46 metros,
es la inmersión más memorable.Al igual que todos los buques de guerra, el Markgraf se encuentra prácticamente al revés. El casco se escoró ligeramente en su lado del puerto. El daño extensivo del intento de rescate de metal por parte de los soldadores es evidente, tanto en el extremo delantero y de popa, así como en la zona media del barco.
El Brummer, localizado entre
32 y 36 metros, alcanzaba una velocidad de 28 nudos y fue creado para poner minas en las rutas de los barcos aliados. Los expertos están de acuerdo en que este pecio, es el más fotogénico de Scapa Flow. Su torre de control se reconoce de forma instantánea. Debido a su deterioro, a los buceadores se les aconseja no entrar en el barco. La superestructura principal permanece intacta y los cañones todavía están en posición, apuntando a popa. En cuanto al timón, se encuentra en el fondo.
El Koln fue construido en Hamburgo y descansa entre 30 y 35 metros. Está relativamente intacto, exceptuando un agujero en la popa, sus inmensos cañones de 150 mm apuntan a un cielo inexistente, algunos se encuentran todavía armados con obuses. A través de los mamparos y corredores puede verse las estancias y pertrechos del barco tal y como quedaron el 21 de junio de 1919. Como ocurre en sus homólogos, también tiene importantes daños por parte de los soldadores del equipo de chatarreros que trabajaron sobre la flota.
El Karlsruhe se halla a tan sólo 24 metros. Debido a su superficial localización, ha sido expuesto a los efectos de fuertes tormentas. De todas formas, a pesar de su deteriorada condición, es una inmersión interesante: su escasa profundidad garantiza una vida marina muy rica.
Hasta aquí las inmensas moles de los pecios de la flota Alemana. Pero Scapa Flow es famosa por tener también en sus aguas a barcos legendarios de la marina británica. Y así, nos encontramos con el
HMS Vanguard, un acorazado británico que, anclado a puerto, se hundió el 9 de julio de 1917 al estallar su pañol de municiones
. El naufragio, que costó la vida a más de 700 hombres, sigue rodeado de misterio (tiene como no, una buena historia detrás del mismo): no se sabe aún si ocurrió un accidente en el polvorín del barco o si fue objeto de sabotaje por parte de un agente alemán, como sugiere el historiador escocés
Lawson Wood (Scapa Flow, Dive Guide. Aquapress, 2008). En reconocimiento de la gravedad de su estado de guerra, los restos de
HMS Vanguard y el HMS Royal Oak están protegidos como sitios controlados bajo la protección del militar sigue siendo la Ley de 1986. El buceo en estos pecios es ilegal sin el permiso del Ministerio de Defensa Británico. La segunda tumba de guerra es el
HMS Hampshire, un crucero acorazado de 10.850 toneladas que fue hundido por una mina alemana el 5 de junio de 1916 frente a los acantilados de
Marwick Head (costa oeste de las Orcadas). De nuevo, este tiene otra historia de ordágo. Su naufragio también fue dramático: murieron 643 hombres y se salvaron solo 12 en un bote salvavidas. Pero la sorpresa fue que el barco llevaba, en misión secreta, al todopoderoso mariscal de campo y ministro británico de la Guerra lord Horatio Herbert Kitchener
Y es que esta isla esta llena de naufragios. En una de aquellos promontorios, en Fair Isle, allá por el 1588, encalló El Gran Grifón. Uno de los pecios Españoles de la invencible.
Los siete pecios que permanecen bajo las aguas están protegidos bajo el Acta 1979 de áreas arqueológicas y antiguos monumentos. Las autoridades británicas lo tenían claro desde un principio. Aquello formaba parte de su historia y había que protegerlos. Desgraciadamente en nuestro país, muchos de los barcos recientes, especialmente los procedentes de la guerra civil (son numerosos los pecios a lo largo de nuestras aguas), en condiciones idénticas que las de Scapa flow, no se conoce su localización, ni su estado. A decir verdad, en ninguno de ellos se ha realizado un proyecto de investigación vinculada a una actuación arqueológica. Es una sutil diferencia del estado en el que se encuentra la sensibilizacion hacia nuestro patrimonio. En Scapa Flow,
El buceo está permitido, pero es necesario solicitar una autorización para ello. Al tiempo que finalizadas las inmersiones visitamos los fantásticos museos de
Stromness y de la base naval de Lyness donde se conserva viva la memoria de los acontecimientos sucedidos en las islas Orcadas desde los albores de la historia. Llegados a la superficie, una taza de sopa caliente y picante de tomate nos devuelve a la realidad, al siglo XXI. Sin embargo hemos de permanecer poco en este tiempo ya que estamos ansiosos por volver a internarnos de nuevo en las profundidades de la historia. Victoria Street y en su centro el pub del Royal Hotel, nos servirá de descanso. Fuera descansarán por los siglos, los restos de sumergidos de la historia. Los reto de la flota alemana imperial de la I Guerra Mundial.
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