Sukhoi Su-32
Una ventana al futuro
Por Manuel Olivera Lorenti para Aeroespacio Set/Oct 2001 Nº 543
http://www.aeroespacio.com.ar/site/anteriores/538-550/543/site/sumario543.htm
Ante el drama de la situación económica y social de la Rusia actual, podríamos olvidar que aún sobrevive la elite tecnológica que la convirtió en la más temida potencia mundial del pasado reciente.
Si bien sus logros espectaculares en los campos más avanzados de la industria se debieron al presupuesto estratégico-militar más alto y prolongado de la historia (llegando hasta el 50% de los recursos nacionales, incluidos los costos de un área decisiva: la espacial), aún hoy utiliza -y participa- con artefactos récord, como el cohete espacial más potente, o el carguero aéreo más grande y veloz, o el submarino más resistente y autónomo, por sólo citar lo más espectacular.
Si nos referimos específicamente a la guerra aérea, hoy ninguna otra potencia podría superar en calidad -por sí sola, con exclusividad sus propios productos- el embate de formaciones combinadas de interceptores MiG-31 M y cazabombarderos tácticos Sukhoi 32. Estos dos productos, son los últimos resultados de largas evoluciones, iniciadas hace muchos años a partir del MiG-25 y el Sukhoi 27. Por el momento, cada uno en su tipo supera en performance y capacidades a sus equivalentes del resto del mundo.
El centro principal de este artículo lo constituirá el Sukhoi 32, por ser el que ha incorporado las mayores mejoras y modificaciones en los últimos años, a pesar de sufrir mayores limitaciones de inversión que todos sus competidores mundiales.
Hasta este modelo (nuevamente llamado 32, luego de haber sido anotado Su-34), ninguna de las evoluciones anteriores del Su-27, había logrado igualar las increíbles capacidades de su equivalente norteamericano, el F-15 Eagle de la McDonnell Douglas, dos de las cuales -la velocidad Mach 2,5 ó los 11 000 kg de carga bélica- nunca más fueron alcanzadas por ningún avión de su tipo en todo el mundo. El último Su-32, con el nuevo diseño y motor, fue forzado drásticamente hasta Mach 2,3 ó hasta 10 000 kg de equipamiento bélico. Y hasta allí llegó. Pero en todo lo demás, ya resulta totalmente superior al americano, sobre todo ante las nuevas exigencias surgidas en la última década, en las que el F-15 se fue rezagando tanto, porque fueron cubiertas parcialmente por otros modelos (como el nuevo F-14 D Super Tomcat de la Marina), los cuales fueron transferidos a los nuevos prototipos F-22 "Raptor", de la llamada Quinta Generación.
Los elevadísimos costos de esta Generación -que en Rusia está representada por el prototipo MiG-42- han hecho que la financiación se derive hacia todo el mejoramiento posible de la Cuarta Generación, dando como resultado una categoría intermedia llamada Generación Cuatro Plus, que en Rusia se ha encarnado en el Sukhoi 32, y en Francia en el Rafale de Dassault.
Aparte de los Estados Unidos, Francia y Rusia son los únicos países del mundo absolutamente autónomos en todos los componentes de su "sistema de defensa" (manera de designar la capacidad bélica de un país), salvo por ciertas sofisticaciones en nanotecnología electrónica que hasta el momento han logrado registrar primero (y acaparar derechos) los norteamericanos y japoneses conjuntamente; una situación a la que pronto otros países deberán poner fin, trabajando también de manera conjunta, para contrarrestarla.
Los analistas anuncian que una coalición científica franco-ruso-germana será pronto imprescindible, puesto que nadie ignora que los intereses británicos no sólo están integrados indisolublemente con los intereses globales norteamericanos, sino que constituyen el Caballo de Troya de éstos en Europa.