Conflictos étnicos en África

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Buscando un futuro mejor murieron de sed en el desierto
Emigrantes de Níger quedaron varados en medio de la travesía hacia Argelia y no soportaron el calor.

  • China- Imagen cedida por la NASA que muestra una imagen del desierto de Taklimakan a través de satélite
  • Al menos 35 emigrantes de Níger que se dirigían a Argelia murieron de sed en el desierto de después de que el vehículo que los transportaba tuviera un desperfecto técnico, anunciaron el lunes a la AFP las autoridades locales.
"Varios viajeros nos informaron haber visto y contado hasta 35 cadáveres, en su mayoría mujeres y niños, en la carretera" declaró a la AFP Abdurramán Mauli, alcalde de Arlit, localidad minera al norte de Níger.
"Unos 40 nigerinos (...) que intentaban emigrar hacia Argelia murieron de sed a mediados de octubre" confirmó Rhissa Feltu, alcalde de Agadez, también en el norte del país.
Cinco cadáveres -dos mujeres y tres adolescentes- ya fueron encontrados por el Ejército, indicó a la AFP un gendarme nigerino.
Los demás cuerpos todavía no fueron hallados.
Por otra parte, 19 supervivientes fueron llevados a Arlit (norte), según ese gendarme, que no dio más detalles.
Según Feltu, dos vehículos que llevaban "al menos a 60" emigrantes dejaron Arlit "hacia el 15 de octubre" con destino a Tamanrasset, ciudad al sur de Argelia, en pleno desierto del Sahara.
Fuentes informadas aseguran que es bastante habitual que los traficantes abandonen a los emigrantes en medio del desierto, condenándolos a una muerte segura.
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En el Congo se estan dando combates heavys entre la ONU y FFAA congolesas contra grupos guerrilleros, el sur tenía varias ciudades tomadas
 

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Presos denuncian tortura y medicación forzada en cárcel sudafricana

Los presos denuncian descargas eléctricas y que son medicados contra su voluntad.
Presos de la cárcel sudafricana de máxima seguridad de Mangaung fueron torturados con descargas eléctricas y se les inyectó a la fuerza medicación antipsicótica, informó el grupo Wits Justice Project, que investiga los abusos.

"Hemos investigado durante un año y tenemos testimonios de 70 personas entre presos, guardias y personal médico, además de documentos médicos y legales e imágenes de vídeo del interior de la prisión", dijo Ruth Hopkins, periodista del colectivo.

Las imágenes de vídeo muestran cómo los empleados de la cárcel, gestionada hasta el pasado 9 de octubre por la empresa británica de seguridad G4S, le ponen inyecciones a los pesos contra su voluntad y les agreden y someten a descargas eléctricas.

Los medicamentos antipsicóticos que se administraban a los internos (cinco veces a la semana, a veces incluso a presos que no tenían transtornos de ese tipo) provocan pérdidas de memoria, rigidez muscular y tienen efectos secundarios que pueden causar la muerte, según la investigación de Wits Justice Project.

Las denuncias de malos tratos en la prisión, que acoge a unos 2.000 reclusos en la provincia central de Free State, han provocado que el Ministerio de Servicios Correccionales sudafricano investigue los casos de tortura.

"El Ministerio contempla muy seriamente estas acusaciones", declaró el titular del departamento, Sibusiso Ndebele, quien prometió llegar hasta el final y esclarecer todo lo ocurrido, según la agencia sudafricana de noticias Sapa.

El Ministerio se hizo cargo este mes de la gestión de la cárcel para, entre otras cosas, garantizar la seguridad de reclusos y trabajadores, tras conocerse que la empresa privada G4S había perdido el control del centro.

La situación se deterioró en esta prisión de los alrededores de la ciudad de Bloemfontein el pasado septiembre, con la huelga de unos 400 guardias que pedían mejores condiciones laborales.

La empresa G4S despidió a 330 empleados afiliados a un sindicato policial y de funcionarios de prisiones, que se negaron a volver al trabajo al finalizar la huelga.

Los despedidos fueron reemplazados por personas sin experiencia ni preparación, según denuncia Wits Justice Report, un grupo de la Universidad de Witwatersrand (Johannesburgo) que desde 2008 investiga los abusos del sistema de prisiones sudafricano.

Durante el paro, que dejó la cárcel con un importante déficit de personal, un motín de los prisioneros se saldó con el apuñalamiento de varios trabajadores y con la toma como rehén durante 13 horas de una guardia, que fue finalmente liberada sana y salva por las fuerzas especiales de la Policía.
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El final de los señores del oro

Soldados del M23, el año pasado en Goma. PHIL MOORE Afp.
En el campo militar, el ejército congoleño, uno de los más indisciplinados, mal dirigidos y peor armados del mundo, se ha apuntado la primera victoria de su historia en el campo de batalla. Esta semana ha conseguido expulsar a la citada milicia M23, una de las más poderosas de África, de sus posiciones en Kivu Norte.
Ahora los rebeldes huyen por la triple frontera hacia Uganda o Ruanda o se esconden para seguir con una guerras de guerrillas en las impresionantes colinas del parque nacional de Virunga, donde compartirán territorio con los impresionantes gorilas de montaña.
Si este 'ejército de Pancho Villa' ha conseguido imponerse a esta milicia, entrenada y financiada por Ruanda, como denunció Naciones Unidas en un informe, ha sido gracias a dos factores:
Por un lado, los cascos azules han pasado a la acción. Después de años de pasividad y con un mandato que les impedía cumplir con su cometido, que no es otro que proteger a los civiles, la nueva brigada de ataque los ha puesto a combatir cara a cara a los grupos armados establecidos en el este del Congo. Formada por tropas de Tanzania, Sudáfrica y Malawi, sus helicópteros, francotiradores y artillería han golpeado con furia las posiciones rebeldes durante meses.
El otro factor es la llegada del conocido como 'Héroe de Goma', el coronel Ndala Mamadou, un militar espartano, políglota y profesional que ha conseguido disciplinar y motivar a sus divididas tropas congoleñas, acabar con los desmanes y brutalidades contra la población civil y garantizar la transparencia informativa a cuantos periodistas han querido acercarse al frente.
El cambio ha sido notable: hace una año los soldados del M23 tomaban Goma mientras el ejército congoleño huía despavorido. Hoy la mayor parte del los milicianos del M23 abandonan sus uniformes y se entregan a los vencedores, que disparan al aire entre los aplausos de un pueblo necesitado de buenas noticias.
El resultado de este enfrentamiento es relevante porque supone un claro aviso al resto de los 30 grupos armados que proliferan en esta zona minera, la más rica del mundo en recursos naturales y minerales de sangre, pero la más pobre según el Índice de Desarrollo Humano de Naciones Unidas.
La ONG Enough Project cifra en 12 millones de toneladas el oro que el M23 ha saqueado de esta región, con unos beneficios de 500 millones de dólares para sus comandantes. Sólo Bosco 'Terminator' Ntaganda, ahora sentado en la Corte Penal Internacional por crímenes de guerra, se embolsó 15 millones de dólares por vender 325 kilos de oro en Kampala (Uganda). Otras veces este mineral ha sido encontrado en los emiratos del golfo pérsico. El general Sultani Makenga, el último comandante de la milicia conocido como 'El señor del oro', se encuentra en paradero desconocido.
Si los primeros en caer han sido los tutsis del M23, ahora puede tocarle el turno a los temibles hutus del FDLR o Fuerza Democrática de Liberación de Ruanda, otro de los grupos armados que han hecho del saqueo y la violación una forma de vida.
Se trata de la antigua Interahamwe, o sea, los perpetradores del genocidio ruandés de 1994 que acabó con casi un millón de muertos en 100 días a base de armas primitivas. Hoy, 20 años después de aquella matanza, sus heridas aún sangran en la frontera con el vecino Congo.
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30 muertos en un ataque de Boko Haram a un cortejo nupcial en Nigeria
Efe Lagos
Al menos 30 personas murieron en un ataque perpetrado contra un convoy nupcial por supuestos miembros del grupo radical islámico Boko Haram en el estado septentrional nigeriano de Borno.
Según han informado fuentes del hospital Maiduguri, donde fueron trasladados los heridos y los cadáveres, la emboscada, en la que falleció el novio, ocurrió el sábado cuando un grupo de hombres armados disparó contra la pareja y sus acompañantes cuando estos viajaban a esta ciudad procedentes de la localidad de Michika.
En los últimos meses, las desoladas carreteras del norte de Nigeria están siendo objetivo de ataques mortales por parte del grupo radical islámico.
Desde el pasado mes de mayo, Nigeria realiza una ofensiva antiterrorista en los estados de Yobe, Borno y Adamawa, en el noreste del país (todos ellos bajo estado de emergencia), tras un incremento de la actividad criminal en esa zona, donde opera Boko Haram.
El grupo, cuyo nombre significa en lenguas locales "la educación no islámica es pecado", lucha por imponer la "sharía" o ley islámica en Nigeria, de mayoría musulmana en el norte y predominantemente cristiana en el sur.
Desde 2009, cuando la Policía acabó con el líder de Boko Haram, Mohamed Yusuf, los radicales mantienen una sangrienta campaña que ha causado más de 3.000 muertos, de acuerdo con las cifras que maneja el Ejército nigeriano.
Con unos 170 millones de habitantes integrados en más de 200 grupos tribales, Nigeria, el país más poblado de África, sufre múltiples tensiones por sus profundas diferencias políticas, socioeconómicas, religiosas y territoriales.
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elGobierno del Congo anuncia la «victoria total» sobre los rebeldes del M23

Tras veinte meses de conflicto, el Ejecutivo de Kinshasa asegura haber tomado las últimas posiciones en manos insurgentes

afp
Población desplazada por los combates con el M23 en la ciudad de Rutshuru, este del país
El Gobierno de la República Democrática del Congo ha anunciado este martes la «victoria total» sobre los rebeldes del M23 tras 20 meses de conflicto al este del país.
«Los últimos elementos de M23 han abandonado sus posiciones en Runyonyi y Chanzu bajo la presión de las Fuerzas Armadas», aseguró el Ejecutivo.
Posteriormente, el grupo insurgente ha confirmado el fin de sus operaciones militares en un comunicado.
A principios de abril de 2012, decenas de ex combatientes del grupo armado tutsi Congreso Nacional para la Defensa del Pueblo abandonaban las fuerzas estatales para generar un nuevo movimiento denominado M23 (en honor a los acuerdos del 23 de marzo de 2009). Por entonces, los rebeldes reconocían que su huida tan solo era debida a las «inhumanas» condiciones de vida que sufrían en el Ejército (donde habían sido integrados conforme a este tratado de paz), así como al impago de salarios.
«Solo queremos que se respeten los acuerdos de paz. Conforme a estos, el Gobierno de Kinshasa está obligado a garantizar una amnistía a los presos políticos, la integración de los grupos armados en las fuerzas estatales, proporcionar seguridad a la población tutsi, así como promover el retorno de los refugiados», reconocía entonces a ABC Bertrand Bisimwa, líder del ala política de la milicia. «Nada se ha cumplido», señalaba Bisimwa. La venganza fue inmediata: en noviembre, decenas de guerrilleros se hacían con el control de la ciudad de Goma.
La crisis de los últimos meses
Sin embargo, en los últimos meses las fuerzas rebeldes parecían haber tocado fondo. Primero, ante el despliegue, en julio, por parte de Naciones Unidas de una fuerza especial para «neutralizar» a los rebeldes que operan al este del país. El destacamento –compuesto por cerca de 2.500 soldados- cuenta con autorización para «llevar a cabo operaciones ofensivas, ya sea unilateralmente o de forma conjunta con las fuerzas armadas congoleñas» encaminadas a interrumpir las actividades de grupos insurgentes.
Segundo, ante la evidente reducción del apoyo de Ruanda a los rebeldes. En octubre de 2012, un informe de Naciones Unidas acusaba al ministro de Defensa ruandés, James Kabarebe, de «comandar» a los miembros del M23 que se encontraban amotinados. De igual modo, el documento aseguraba que sus tropas proporcionaron apoyo armamentístico a los sublevados. No obstante, desde el fin del verano, esta colaboración parece haberse aplacado.
Y la influencia ha sido directa. Ya la pasada semana, el Ejército congoleño se hacía con el control de la ciudad de Bunagana, utilizada como base por el grupo insurgente. De igual modo, Bertrand Bisimwa, líder del ala política de la milicia, cruzaba hacia Uganda ante el avance de las fuerzas gubernamentales y anunciaba un «alto el fuego» (finalmente no respetado por el propio Ejército congoleño).
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La República Centroafricana, un país olvidado al borde del genocidio
La iglesia de Bossangoa rebosa de cristianos que no han ido a escuchar la misa, sino a salvar sus vidas. A su alrededor se ha montado un campamento improvisado en el que las madres cocinan, los niños corretean y los padres intentan montar guardia y conseguir algo de comida.

En la misma localidad, junto a la mezquita, se repite la escena, pero los congregados allí son musulmanes que también temen por su existencia. Tienen razones para ello: ambos bandos llevan semanas matándose a machete sin que nadie hasta ahora haya hecho nada por evitarlo. Los informes de Human Right Watch y Amnistía Internacional, hablan ya de "masacres".

República Centroafricana no sólo es, según 'Forbes International', el país más triste del mundo. Es a su vez el segundo más pobre del planeta y uno de los más violentos y olvidados.

Pese a encontrarse en el kilómetro cero del continente y de contar con enormes reservas de oro, diamantes y uranio sus noticias suelen ignorarse, a pesar de que los titulares ya carguen con una palabra maldita: 'genocidio'. Sobre todo cuando esa palabra significa ese delito que comprende actos perpetrados para destruir un grupo nacional, étnico, racial o religioso.

Recuerda a Ruanda
Es el término que utilizó Adama Dieng, asesor de Naciones Unidas para la prevención de los genocidios, sobre la situación actual del país ante los 15 miembros del Consejo de Seguridad en Nueva York. Curiosamente, su discurso sólo tuvo eco en el representante de Ruanda: "Lo que está sucediendo allí me recuerda mucho a lo que nos pasó a nosotros en 1994".

¿Y qué está sucediendo sobre el terreno? El pasado otoño el Gobierno y algunas organizaciones intentaron desarmar a cinco grupos rebeldes en el norte del país. Cerca de Batangafo, casi en la frontera con Chad, los soldados entregaban sus 'kalashnikovs' a cambio de 30 dólares cada uno.

En otra aldea cercana esos mismos soldados compraban otros tres por 10 dólares. Se cocinaba así la rebelión conocida después como Seleka (que significa 'alianza' en sango, el idioma local) que acabó tomando el poder el pasado marzo y expulsando a su presidente, François Bozize, exiliado en Camerún.

El problema es que esa rebelión de unos 15.000 milicianos locales, como cuenta José Carlos Rodríguez Soto, de la misión de Naciones Unidas, estaba apoyada por miles de soldados de fortuna extranjeros: "Los milicianos de la Seleka son, en su mayoría musulmanes del Norte, una zona donde la gente se ha sentido marginada durante décadas, aunque muchos de ellos son también mercenarios de Chad y de Darfur (Sudán) que sólo obedecen a sus jefes más inmediatos y que matan, violan, torturan y saquean con toda impunidad".

Cuando cayó la capital, el caos se apoderó de las calles, que siguen sin dueño. En Bangui, una de las ciudades más tranquilas y seguras de África hace unos meses, hubo decenas de ejecuciones a sangre fría en las aceras, torturas y violaciones a plena luz del día. Sus habitantes, hartos de estar hartos, se refugiaron en la pista del aeropuerto, el lugar más seguro de la ciudad, defendido por 400 gendarmes franceses.

El Gobierno de Bozize, con su policía y su ejército, cayó en pocos días, y con ello la autoridad. Para llenar ese vacío, "en las áreas rurales han surgido grupos armados con armas de fuego artesanales y a veces arcos y flechas llamados antibalaka (antimachetes)", como cuenta la periodista Lali Cambra, que acaba de recorrer el país con Médicos Sin Fronteras.

Su descripción incluye aldeas arrasadas por el fuego, muertos en las calles e incontables heridos de bala y arma blanca en los hospitales, que están desabastecidos. "El problema no es sólo lo que vemos sino lo que no vemos. Hay cientos de miles de personas escondidas en la selva, desnutridas y con altas posibilidades de contraer malaria. Si no conseguimos llegar hasta ellas, muchas morirán", dice Cambra.

Médicos Sin Fronteras es hoy la única organización con estructuras capaces de improvisar un mínimo sistema de salud, ya que el del Gobierno es casi inexistente. Naciones Unidas estima que dos millones de personas necesitan ayuda urgente.

Por su ubicación en el corazón del continente, República Centroafricana marca la frontera entre el África musulmana del norte y el África negra y cristiana del sur. La relación entre ambas comunidades siempre ha sido delicada y esta guerra no ayuda.

La rebelión Seleka
Los musulmanes de la Seleka invadieron el sur del país y los cristianos se han armado para atacar, a su vez, a ese 10% de musulmanes que ya vivía en el país antes de la rebelión. Hoy, con los líderes militares manipulando a una población en la que sólo la mitad sabe leer y escribir, la situación no es de guerra civil, sino algo peor: de guerra de religión. Y mientras tanto, hay casi medio millón de desplazados por el conflicto mientras las tropas de paz (3.600 cascos azules prometidos) ni están ni, por el momento, se las espera.

El actual presidente, Michel Djotodia, se ha comprometido a controlar a su propio ejército, aunque es incapaz, y ha acabado firmando un manifiesto junto a las ONG internacionales y la sociedad civil en contra de los desmanes de esos mismos soldados.

Juan José Aguirre, el carismático misionero y obispo de Bangassou, asegura que "República Centroafricana es hoy un país a la deriva, con toda su población atrapada como en un campo de concentración".

Los problemas de República Centroafricana no terminan ahí. Joseph Kony, el señor de la guerra más buscado del mundo, secuestrador de niños y violador de mujeres, ha vuelto a atacar esta semana aldeas en la zona este del país, frontera con Sudán del Sur, al frente de su infame Ejército de Resistencia del Señor. Por si la población ya no sufría lo suficiente.

http://www.elmundo.es/internacional/2013/11/10/527f6ebe6843418c058b456b.html
 
africa FUE, ES y SEGUIRA siendo un caos.....
antes las luchas tribales eran con arcos, flechas y lanzas...... hoy son con ak-47, pkm y rpg-7......
 

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La guerra interminable de Congo
La expulsión de la guerrilla a Uganda tan solo aplaza un conflicto de décadas


Rebeldes congoleños del M23 se rinden en rugwero al Ejército ugandés, el viernes. / isaac kasamani (AFP)

Fin del capítulo, no de la historia. El Ejército congoleño —con el apoyo de la brigada de cascos azules de Naciones Unidas— ha barrido esta semana militarmente a los insurgentes del M23. Pero no les ha vencido, sino que les ha expulsado hacia Uganda, país aliado de los rebeldes.
Tras un año y medio ocupando buena parte de la provincia de Kivu Norte, la más castigada por la guerra en Congo, los rebeldes del M23 han tenido que retirarse súbitamente tras una ofensiva por sorpresa del Ejército de la República Democrática de Congo.
La operación para recuperar el territorio se lanzó aunque el Gobierno de Kinshasa y los insurgentes estaban en plenas negociaciones. Pero aunque el M23 aceptó el pasado martes su derrota con un comunicado anunciando “el cese de las hostilidades”, el conflicto no se puede dar por terminado.
Primero, porque los rebeldes no han sido vencidos y han salido por donde habían entrado: Uganda. Y segundo, porque cada nuevo capítulo de esta guerra se parece demasiado al anterior.
El paralelismo de la situación actual con episodios anteriores solo genera escepticismo entre la población. “Se acabó el capítulo, ¿quién protagonizará el próximo? Nadie se traga que esto sea el fin”, bromea un joven desde Goma.
El guion cambia poco en cada ocasión: una fuerza militar con apoyo de Uganda y Ruanda irrumpe en Congo, se instala durante un tiempo en el este del país, zona montañosa con volcanes y con minas de estaño, tungsteno y otros minerales —necesarios para la industria de las nuevas tecnologías—, hasta que las divisiones internas y pactos opacos con las autoridades congoleñas conducen a una integración de sus efectivos, incluidos los altos mandos, en el Ejército congoleño. Alguno de sus líderes simula una derrota simbólica, pero en general la cúpula rebelde halla una salida.
Uganda. La trayectoria de Makenga, su líder, escenifica esta evolución. Nacido en Congo, Makenga tomó las armas en Ruanda a principios de los noventa para unirse a las tropas de Paul Kagame —ahora presidente ruandés— y combatir a las fuerzas que protagonizaron el genocidio. Más tarde, Makenga formó parte del Ejército ruandés y llegó a participar en una unidad de élite comandada por el actual ministro de Defensa de Ruanda, James Kabarebe.
En la primera guerra de Congo, Makenga se unió a sus compañeros de armas de Ruanda en la marcha hacia Kinshasa para derrocar al dictador Mobutu y participó en la primera rebelión, la del RCD. Al firmarse el fin oficial de la guerra, en 2003, el RCD se convirtió en partido político y muchos de sus milicianos fueron absorbidos por las fuerzas regulares congoleñas. Pero en realidad no despareció ni la guerra ni la insurrección, que resurgió en 2007 con el nombre de CNDP.
Makenga era ya entonces uno de los fieles y más próximos oficiales del nuevo líder, Laurent Nkunda. La rebelión de Nkunda se propagó cómodamente por Kivu Norte. Plantó sus bases en Kitchanga —donde Nkunda fue profesor— y su avance llegó hasta las puertas de Goma, la capital provincial.
En 2009, las tropas ruandesas detuvieron a Nkunda y se lo llevaron a Kigali, donde, hasta el día de hoy, sigue bajo arresto domiciliario. Mientras, Makenga se integraba en el Ejército congoleño. Una pausa de dos años largos separó la caída del RCD de su resurrección en forma de CNDP. Dos años largos pasaron también desde que el CNDP de desvaneciera en 2009, hasta su renacimiento bajo el nombre de M23.
Cuando esta última guerrilla entró en escena, el coronel Makenga se situó en la primera línea. Aunque enfrentado a Bosco Ntaganda, el otro peso pesado de la rebelión, Makenga se acabó imponiendo como relevo de Nkunda y, como todos los líderes de esta insurrección, también llegó desde Uganda.
Makenga está acusado por el Gobierno congoleño de haber cometido crímenes de guerra y sobre él pesa una acusación de Naciones Unidas. También Nkunda ha sido reclamado por las autoridades congoleñas por los mismos delitos.
Nkunda, Makenga, Ntaganda. Aparte de las acusaciones por crímenes contra la humanidad y abusos, lo que tienen en común todos los protagonistas de esta rebelión es que se mueven con libertad por la región independientemente de las fronteras y que todos han vestido varios uniformes: de las tropas ruandesas, del Ejército congoleño y de la rebelión, siendo para ellos las fronteras —igual que para los minerales que controlan— una raya simbólica que no afecta a sus actividades.
elpais.es
 

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Secuestrado un sacerdote francés al norte de Camerún

Georges Vandenbeusch había fundado un hogar para refugiados cristianos que huían del grupo islamista Boko Haram
Un sacerdote francés fue secuestrado en la noche del miércoles al jueves al norte de Camerún, a 30 kilómetros de la frontera con Nigeria, según ha anunciado el Ministerio galo de Asuntos Exteriores.
El padre Georges Vandenbeusch fue visto por última vez en las cercanías de la localidad de Koza, uno de los reductos operativos de la milicia islamista de Boko Haram. Precisamente, el sacerdote había fundado un hogar para refugiados cristianos que huían del grupo armado.
No es, sin embargo, el único caso en la región. A mediados del mes de marzo, siete rehenes franceses eran liberados tras haber sido secuestrados dos meses antes en la localidad de Dabanga, al norte también del país africano.
La acción fue reivindicada por la milicia armada de Boko Haram, convirtiéndose así en la primera captura de ciudadanos extranjeros asumida por los rebeldes desde su formación hace más de una década. Anteriormente, eran los islamistas de Ansaru, facción generada en verano de 2012 por exmiembros del propio Boko Haram, quienes habían abierto la trágica veda con la retención forzada de trabajadores pertenecientes a la empresa de construcción libanesa Setraco. Tres semanas después serían ejecutados.
Reciente liberación
Precisamente, la noticia del secuestro del sacerdote francés se conoce días después de la liberación, a finales del pasado mes de octubre, de otros cuatro ciudadanos franceses retenidos desde septiembre de 2010 en el cruce de caminos entre Níger y Malípor Al Qaida en el Magreb Islámico (AQMI). Uno de los secuestros más duraderos llevados a cabo por islamistas radicales en la región.
De igual modo, en la actualidad, cinco europeos -dos franceses, un sueco, un holandés y un británico con nacionalidad sudafricana- se encuentran en manos de AQMI, mientras que otro galo está retenido por simpatizantes de Boko Haram.
abc.es
 

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Un centenar de muertos en enfrentamientos tribales en Darfur
Alrededor de un centenar de personas ha muerto en enfrentamientos entre tribus rivales en la región de Darfur, en el oeste de Sudán, según ha informado una radio sudanesa.

"La cifra de muertos asciende a 100" después de los enfrentamientos entre las tribus Misseriyas y Salamat, ha informado la emisora Omdurman a través de un SMS, sin especificar cuando han tenido lugar dichos combates.

Radio Omdurman ha indicado que los combates habían terminado, pero un líder del clan Misseriya ha confirmado que durante el sábado han continuado en la ciudad de Umm Dukhun, con más de 50 víctimas mortales en ambos lados.

Soldados de Chad miembros patrulla fronteriza mixta sudanesa-chadiana murieron el pasado jueves tras un choque con la tribu Salamat, según fuentes humanitarias.

Los enfrentamientos tribales son frecuentes en Darfur, que es escenario de un conflicto armado desde 2003 entre las autoridades de Jartum y grupos rebeldes, que ha dejado más de 460.000 muertos, según la ONU.

AFP
 

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La piñata tribal del conflicto de Darfur continúa cobrándose víctimas
Al menos un centenar de personas han fallecido en las últimas horas en esta región de Sudán azuzada por el Gobierno

Un rebelde sudanés en la localidad de Forog en mayo del año pasado
Desde el pasado fin de semana, al menos un centenar de personas han perdido la vida en la región sudanesa de Darfur en los enfrentamientos entre las tribus misseriya y salamat. De igual modo, un número indeterminado de soldados chadianos (quienes patrullan la frontera de mano del Gobierno de Jartum) fallecieron en los combates.
Ya a comienzos de mes, dos de los principales grupos rebeldes que operan en esta conflictiva región -el Movimiento Justicia e Igualdad (JEM) y la facción del Ejército de Liberación de Sudán liderada por Minni Minnawi (SLM-MM)- acusaban al presidente de Chad, Idriss Deby, de «entrometerse en los asuntos de Darfur».
Mientras, y al margen de los intereses cruzados, el conflicto continúa con su particular sangría humana: Solo en lo que va de año, cerca de 460.000 personas han sido desplazadas como resultado de la violencia tribal.
Precisamente, este año se cumplía una década del inicio de la llamada «guerra de Darfur», en la que grupos, en su mayoría no árabes, se alzaron en armas contra Jartum (el 26 de febrero de 2003, el Frente de Liberación de Sudán atacaba la ciudad de Golo, para la gran mayoría de analistas, el punto inicial del conflicto).
Diez años que tan solo han servido para cobrarse decenas de miles de vidas y para que el presidente sudanés, Omar al Bashir, disponga de una orden de busca y captura por el Tribunal Penal de la Haya por los crímenes de guerra y lesa humanidad cometidos en la región.
Sin embargo, a mediados de 2009, el descenso de los enfrentamientos motivó que el comandante saliente de la operación híbrida de la Unión Africana y Naciones Unidas en la región (UNAMID), Martin Luther Agwai, anunciara que Darfur ya no se encontraba en estado de guerra y que el conflicto había finalizado.
Pese a ello, solo unos meses después, Ahmed Hussein Adam, portavoz del grupo rebelde Movimiento Justicia e Igualdad (JEM), denunciaba a ABC que cualquier tipo de colaboración con el Gobierno local, presente o futura, era «inviable», por lo que esta milicia armado solo cesaría en su lucha «con la muerte del dictador Bashir».
Milicias financiadas
Y la mecánica del conflicto, lo cierto, no ha cambiado demasiado hace más de una década. En marzo pasado, por ejemplo, más de un medio millar de personas perdían la vida en los enfrentamientos entre dos tribus rivales (presuntamente, armadas por el Gobierno de Jartum) de la la zona de El Sireaf (norte de Darfur).
Entonces, milicianos de la tribu de rizeigat se enfrentaron a grupos árabes ligados a la etnia Bani Hussein por el control de una mina de oro. «Llegaron en vehículos oficiales y contaban con equipamiento del Ejército de Sudán. El Gobierno es el responsable de lo que está ocurriendo», aseveró entonces Mohammed Aissa Aliu, líder comunitario.
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Mugabe obligará a cerrar todas las tiendas de extranjeros en Zimbabue

El presidente de Zimbabue, Robert Mugabe. AFP
El Gobierno de Zimbabue acaba de anunciar otra polémica medida proteccionista que en la práctica afectará especialmente a chinos y nigerianos. "Todas las tiendas regentadas por extranjeros deberán cerrar antes del próximo 1 de enero bajo pena de arresto", ha publicado el oficialista periódico del propio Zimbabue, 'The Herald', citando altos funcionarios del Gobierno.
La medida, enmarcada en la enloquecida política del país que tan pronto está invitando a las multinacionales a invertir como anuncia cierre y control de toda la inversión extranjera, pretende beneficiar a los dueños zimbabuenses de las pequeñas tiendas de las 'township' (barriadas) que han visto en los últimos meses como, principalmente chinos y nigerianos, han abierto decenas de negocios con productos importados a mejor precio. Es además un paso más en la controvertida ley de 2007 que obliga a que toda empresa que opere en el país debe tener al menos un 51% de su capital social en manos de locales y que se aplica vigorosamente de forma aleatoria por el Gobierno.
Zimbabue es de hecho en este momento un foco constante de rumores e informes que hablan de un gravísimo deterioro económico del país por un lado, se habla de una posible quiebra total de sus finanzas, y de nuevos tiempos propulsados por el ala aperturista del Zanu PF, partido del Gobierno, que apuesta por la inversión extranjera y reducir paulatinamente las constantes sanciones por sus falta de libertades para evitar la quiebra.
En todo caso, la medida del Gobierno de Mugabe es una más dentro del panorama político regional con cada vez mayores problemas de xenofobia. Esta misma semana se ha producido el enésimo ataque sufrido por la numerosa colonia de inmigrantes de Zimbabue que vive en la vecina Sudáfrica. En una 'township' de la provincia de Limpopo, en Liphalale, se han quemado cinco tiendas y dos casas de zimbabuenses por parte de una enfurecida población local que no los quiere allí porque les quitan el empleo y abren sus propios negocios. En mayo de 2008, en esta zona, ataques similares acabaron con la vida de 68 inmigrantes y miles de desplazados que huyeron de sus casas. El conflicto, en 2010, llegó hasta el Parlamento sudafricano que abrió una comisión de investigación para intentar solucionar el grave problema.
En el también hermano pobre y vecino Mozambique, donde el descubrimiento de las inmensas bolsas de gas y carbón del norte están provocando un cierto efecto llamada de la población de los países limítrofes e, incluso, de la europea (principalmente portuguesa), el Gobierno ha comenzado a poner severos controles para evitar una inmigración masiva. Su titular, Helena Taipo, ha dejado claro en las últimas semanas que *"haremos una aplicación estricta de las leyes de trabajo con la inmigración". El resultado ha sido inmediato y por primera vez se están ejecutando expulsiones de inmigrantes irregulares de forma regular.
elmundo.es
 

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La paranoica militarización de Eritrea marca la ruta hacia Europa
Naciones Unidas denuncia que la obligación de realizar un servicio militar indefinido es la principal razón de la huida del país de miles de eritreos cada mes

reuters
Refugiados eritreos a su llegada a la isla de Malta
Jugarse la vida con tal de no ***** el fusil. La excesiva militarización de Eritrea es la principal causa de que entre dos y tres mil personas abandonen, cada mes, el país africano, según denuncia Naciones Unidas.
Como asegura la relatora de la ONU en la región, Sheila B. Keetharuth, la obligación de realizar un servicio militar indefinido (en lugar de los 18 meses que marca la ley) fue citado como la razón principal de los propios eritreos para abandonar su país de origen. «Este sistema mantiene a los eritreos en cautiverio en una situación de desesperación, lo que les obliga a tomar riesgos inimaginables en busca de libertad y un refugio seguro», aseguró la experta, tras realizar una gira por Malta y Túnez.
En virtud del artículo 8 del acta de proclamación de 1995, todos los ciudadanos eritreos de edades comprendidas entre los 18 y los 40 años tienen la obligación de realizar el servicio militar, que consiste en seis meses de entrenamiento en un centro de capacitación y 12 meses «plenamente activos». Sin embargo, los 18 meses resultantes es habitual que se amplíen de forma indefinida.
Y las consecuencias son inmediatas.
Según datos de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), solo el pasado año, 305.723 personas se vieron obligadas a dejar el país, con una media de entre 2.000 y 3.000 huidas mensuales.
Ya el pasado 3 de octubre, al menos 359 inmigrantes (la mayoría, eritreos) perdieron la vida tras hundirse una embarcación en la isla italiana de Lampedusa.
Sin oposición
Desde su independencia en 1993, al menos 10.000 presos políticos, buena parte de ellos sin acusación formal, han sido encarcelados por Asmara como parte de su cruzada para acallar a las voces críticas. Y en este sentido, especialmente llamativa es la red de prisiones con la que cuenta el país africano, centros de detención donde la tortura es ley de vida.
Poco o nada queda ya del país considerado, en los 90, ejemplo de libertad y lucha por la igualdad. Un régimen, cada vez más encerrado en sí mismo y donde se acrecienta la paranoia.
«Todos los medios de comunicación en Eritrea están en manos del régimen dictatorial. De igual modo, las comunicaciones por Internet se encuentran limitadas y controladas», aseguraba recientemente a ABC Isayas Sium, coordinador de un periódico clandestino de nombre «Meqaleh Forto», que ha comenzado a distribuirse en la capital de Eritrea, Asmara, doce años después de que el Gobierno del país africano prohibiera todos los medios de comunicación privados.
ABC.es
 

Shandor

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Mugabe va ahora a la caza de los pequeños negocios
Tras forzar a las grandes compañías internacionales a ceder la mitad de su accionariado a inversores locales, Zimbabue da un mes para que cierren los pequeños negocios de extranjeros

Xinhua
Mugabe durante su 89 cumpleaños el pasado marzo
Es un ultimátum. El 1 de enero todos aquellos propietarios extranjeros que regenten una peluquería, una panadería o una tienda de souvenirs deberán echar el cierre o de lo contrario serán detenidos.
Es la última medida tomada por el Gobierno de Robert Mugabe, el hombre que a sus 89 años dirige los destinos de Zimbabue desde hace más de tres décadas. Su ministro de Juventud, Indigenización y Empoderamiento económico, George Magosvongwe, anunció esta semana una vuelta de tuerca más a los planes de ‘indigenización’ de la economía.
Primero fueron las grandes compañías internacionales, que se vieron forzadas a ceder el 51 por ciento de su accionariado a inversores locales; ahora les llega el turno a los pequeños emprendedores, en su mayoría nigerianos y chinos, que poseen tiendas de alimentación, productos o servicios.
Según la ley de Indigenización y Empoderamiento Económico, todos los comerciantes foráneos deben abandonar los «sectores reservados» a la población local. Se trata de todas las empresas relacionadas con la agricultura y la producción de tabaco y lácteos, transportes, peluquerías, salones de belleza, tiendas de alimentación y ropa, agencias inmobiliarias, de publicidad o de marketing.
«Puedo confirmar que aún hay muchos negocios no indígenas en los sectores reservados y hemos establecido un límite hasta el 1 de enero para que cumplan con la ley», dijo Magosvongwe a los parlamentarios tras una reunión del comité de indigenización en Harare.
«Estamos poniendo en marcha medidas para garantizar el cumplimiento, en el caso de que no se atengan al ultimátum», añadió el ministro, en palabras recogidas por el diario estatal Herald.
Otro golpe más
Los planes del Gobierno pueden suponer aún otro golpe más para la economía zimbabuense, en declive desde que en el año 2000 se puso en marcha la expropiación de miles de explotaciones a los granjeros blancos.
La situación desató la escasez de alimentos, una inflación superior al 150.000 por ciento y un desempleo del 80 por ciento, que Mugabe atribuyó a una conspiración de los gobiernos occidentales para derrocarle.
Los negocios extranjeros serán reemplazados por comercios de empresarios locales, pero resulta complicado que las nuevas tiendas puedan suplir las necesidades de la población a corto plazo.
Robert Mugabe, que logró la reelección el pasado en julio de este año con la indigenización como punto estrella de su programa, ha tomado la nueva medida en un intento de satisfacer a su electorado, a pocos días de la celebración del Congreso de su partido, el ZANU-PF (Unión Nacional Africana de Zimbabue – Frente Patriótico), marcado por las tensiones por la batalla por su sucesión.
ABC.es
 
Ese viejo está reloco y no por macoña precisamente, veo un mal tiempo azomarse en el horizonte de ese país...
 

Barbanegra

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Angola, primer país que prohíbe el islam
Angola se postula como el primer país del mundo en prohibir el islam. Aunque aún no se ha aprobado una ley que persiga de forma directa esta religión, su gobierno, de facto, está dando pasos incuestionables en esa dirección, según denuncian asociaciones de derechos humanos y organizaciones musulmanas africanas. "Con el fin de combatir la proliferación de nuevas sectas y contra el fundamentalismo religioso", dice la nota del Ejecutivo.

Hace escasos días la policía clausuró 78 mezquitas por todo el país, alentó la quema de otras 10 y dejó abiertas sólo las de la capital, Luanda, que esperan su cierre de un momento a otro. ¿La excusa? Ninguna tenía licencia. La única que ha hablado abiertamente de "prohibir el islam" ha sido su ministra de Cultura, Rosa Cruz, que admite que su Ministerio tiene sobre la mesa 1.200 solicitudes de aprobación de nuevas sectas. "Sólo tres o cuatro tienen una acción visible y beneficiosa para la sociedad", afirma.

Según la ley vigente, una confesión religiosa, la que sea, necesita las firmas de 100.000 fieles y estar representada en 12 de las 18 provincias al menos para ser reconocida por el Estado angoleño. No es el caso de la musulmana, muy minoritaria en el país, con 90.000 seguidores. La inmensa mayoría de la población de esta antigua colonia portuguesa, el 95%, es cristiana, con cada vez mayor presencia de iglesias evangélicas.

'Cortina de humo'
Para los opositores al Gobierno de Eduardo Dos Santos, el segundo presidente más longevo de África después del guineano Teodoro Obiang (34 años en el poder), "se trata de una magnífica cortina de humo para evitar que se hable de corrupción, de fraude electoral, del saqueo de las grandes corporaciones petrolíferas, de la fortuna personal de un presidente fantasma que lleva años sin dar la cara", aseguran a EL MUNDO fuentes de la oposición.

Además, el Ejecutivo prevé ilegalizar otras 194 pequeñas confesiones religiosas, como el budismo o el hinduismo, que practican miles de trabajadores llegados como mano de obra barata en el 'boom' de la construcción de Luanda. Sin embargo, los musulmanes de Angola creen que la norma se ha creado para evitar la pujanza de la religión musulmana, que crece sin freno en el África subsahariana.

En Angola nunca hubo problemas entre cristianos y musulmanes, pero sí cierto miedo de que el islam se extienda entre su población y pueda crear divisiones, como puede suceder en lugares como Nigeria o República Centroafricana en la actualidad. Elias Isaac, el director de la Open Society Initiative of Southern Africa, afirma en el diario 'The Guardian' que "se ha convertido en una loca pesadilla. El Gobierno es intolerante con la diferencia".

David Ja, presidente de la Comunidad Islámica de Angola, asegura que "el islam ha sido prohibido abiertamente en el país". "El Gobierno nos dice que estamos invadiendo su país y poniendo en peligro sus valores cristianos. Pero son ellos los que insultan a las mujeres que llevan el velo islámico y los que queman las mezquitas", asegura Ja.

http://www.elmundo.es/internacional/2013/12/01/529b60b463fd3d0e028b45af.html
 
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