La guerra de los drones

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REPORTAJE
La guerra teledirigida

  • Letales, sin tripulantes, dirigidos a distancia. Los drones no son el futuro. Ya son el presente en los conflictos bélicos.
  • Estas aeronaves, armas poderosas aunque también pueden tener uso civil, vulneran el derecho internacional cuando invaden el espacio aéreo en combate.
Jesús A. Núñez Villaverde 15 MAR 2013 - 00:00 CET

MÁS DE 4.000 VÍCTIMAS. Los 'drones' de EE UU han matado a 4.700 personas en los últimos años. En la imagen, los técnicos supervisan uno de reconocimiento del Ejército alemán en la base de Marmal (Afganistán) en diciembre de 2012. / FABRIZIO BENSCH (REUTERS)

El senador republicano Lindsey Graham acaba de declarar que los drones estadounidenses han matado al menos a 4.700 personas en estos últimos años. En su primera legislatura, el presidente y premio Nobel de la Paz Barack Obama incrementó de manera muy notable el uso de estas aeronaves no tripuladas en Afganistán y Pakistán, además de Irak, Yemen, Somalia, países del Sahel o Filipinas. Es Washington precisamente quien, junto con Israel, más está apostando por el desarrollo de unos instrumentos de matar que, de un solo golpe (o, mejor, de botón de joystick), cuestionan la soberanía nacional de los países en los que se desarrollan sus ataques, llevan a cabo ejecuciones extrajudiciales y deshumanizan la guerra.

Para sus defensores, se trata de la mejor manera de enfrentarse a una nueva batalla en la que el enemigo ya no es un soldado uniformado y anónimo, sino un combatiente individual con nombre propio que no puede ser disuadido al modo clásico ni detenido antes de que pueda actuar. Así, argumentan que los drones (literalmente, abejorros) salvan muchas vidas, ya que no hay pilotos ni tripulaciones, reducen los daños colaterales gracias a su altísima precisión y ahorran importantes recursos por ser aparentemente mucho más baratos que sus equivalentes tripulados. Añaden incluso que liberan a los humanos de la carga de tareas aburridas, sucias y peligrosas: a nadie le entusiasma patrullar incesantemente una frontera o quemar sus ojos ante una pantalla que retransmite lo que ocurre en las aguas territoriales de un país, ni entrar en una zona altamente contaminada por un accidente nuclear, en el ojo de un huracán o en el núcleo de una erupción volcánica. Y mucho menos habrá personas dispuestas a penetrar a ciegas en una casa donde se localice un enemigo dispuesto a todo.

El caso es que los drones ya están haciendo todo eso. Valga como ejemplo el minihelicóptero Black Hornet Nano, de apenas 10 centímetros de largo, 16 kilos de peso y equipado con una cámara, que las tropas británicas usan en Afganistán en sus acciones de combate urbano. A partir de ahí, la imaginación puede volar al ritmo de los avances que nos hablan, por un lado, de aparatos del tamaño de un colibrí o una mosca y adaptados a entornos de alta contaminación o inseguridad donde podrían moverse sin inconvenientes para registrar datos relevantes o para informar de lo que ven. Y, por otro, de plataformas aéreas de unos 11 metros de longitud que, como el MQ-9 Reaper estadounidense, puede armarse con hasta 14 misiles aire-tierra.

Dando un paso más en esa misma línea, se apuntan ya escenarios de combate en los que apenas habría bajas humanas, porque los drones, manejados a distancia por operadores a salvo de las consecuencias inmediatas de sus actos, solo destruirían sistemas de armas totalmente automatizados. Como resultado de ese enfoque, la organización estadounidense Association for Unmanned Vehicle Systems International (AUVSI), formada por exmilitares y personas de la industria que promueve el desarrollo tecnológico de los drones, estima que más de 2.400 empresas de unos 40 países, con EE UU e Israel a la cabeza, desarrollan estos productos. Sus previsiones apuntan a un volumen de negocio de al menos 70.000 millones de euros en diez años.

Pero es precisamente en cada una de esas supuestas ventajas donde se sitúan los principales puntos de debate. En primer lugar, la proliferación drónica, presentada siempre como beneficiosa para nuestra seguridad, nos aboca a la absoluta pérdida de privacidad en un entorno atiborrado de ojos que nos vigilarán aún más de lo que ya lo estamos. Hay que recordar que no hablamos de ciencia ficción, sino de realidades que se añaden a la controvertida red de espionaje electrónico Echelon, operativa al menos desde los años setenta del pasado siglo. Un ejemplo lo presenta la empresa armamentística estadounidense Raytheon: dispone de un software conocido como Riot, que permite rastrear nuestras actividades y movimientos mediante las huellas que dejamos en las redes sociales y predecir nuestros comportamientos y localizaciones futuras.

A esto se suman otros elementos cuando se trata el campo específico de los Unmanned combat aerial vehicle (UCAV), de uso exclusivamente bélico. Se trata de sistemas de combate que integran una plataforma volante controlada de forma remota, enlaces por vía satélite, cámaras para identificación y seguimiento de objetivos y diversas armas. Están diseñados para matar selectivamente a personas localizadas en prácticamente cualquier rincón del planeta. En el caso estadounidense, el ejemplo más perfeccionado, los UCAV disponen de un complejo entramado: unos operadores formados en la base aérea de Holloman (Nuevo México), unas bases aéreas diseminadas por el planeta –tanto en suelo estadounidense como en Irak, Pakistán, Arabia Saudí, Seychelles y seguramente muy pronto en Níger–, unos centenares de drones y una amplia gama de misiles y bombas. Todo ello en manos de la Fuerza Aérea, del Mando Conjunto de Operaciones Especiales y de la CIA, una agencia cada vez más paramilitar.

Mientras debaten si su cometido puede o no compararse con los pilotos de combate –ya hay también medallas para premiar su labor–, los operadores castrenses de estos sistemas cumplen su horario laboral en una sala repleta de cámaras, pantallas y ordenadores. Ejecutan los planes decididos por la autoridad correspondiente, John Brennan. El inminente director de la CIA ha desarrollado los protocolos vigentes en Washington en su calidad de consejero presidencial en materia antiterrorista y cabe identificarle como la cabeza pensante, con aprobación de Obama, en tan delicado asunto. Puede ocurrir que un operador esté realizando por la mañana una misión de reconocimiento en Somalia operando un drone que ha despegado de las Seychelles y que por la tarde se dedique a eliminar a un individuo localizado en algún escondite de Yemen utilizando un UCAV destacado en una base saudí. Y todo ello sin moverse físicamente a esos lugares, porque para ello solo necesita disponer de una buena conexión vía satélite.

Actuar de ese modo implica no solo invadir el espacio aéreo de otros Estados contraviniendo el derecho internacional y el Tratado de Cielos Abiertos, en vigor desde 2002 y que compromete a los 34 Estados firmantes a abrir su espacio aéreo a la observación de los demás en un ejercicio de encomiable transparencia. Supone también activar una maquinaria letal que vulnera los fundamentos del Estado de derecho y que difícilmente encaja con los usos y costumbres de la guerra. En síntesis, se trata de ejecuciones sumarias que rompen con la idea de que en una guerra no se busca la muerte de individuos concretos, sino la derrota de un ejército o grupo armado sin nombres propios. En lugar de buscar la cooperación del Estado donde se haya identificado al presunto objetivo apelando a los organismos internacionales de cooperación policial, y con la idea de detenerlo para someterlo a un posterior juicio, se opta por liquidarlo de manera quirúrgica sin evitar por ello la muerte de civiles inocentes. También se descarta la engorrosa necesidad de desplegar sobre el terreno una unidad de operaciones especiales que pueda errar en el blanco, caer en una emboscada o verse atrapada al intentar ponerse a salvo tras la acción.

Como dejó claro la eliminación del terrorista Anuar al Aulaki, un ciudadano estadounidense abatido por un drone en territorio yemení en septiembre de 2011, Washington optó por un acto de castigo o venganza, no de justicia, contra uno de sus propios ciudadanos sin opción de defensa o de un juicio justo. Siempre podrá aducirse, como refleja el argumentario de la propia Administración de Obama, que hay base legal para actuar así en una guerra en la que no existe un bando opositor uniformado y encuadrado en unidades militares. Pero eso no quita para que se debilite hasta el extremo el edificio ético y legal que corresponde a una sociedad democrática cuando se salta sus propias líneas rojas y adopta los métodos del contrario al cual pretende derrotar.

Los 'drones' se dirigen desde un centro de control, como este del Ejército alemán en Afganistán. / FABRIZIO BENSCH

Por otra parte, para quien tenga que dar la orden de matar todo es más simple en la medida en que no pone en riesgo la vida de su gente y se desgasta mucho menos en términos políticos, tanto ante su propia opinión pública como ante los gobernantes del país donde se ha realizado la operación. Así se vio en diciembre de 2011, cuando un RQ-170 Sentinel cayó en manos iraníes. La repercusión fue muy distinta de la que habría existido de ser un avión tripulado. Esa facilidad de matar apretando un simple botón a distancia para borrar un problema hace mucho más tentador el recurso a la violencia. Sin añadirle ninguna épica al enfrentamiento bélico, está claro que no es lo mismo matarse cara a cara que hacerlo desde la asepsia de un despacho y amparándose en el anonimato, que además asegura que no habrá represalia directa contra el atacante.

Mientras se dirime la controversia generada por unos aparatos que, con modelos que ahora parecen prehistóricos, ya se usaron en las dos guerras mundiales del pasado siglo, su desarrollo parece incesante. Algunos quieren verlos ya como armas definitivas de un futuro inmediato en el que, con intervención humana apenas reseñable, se desencadenarán y desarrollarán guerras limpias con altísima precisión. En esa línea parece que queda agotado el espacio para la ciencia ficción, porque todo lo que se imagine en este campo ya es una realidad hoy. Una realidad incómoda, porque nos deja reducidos al mero papel de víctimas principales de nuestros propios ingenios bélicos en un entorno altamente tecnificado y automatizado, del que no habría escapatoria posible.

Un elemento más que incentiva ese proceso es el énfasis en los usos civiles de los drones, por ejemplo en levantamientos topográficos, fumigación de cultivos, vigilancia del tráfico terrestre y marítimo, grabación de programas televisivos o protección medioambiental. Como una muestra muy reciente de la pujanza de esta industria, a principios de este año la Autoridad de Aviación Civil británica (CAA) ha concedido permiso a 160 usuarios civiles, desde universidades hasta la BBC, pasando por bomberos, policía y empresas como Video Marketing Golf, National Grid o BAE Systems, para operar con sus drones en los cielos británicos. Basta con que pesen menos de 20 kilos, no superen los 122 metros de altitud y tengan un radio de acción inferior a medio kilómetro para asegurar que se trata de vuelos a la vista de su operador.

En el terreno militar, el salto ha sido exponencial tanto en la cantidad como en la calidad de los aparatos que ya están operativos. La amplia variedad de aeronaves en servicio abarca desde los Handled, que funcionan a menos de 2.000 pies (609,6 metros) con baja velocidad y un alcance máximo de dos kilómetros, hasta los que pueden realizar trayectos a la Luna a velocidades hipersónicas.

Existen muchos tipos de drones, tanto de uso militar como civil. Solo en la UE, 19 Estados desarrollan unos 400 modelos distintos sin que hasta ahora haya sido posible una regulación común, prevista en principio para 2016. Existen proyectos como el franco-británico Telemos o el Talarion de EADS, suspendidos de momento. En España, la empresa Indra ha creado el helicóptero Pelícano, de 200 kilos y destinado a vigilancia marítima, y el pequeño avión de observación Mantis. No son los únicos: la compañía Singular Aircraff, por ejemplo, ha realizado el modelo SA-03 para vigilancia fronteriza. Precisamente la Agencia Europea de Fronteras, Frontex, pretende usar drones para desarrollar “cuadros de inteligencia común” en zonas próximas a los límites territoriales. Prueba del auge, también, es que Corea del Sur proyecta construir helicópteros no tripulados para atacar bases militares norcoreanas. Israel logra vender su Heron a franceses y alemanes, que lo usan en Afganistán. Estados Unidos planea aumentar su flota un 35% en una década, sin los recortes presupuestarios anunciados en otros capítulos. Y en las ferias armamentísticas como UNVEX’13 América, en Lima, y la IDEX’13, de Abu Dabi, los drones tienen un protagonismo innegable.

Ante esta imparable marea, ¿cabe pensar que los llamados Estados rebeldes y los grupos terroristas internacionales no van a intentar también hacerse con ellos?
 

Sebastian

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Crece la polémica en EE UU por el uso secreto de los ‘drones’

Las críticas han sido mayores entre la oposición conservadora, pero algunos demócratas protestan por el secretismo de las operaciones

Oficiales de EE UU durante un control de un 'drone'. / JOHN MOORE (AFP)​
El pasado viernes un tribunal federal de apelaciones decidió que el Gobierno de Barack Obama carece de justificación para mantener en secreto los ataques con aviones sin tripulación y le exigió dar detallada respuesta a la demanda presentada en solicitud de información. Eso no pone fin a la batalla legal, que todavía tiene por delante un largo camino entre los laberintos de la justicia, pero da nueva legitimidad a quienes creen que el presidente está abusando de su poder con el uso de esta nueva arma, actualmente el principal instrumento de demostración de fuerza por parte de Estados Unidos en el exterior.

Jameel Jaffer, responsable jurídico de la Asociación de Libertades Civiles Americana (ACLU), el grupo que reclama acceso a esos datos, declaró posteriormente que esta sentencia respalda que “el público tiene derecho a saber a quién está matando el Gobierno, por qué, en qué países y bajo órdenes de quién”.
A la presión de las organizaciones de derechos humanos se han sumado en las última semanas, después de varios años de silencio, algunos miembros del Congreso, especialmente en la derecha del Partido Republicano, y los principales medios de comunicación, que han reconocido ahora que sabían desde hace meses la existencia de una base de drones en Arabia Saudí y lo silenciaron por razones de seguridad nacional.

La confirmación la pasada semana en el Senado del nuevo director de la CIA, Paul Brennan, ha sido el momento álgido de este debate, con la escena sorprendente de un senador próximo al Tea Party, Rand Paul, que habló durante trece horas consecutivas como muestra impactante de su deseo de bloquear el nombramiento hasta que la Casa Blanca diese explicaciones sobre el programa de drones.

Un tribunal federal de apelaciones decidió que el Gobierno de Barack Obama carece de justificación
para mantener en secreto los ataques con aviones sin tripulación
La Administración ha dado algunas respuestas. El fiscal general, Eric Holder, envió una carta al Congreso en la que aseguraba que el presidente no está autorizado al uso de ese arma para matar a ciudadanos norteamericanos dentro del territorio de EE UU, y recordaba que su utilización fuera de las fronteras de esta país está respaldado por un documento del Departamento de Justicia que sienta las bases legales necesarias.

Hasta ahora, las críticas han sido mayores entre la oposición conservadora, que entiende que el programa de drones justifica y continúa los métodos de la guerra contra el terrorismo puesta en marcha por el Gobierno de George W. Bush, aunque también han surgido algunas protestas en las filas demócratas, no tanto por los drones sino por el secretismo de las operaciones.

La senadora Dianne Feinstein, respaldada por varios congresistas, ha circulado la idea de que un tribunal especial, que ya existe para autorizar acciones secretas de los servicios de espionaje, asuma la autoridad para conocer y sancionar los ataques con drones. Pero la propuesta, a la que no se ha opuesta abiertamente la Casa Blanca, choca todavía con diversos obstáculos de carácter legal y político.

Rand Paul habló durante trece horas consecutivas como muestra impactante de su deseo de
bloquear el nombramiento del director de la CIA hasta que la Casa Blanca no diese explicaciones sobre el programa de drones
En primer lugar, porque no está claro que el uso de los drones, pese a la apariencia cruel y deshumanizada que supone disparar misiles desde un despacho sin verle siquiera la cara al enemigo, signifique necesariamente un retroceso con respecto a las armas actuales. Aunque su utilización ha crecido enormemente durante esta Administración y han aumentado, por tanto, el número de civiles muertos en Pakistán y Afganistán por estos aparatos, algunos congresistas y expertos estiman que la sustitución de aviones convencionales por drones ha mejorado la precisión de los ataques y ha reducido el número total de víctimas inocentes.

El senador John McCain, entre otros, reprochó a su colega Paul su ignorancia y su llamativa actitud de protesta, y varios miembros del Partido Demócrata han destacado que, con los drones, se han evitado muchos de los abusos generados por la presencia de tropas en el extranjero.
Un informe reciente de Naciones Unidas mostraba que el año pasado casi se dobló el número de bombas lanzadas desde drones en Afganistán respecto al año anterior –de 294 a 506- y el que número de civiles muertos pasó de 1 a 16.
Pero ese mismo informe señalaba que el número total de inocentes muertos en 2012 en Afganistán bajó de 3.131 a 2.754, lo que parece demostrar que los drones, aun con los riesgos que implican, están sustituyendo a otras armas cuyos efectos sobre la población civil son todavía mucho más letales.

El año pasado casi se dobló el número de bombas lanzadas desde drones en Afganistán respecto al año anterior –de 294 a 506- y el que número de civiles muertos pasó de 1 a 16
El uso de drones en Afganistán está mejor controlado porque casi todas las operaciones están bajo el mando del Pentágono, donde la transparencia es mayor. No existen, sin embargo, cifras similares sobre el otro gran frente de la guerra con estos robots, Pakistán, donde la mayoría de los vuelos son dirigidos por la CIA, que también se ocupa de los ataques en Yemen.

El Gobierno paquistaní calcula que por cada militante de Al Qaeda muerto por drones, pierden la vida 140 civiles. EE UU niega esas cifras. Un estudio del instituto independiente New American Foundation ha precisado que, durante la Administración de Obama, han muerto en ataques de drones en Pakistán entre 1.507 y 2.438 personas, de los que entre 148 y 309 eran civiles.

Incluso aunque los drones supusieran, a la larga, una reducción del número de víctimas inocentes, el debate sobre los limites de los poderes presidenciales sigue abierto, especialmente desde la muerte en 2011 de un ciudadano norteamericano, Anwar el Awlaki, uno de los más destacados dirigentes de Al Qaeda en Yemen.
http://internacional.elpais.com/internacional/2013/03/16/actualidad/1363473535_231929.html
 

Sebastian

Colaborador
Cómo un ciudadano estadounidense llegó a estar en el punto de mira de EE UU

Al Aulaki, nacido en Nuevo México, fue alcanzado por 'drones' de EE UU en septiembre de 2011
El espionaje llevaba años trabajando en la posible muerte del líder de Al Qaeda en Yemén

Foto sin datar de Anuar al Aulaki, jefe de Al Qaeda en Yemén alcanzado por drones de EE UU en septiembre de 2011.​
Una mañana a finales de septiembre de 2011, un grupo de drones (aviones no tripulados) estadounidenses despegó de un aeródromo que la CIA había construido en el remoto sur de Arabia Saudí. Los drones cruzaron la frontera de Yemen y poco después estaban sobrevolando un grupo de camiones concentrado en un terreno desértico de la provincia de Jawf, una región del empobrecido país que antes era famosa por criar caballos árabes.

Un grupo de hombres que acababa de terminar su desayuno salió corriendo para subirse a sus camiones. Uno de ellos era Anuar el Aulaki, el predicador instigador, nacido en Nuevo México, que había pasado de ser un promotor del odio en Internet a convertirse en jefe de célula de la rama de Al Qaeda en Yemen. Otro de ellos era Samir Khan, otro ciudadano estadounidense que se había trasladado a Yemen desde Carolina del Norte y que era el creador de Inspire, la revista de Internet en inglés del grupo de militantes.

Dos de los drones Predator dirigieron sus láseres a los camiones para señalar los objetivos, mientras que los drones Reapers, más grandes, apuntaron. Los pilotos de los Reapers, que dirigían sus aviones a miles de kilómetros de distancia, se prepararon para disparar los misiles y los lanzaron.

Fue la culminación de muchos años de meticuloso trabajo de espionaje, de una intensa deliberación de los abogados que trabajan para el presidente Obama y de luchas territoriales entre el Pentágono y la CIA, cuyas guerras de drones paralelas convergían en los campos de batalla de Yemen. Y fue, al parecer, la primera vez desde la Guerra Civil que el Gobierno estadounidense había perpetrado deliberadamente el asesinato de un ciudadano estadounidense como un enemigo en tiempos de guerra y sin un juicio.

Dieciocho meses después, a pesar de los esfuerzos del Gobierno de Obama por mantenerla en secreto, la decisión de buscar y matar a Aulaki se ha convertido en objeto de debate y se ha sometido a un nuevo escrutinio público, a raíz del nombramiento de John O. Brennan, el asesor de Obama en materia antiterrorista, como jefe de la CIA.

La filtración el mes pasado de un libro blanco no confidencial del Departamento de Justicia que resumía los abstractos argumentos legales del Gobierno –preparados meses después de los asesinatos de Aulaki y Khan, en medio de un debate interno sobre cuánta información había que revelar– ha desatado las peticiones de una transparencia incluso mayor que culminaron la semana pasada con una estrategia obstruccionista de 13 horas en el Senado que retrasó temporalmente la confirmación de Brennan. Algunos se preguntaban en voz alta: si el presidente puede ordenar el asesinato de estadounidenses en el extranjero, basándose en el espionaje secreto, ¿cuáles son los límites de su poder?

Este relato de lo que condujo al ataque contra Aulaki, basado en entrevistas con tres docenas de altos cargos jurídicos y de antiterrorismo, antiguos y actuales, y con expertos extranjeros, aporta nuevos detalles sobre los desafíos legales, militares y en materia de inteligencia a los que se enfrentó el Gobierno de Obama en lo que resultó ser un hito en la historia y en el derecho estadounidense. Pone de manifiesto los peligros de una guerra librada tras un velo de secretismo, y que depende de unos ataques con misiles casi nunca reconocidos por el Gobierno estadounidense y de unas complejas justificaciones legales elaboradas solo para que las lea un pequeño grupo de funcionarios.

El ataque con misiles del 30 de septiembre de 2011 que mató a Aulaki –un líder terrorista cuya muerte los abogados de la Administración de Obama creían que podía justificarse– también acabó con la vida de Khan, aunque las autoridades habían considerado que no era una amenaza lo bastante importante como para que mereciese ser un blanco específico. El mes siguiente, en otro ataque con drones, murió por error el hijo de 16 años de Aulaki, Abdulrahman, que había partido hacia el desierto yemení en busca de su padre. En solo dos semanas, el Gobierno estadounidense había matado a tres de sus ciudadanos en Yemen. Solo a uno de ellos lo mató a propósito.

Una amenaza en evolución
Cuando fue localizado por el misil, Aulaki, de 40 años, llevaba más de una década bajo la vigilancia de las autoridades estadounidenses. Fue investigado primero por el FBI en 1999 por su vinculación con militantes y fue interrogado después de los ataques terroristas de 2001 sobre sus contactos con tres de los secuestradores en sus mezquitas en San Diego y Virginia. Pero otras veces, presentándose como un mediador moderado, dio entrevistas a los medios de comunicación nacionales, predicó en el Capitolio en Washington y asistió a un desayuno con altos cargos del Pentágono.

En 2002, tras marcharse definitivamente de EE UU, abrazó la idea de que su tierra natal estaba en guerra contra el islam. En Londres, y luego en Yemen, donde fue encarcelado durante 18 meses con el apoyo estadounidense, Aulaki se acercaba cada vez más a la completa adopción de la violencia terrorista. Sus elocuentes exhortaciones a la yihad en inglés aparecían repetidamente en los ordenadores de los violentos jóvenes conspiradores que fueron detenidos en Gran Bretaña, Canadá y EE UU.

Hacia 2008, asegura Philip Mudd, por aquel entonces un alto cargo del FBI en materia antiterrorista, Aulaki “surgía como un radicalizador, y no solo en algunas investigaciones, sino en todas”. En noviembre de 2009, cuando el mayor Nidal Malik Hasan, un psiquiatra del Ejército, fue acusado de abrir fuego en Fort Hood, en Tejas, y de matar a 13 personas, Awlaki consiguió la fama mundial que parecía que andaba buscando desde hacía mucho tiempo.
Los investigadores descubrieron rápidamente que el mayor había intercambiado correos electrónicos con Aulaki, aunque las respuestas del clérigo habían sido prudentes y evasivas. Pero cuatro días después del tiroteo, el clérigo despejó cualquier duda sobre su postura.

“Nidal Hasan es un héroe”, escribía en su blog, que contaba con un gran número de lectores. “Es un hombre de conciencia que no podía soportar el hecho de vivir con la contradicción de ser un musulmán y servir en un Ejército que lucha contra su pueblo”.

Por muy escalofriante que fuese el mensaje, sus palabras seguían estando protegidas por la Primera Enmienda. Los organismos de espionaje estadounidenses intensificaron su vigilancia sobre Aulaki e interceptaron comunicaciones que mostraban la creciente influencia del clérigo en Al Qaeda en la Península Arábiga, una filial radicada en Yemen de la red terrorista de Osama bin Laden.

El 24 de diciembre de 2009, en el segundo ataque estadounidense en Yemen en ocho días, los misiles alcanzaron una reunión de los líderes del grupo afiliado. Unos nuevos informes indicaban que uno de los objetivos era Aulaki, que había sido dado por muerto falsamente.

En realidad, los blancos específicos del ataque eran otros de los principales jefes del grupo, y la muerte de Aulaki habría sido un daño colateral y habría estado legalmente justificada al ser una muerte fortuita en un ataque militar. Por muy peligroso que pareciese Aulaki, había quedado demostrado que no era más que un incitador; los analistas en materia antiterrorista todavía no disponían de pruebas irrefutables de que fuese, en su jerga, “operativo”.

Eso cambiaría pronto. Al día siguiente, un nigeriano de 23 años llamado Umar Faruk Abdulmutalab trató de hacer que explotara un avión cuando se aproximaba a Detroit, pero no lo consiguió. El terrorista en potencia que trató de hacer estallar una bomba que llevaba en su ropa interior dijo a los agentes del FBI que después de que fuese a Yemen a buscar a Aulaki, su héroe en Internet, el clérigo había hablado con él del “martirio y de la yihad”, le dio su visto bueno para realizar una misión suicida, le ayudó a preparar un vídeo sobre el martirio y le ordenó que hiciese detonar su bomba sobre el territorio estadounidense, según documentos judiciales.

En su primer interrogatorio de 50 minutos, el 25 de diciembre de 2009, antes de que dejase de hablar durante un mes, Abdulmutalab afirmó que le había enviado un terrorista llamado Abu Tarek, aunque los servicios secretos descubrieron rápidamente indicios de que Aulaki estaba probablemente implicado. Según un funcionario, cuando Abdulmutalab volvió a colaborar con sus interrogadores a finales de enero, admitió que Abu Tarek era Aulaki. Con las declaraciones del nigeriano, las autoridades estadounidenses tenían la confirmación de que Aulaki era claramente un conspirador directo y que ya no era solo un propagandista peligroso.

“Había estado bajo sospecha todo este tiempo, pero fue el testimonio de Abdulmutalab el que me hizo ver que este tipo era peligroso y que teníamos que ir tras él”, declara Dennis C. Blair, el por aquel entonces director del espionaje nacional.

Un dilema legal
David Barron y Martin Lederman tenían un problema. Al ser abogados de la Oficina de Asesoría Jurídica del Departamento de Justicia, les había correspondido determinar si el hecho de matar deliberadamente a Aulaki, a pesar de su ciudadanía, sería ilegal, suponiendo que no fuese factible capturarle. La cuestión planteaba una compleja maraña de posibles obstáculos tanto según el derecho internacional como el nacional, y Aulaki podía ser localizado en cualquier momento.

Según fuentes oficiales al tanto de las consideraciones, los abogados se metieron de lleno en el proyecto y elaboraron rápidamente un breve memorando, en el que concluían de forma preliminar, basándose en las pruebas disponibles en aquel entonces, que Aulaki era un objetivo legítimo porque estaba participando en la guerra con Al Qaeda y también porque suponía una amenaza concreta para el país. El razonamiento que se desprendía de él justificaba un ataque tanto por parte del Pentágono, que por lo general actuaba ateniéndose a la autorización del Congreso para usar la fuerza militar contra Al Qaeda, como de la CIA, una organización civil que por lo general actuaba dentro del marco de la “autodefensa nacional” que emanaba de los poderes del presidente en materia de seguridad.

También analizaron otros ordenamientos jurídicos para ver si prohibían un ataque y llegaron a la conclusión de que no lo hacían. Por ejemplo, el Gobierno yemení había otorgado permiso para llevar a cabo ataques aéreos en su territorio siempre y cuando EE UU no reconociese su papel, de modo que dichos ataques no violaban la soberanía yemení.

Y aunque la Constitución exige por lo general un proceso judicial antes de que el Gobierno pueda matar a un estadounidense, el Tribunal Supremo ha sostenido que en algunos contextos –como cuando la policía, para proteger a transeúntes inocentes, embiste un coche para parar una persecución a alta velocidad– no es necesaria la autorización previa de un juez; los abogados concluyeron que la amenaza en tiempos de guerra que suponía Aulaki encajaba con dicho contexto, y por lo tanto, sus derechos constitucionales no impedían que el Gobierno lo matara sin un juicio.

Pero a medida que transcurrían los meses, la inquietud de Barron y Lederman iba en aumento. Les dijeron a unos compañeros que había temas que no se habían abordado de forma adecuada, especialmente después de leer un blog jurídico que se centraba en un decreto que prohíbe a los estadounidenses matar a otros estadounidenses en el extranjero. En vista de la gravedad de la cuestión, y disponiendo de más tiempo, empezaron a redactar un segundo memorando más exhaustivo, en el que aumentaban y precisaban su análisis jurídico y, dando un paso poco frecuente, investigaban y mencionaban una densa maraña de informes de los servicios secretos que sustentaban la premisa de que Aulaki estaba planeando ataques.

Su labor tenía como telón de fondo la manera en que algunos de sus predecesores durante el mandato del presidente George W. Bush habían sido encasillados por sus memorandos, que antes eran secretos, en los que reivindicaban una visión casi ilimitada de la autoridad del poder ejecutivo, como el hecho de que los poderes en tiempos de guerra de un presidente le permitían contravenir las leyes del Congreso que limitaban la tortura y la vigilancia.

De hecho, Barron y Lederman denunciaron rotundamente dicho razonamiento en un ensayo de dos partes y tan largo como un libro que escribieron conjuntamente y publicaron en Harvard Law Review en 2008, en el que concluían que la teoría del equipo de Bush sobre unos poderes presidenciales que no podían ser controlados por el Congreso era “un intento todavía más radical lo que a menudo se reconoce de cambiar los poderes constitucionales en las leyes de guerra”. Obama, que entonces era senador, había calificado de “ilegal e inconstitucional” la teoría de Bush de que un presidente podía sortear una ley que exigía una orden judicial para las labores de vigilancia.

Ahora, a Barron y a Lederman les estaban preguntando si el equipo de antiterrorismo de Obama podía adoptar esta medida extraordinaria, con independencia de los posibles obstáculos como la ley que prohibía el asesinato en el extranjero, que fue promulgada como parte de un proyecto de ley contra la delincuencia de 1994 y que no contempla excepciones para las amenazas a la seguridad nacional. En cambio, la ley principal que prohíbe el asesinato en contextos normales y nacionales está mucho más matizada y solo incluye los asesinatos “ilegales”.

Cuando investigaban la ley de asesinatos en el extranjero, que pocas veces se invoca, Barron y Lederman descubrieron una resolución de un tribunal de distrito en la que se hacía referencia a una mujer acusada de matar a su hijo en Japón. Un juez dictaminó que la escueta ley sobre asesinatos en el extranjero debe interpretarse incorporando las excepciones de la ley homóloga sobre asesinatos nacionales, y escribió que “el Congreso no tenía la intención de tipificar como delito los asesinatos justificables o disculpables”.

Al sostener que cuando el Gobierno mata a un líder enemigo en una guerra o como autodefensa nacional no se trata de una “muerte” ilegal, Barron y Lederman concluyeron que la ley de asesinatos en el extranjero no impedía un ataque. No habían recurrido a las teorías del estilo de Bush a las que antes habían acusado de ampliar los poderes de guerra presidenciales y de hacer caso omiso de las limitaciones impuestas por el Congreso.

Debido a su vuelta al mundo académico en otoño de 2010, los dos abogados ultimaron su segundo memorando sobre Aulaki, y su razonamiento fue aprobado de forma generalizada por otros abogados del Gobierno ese mismo verano. Había aumentado hasta las 63 páginas, pero seguía ciñéndose a las circunstancias de Aulaki y aprobaba el uso de la fuerza para matarle sin abordar si también estaría permitido matar a ciudadanos, como los miembros de bajo rango de Al Qaeda, en otras situaciones.

Cerca de tres años más tarde, se haría pública una parte del análisis jurídico en el libro blanco que eliminaba toda referencia a Aulaki aunque mantenía alusiones secundarias, como su discusión sobre un “líder operativo de alto rango” genérico. El razonamiento libre, separado de su contexto original e interpretado erróneamente como una declaración general sobre el ámbito y los límites de la autoridad del Gobierno para matar a ciudadanos, llevaría a una confusión generalizada.

Reforzar el espionaje
Ahora los abogados habían aprobado dos veces el asesinato de Aulaki si no podía ser capturado, pero el Gobierno seguía sin tener ni idea de en qué lugar de Yemen se escondía.

Durante la primera mitad de 2010, la CIA estaba empezando a recabar más información en el país, y los espías saudíes todavía tenían que infiltrarse lo suficientemente en las redes de militantes en Yemen para averiguar el paradero de los líderes de Al Qaeda en la Península Arábiga.

Por lo visto Aulaki había estado ocultándose la mayor parte del tiempo en la provincia de Shabwa, a varias horas en coche de la capital en dirección sudeste, que es dominio de Al Qaeda y también el territorio tradicional de la poderosa tribu de su familia, los Aualiq. Ali Abdulá Saleh, el cauteloso presidente yemení durante mucho tiempo, negoció con los líderes tribales, que le ofrecieron mantener a Aulaki bajo arresto domiciliario, según un funcionario yemení. Las conversaciones no dieron resultados concluyentes.

Y existían otros problemas. Un desastroso ataque estadounidense con misiles en mayo de 2010 mató accidentalmente a un subgobernador provincial en Yemen y enfureció al presidente Saleh, que suspendió de hecho la guerra clandestina. Pasarían meses antes de que se produjese el siguiente ataque del Pentágono en Yemen.

En agosto de 2010, el padre de Aulaki, con la ayuda de grupos de libertades civiles, interpuso una demanda contra el plan del Gobierno de matar a su hijo, sobre el que habían informado los medios de comunicación. En la interposición de la demanda ante los tribunales, el Gobierno presentó sus reclamaciones públicas contra Aulaki y señaló que siempre podía entregarse.

Pero también declaró que los tribunales no deberían desempeñar ningún papel en la supervisión de las decisiones del poder ejecutivo sobre objetivos en tiempos de guerra, sostuvo que el padre de Aulaki no tenía argumentos legales para llevar el caso ante los tribunales, e invocó el privilegio de los secretos de Estado. En diciembre de 2010, un juez desestimó la demanda.

De vuelta en Yemen, la CIA y el Pentágono utilizaron la pausa en la campaña aérea para conseguir más fuentes en el interior del país. La Agencia Nacional de Seguridad aumentó el control de los teléfonos móviles en Yemen y penetró en las redes informáticas para interceptar mensajes electrónicos. Según un exanalista de la Agencia de Inteligencia de Defensa, los organismos, conscientes de que Obama, afectado por el intento de atentado con explosivos escondidos en la ropa interior, estaba siguiendo de cerca la búsqueda, competían para introducir nuevas informaciones sobre Aulaki en el informe diario sobre espionaje del presidente.

Y, con mucha discreción, la CIA empezó a construir su propia base de drones en Arabia Saudí. Las autoridades saudíes habían dado a la CIA su permiso para construir la base con la condición de que se ocultase el papel del reino. Y la base se encargó de un problema diferente: el Gobierno de Yibuti, donde el Ejército tenía la base de sus operaciones con drones en la región, impuso severas restricciones sobre todas las operaciones para realizar asesinatos llevadas a cabo desde su territorio. El Gobierno saudí no formuló peticiones semejantes.

Mientras tanto, los ataques relacionados de distintas maneras con Aulaki siguieron aumentando, incluido el intento de hacer estallar un coche bomba en Times Square en mayo 2010 perpetrado por Faisal Shahzad, un ciudadano naturalizado estadounidense que había acudido al predicador en Internet, y el intento de Al Qaeda en la Península Arábiga de hacer estallar unos aviones de carga con destino a EE UU ese mes de octubre.

A finales de 2010 o principios de 2011, las tropas de seguridad yemeníes rodearon un pueblo en la provincia de Shabwa donde se decía que Aulaki estaba escondido, señala Gregory Johnsen, un experto de Princeton y autor de The Last Refuge: Yemen, al-Qaeda, and America’s War in Arabia [El último refugio: Yemen, Al Qaeda y la guerra de Estados Unidos en Arabia]. Pero la búsqueda casa por casa resultó infructuosa.
En la Casa Blanca, la frustración iba en aumento.

El cerco se estrecha
Mientras la caza proseguía, el hombre fuerte de Yemen empezó a perder poder a medida que su país se veía envuelto en las revueltas que se extendieron por el mundo árabe a principios de 2011. Ese mes de junio, una lluvia de cohetes impactó en la sala del palacio presidencial en la que se ocultaba Saleh, hiriéndole de gravedad y poniendo fin a su gobierno.

El debilitamiento de Saleh dio más libertad a los estadounidenses para llevar a cabo la búsqueda de Aulaki. Por aquel entonces, los espías estadounidenses y saudíes habían convertido a varios militantes en fuentes de información, lo que ayudaba a guiar los ataques estadounidenses.

En su esfuerzo más exótico por localizar al clérigo, la CIA trabajó con los servicios secretos daneses para usar a Morten Storm, un converso danés que había trabado amistad con Aulaki, para que colocara un aparato de seguimiento en la maleta de una mujer que había accedido a convertirse en la tercera mujer del clérigo.

El plan fracasó cuando los precavidos cómplices de Aulaki tiraron la maleta. Pero Storm también dijo a las autoridades que se comunicaba con Aulaki a través de un correo; pero no queda claro si ese correo ayudó finalmente a la CIA a dar con el paradero de Aulaki.

También estaban apareciendo otras fuentes de información, y una de ellas provocó un nuevo debate. En abril de 2011, EE UU capturó a Ahmed Abdulkadir Warsame, un somalí que trabajaba estrechamente con la rama de Al Qaeda en Yemen. Estuvo retenido abordo de un navío durante más de dos meses y habló sin reservas a los interrogadores, incluso de sus encuentros con el antiguo hombre de Carolina del Norte que ahora dirigía la revista del grupo, Samir Khan.

Aunque EE UU había seguido a Khan durante mucho tiempo, los nuevos detalles que emergieron del interrogatorio de Warsame suscitaron la pregunta de si debía considerarse como blanco a otro ciudadano estadounidense. Todavía había pocas pruebas que relacionasen a Khan con alguna trama concreta, y por eso el Gobierno lo tachó de la lista. Pero los acontecimientos no se desarrollarían tan claramente.

En mayo de 2011, días después del ataque del comando estadounidense que mató a Bin Laden, el Mando Conjunto de Operaciones Especiales del Pentágono, el centro de las unidades secretas de comandos del Ejército y de la Armada, tuvo la mejor oportunidad de acabar con Aulaki cuando se trasladó a la provincia de Shabwa. Los drones y los aviones Harrier de la Marina dispararon a su camión, pero logró escapar y se refugió en una cueva. Según Johnsen, el experto de Princeton, Aulaki dijo a sus amigos que ese episodio “reforzó su convencimiento de que ningún ser humano muere antes de finalizar su cometido en la vida y antes de que llegue su momento”.

Finalmente, a finales de septiembre de 2011, la base de la CIA en Arabia Saudí estaba lista. El asesor de Obama en materia antiterrorista, Brenann, ordenó que el peso principal de la búsqueda de Aulaki recayese sobre el organismo. David H. Petraeus, que había tomado posesión como director de la CIA el 6 de septiembre, ordenó que varios drones fuesen trasladados de Pakistán a Arabia Saudí. A mediados de septiembre, los estadounidenses estaban estrechando el cerco y, según aseguran fuentes oficiales, contaban con actualizaciones de una fuente de la CIA dentro de Al Qaeda en la Península Arábiga. Entonces es cuando empezó una búsqueda muy diferente de Aulaki.

Mientras Aulaki se convertía en uno de los terroristas más buscados del mundo, su hijo de 16 años, Abdulrahman, llevaba la vida de un adolescente normal. Le gustaban los deportes y la música, y mantenía actualizada regularmente su página de Facebook. Pero ahora salía a escondidas de la casa de su familia en Saná, la capital de Yemen, y dejaba una nota de disculpa para su madre en la que decía que se había ido a buscar a su padre.

Pero cuando el adolescente se dirigía hacia Shabwa, su padre ya se había marchado a la provincia de Jawf, a cientos de kilómetros de allí. Acompañado por Khan, Aulaki padre se trasladó al escabroso territorio, por miedo a permanecer mucho tiempo en cualquier lugar.

Lo que no sabía es que la fuente de la CIA estaba informando de sus movimientos. En la mañana del 30 de septiembre, la flota de drones, guiada por la fuente, llegaba a Jawf. Los misiles destruyeron el convoy.

Ese mismo día, en una ceremonia militar en Fort Myer, en Arlington, Virginia, Obama tomó nota de la victoria del inmenso esfuerzo antiterrorista estadounidense, pero con un lenguaje extrañamente indirecto. Aulaki, dijo, “ha muerto” en Yemen, y “este éxito es un tributo a nuestros servicios secretos y a los esfuerzos de Yemen y de sus fuerzas de seguridad que han trabajado estrechamente con Estados Unidos”.

Obama había levantado inmediatamente el secreto oficial sobre el ataque a Bin Laden, pero esta vez señaló que la operación en Yemen, aunque ya se había informado sobre ella en todo el mundo, seguiría sin reconocerse oficialmente. Los miembros del Congreso solo hablarían de ella con cautela y los responsables en materia antiterrorista solo podrían hablar en privado de lo que todo el mundo sabía.

Los funcionarios del Gobierno que habían trabajado durante meses para analizar el asesinato de Aulaki evaluaron la situación. Khan, al que habían decidido específicamente no añadir a la lista de personas a matar, también estaba muerto. Aunque los abogados creían que su asesinato estaba legalmente justificado como daño colateral, su muerte empañó todos esos meses de esfuerzos aparentemente cautelosos por analizar a quién se debía incluir en la lista y a quién no.

Luego, el 14 de octubre, un misil aparentemente dirigido contra un jefe de célula egipcio de Al Qaeda, Ibrahim el Banna, impactó contra un modesto restaurante al aire libre en Shabwa. La información de los servicios de espionaje no era buena: Banna no estaba allí, y entre los aproximadamente 12 hombres que murieron se encontraba el joven Abdulrahman el Aulaki, que no tenía ninguna conexión con el terrorismo y que nunca habría sido un blanco deliberado.

Fue un trágico error y, para el Gobierno de Obama, un desastre para sus relaciones públicas ya que arrojó más dudas sobre la moralidad del ataque anterior contra su padre e hizo que surgieran dudas respecto a las afirmaciones estadounidenses sobre la precisión quirúrgica de los drones. El daño no hizo más que agravarse cuando unas fuentes oficiales anónimas atribuyeron al principio una edad de 21 años al hijo de Aulaki, lo que dio pie a que su afligida familia hiciese público su certificado de nacimiento.

Había nacido en Denver, decía el certificado del Departamento de Sanidad de Colorado. En EE UU, en la época en la que un misil de su Gobierno le mató, el adolescente tendría justo la edad necesaria para poder conducir.
http://internacional.elpais.com/internacional/2013/03/16/actualidad/1363442037_995070.html
 

Sebastian

Colaborador
No es exactamente para este tema en especifico pero me parecio interesante:

Aviones no tripulados garantizarán seguridad en Nueva York

En un futuro cercano, aviones no tripulados vigilaran la seguridad de las calles de una de las mayores ciudades de EEUU, Nueva York, declaró el alcalde de la ciudad, Michael Bloomberg.
Según él, no hay ninguna diferencia entre una cámara suspendida en un edificio o colocada en una avión no tripulado.

Se planea que dentro de cinco años, Nueva York sea totalmente controlada por la videovigilancia. El alcalde agregó que en la actualidad se desarrollan programas informáticos que permiten establecer la identidad de una persona sobre la base de fotos tomadas por las cámaras de vigilancia.
http://spanish.ruvr.ru/2013_03_23/Aviones-no-tripulados-garantizaran-seguridad-en-Nueva-York/
 

Grulla

Colaborador
Colaborador
El avance de los drones civiles, un tema que genera fascinación y preocupación

Las prestaciones de los dispositivos móviles permiten el rápido desarrollo de los vehículos no tripulados, ante las inquietudes que provoca su presencia en el espacio aéreo y en la privacidad de las personas
http://www.lanacion.com.ar/1565916-...es-civiles-generan-fascinacion-y-preocupacion


Los insectos electrónicos se meten en el campo de batalla

La Fuerza Aérea de Estados Unidos desarrolla una serie de incipientes vehículos no tripulados para detectar y encontrar un objetivo en entornos urbanos
http://www.lanacion.com.ar/1389298-los-insectos-electronicos-se-meten-en-el-campo-de-batalla
 
Seguridad de la Copa 2014 tendrá ‘drones’ de la FAB y PF; Ejército estudia compra

Copa de las Confederaciones servirá como prueba en el monitoreo con vants.
Defensa usa aeronaves para vigilar fronteras y tiene proyecto de drone armado.




Tahiane Stochero

La seguridad del espacio aéreo brasileño durante la Copa del Mundo de 2014 y las Olimpíadas de 2016 tendrá apoyo de por lo menos seis vehículos aéreos no tripulados – vants, como los drones son llamados en portugués – de la Policía Federal y de la Aeronáutica. Los equipamientos ya serán usados para monitoreo durante los juegos de la Copa de las Confederaciones, entre 15 y 30 de junio, que servirá de prueba para los eventos de los años siguientes.

El Ejército, que desarrolla proyectos de vants con empresas e institutos de investigaciones, pidió en 2013 la apertura de un crédito suplementario en la Ley Presupuestaria Anual para la compraventa de drones, también pensando en reforzar la seguridad durante la Copa.

En 18 de febrero, la FAB recibió dos aviones no tripulados hechos por la empresa israelí Elbit, que costaron R$ 48,174 millones y serán montados en Santa Maria (RS), de donde deben operar a partir de marzo. Dos otras unidades de la plantilla, que fueron enviadas en 2010 para pruebas, quedarán en el país por lo menos hasta el fin del Mundial.

Una orden de servicio para que la tropa y los drones estén a puestos para uso fue expedida por el Mando de Defensa Aérea Brasileña (Comdabra) y ya llegó al Esquadrão Hórus, en el Río Grande del Sur, que abriga los equipamientos, según el coronel Donald Gramkow, comandante de la unidad.



La primera acción de vigilancia de eventos internacionales usando drones fue en 2012, cuando lo Brasil acogió a Río +20 (Conferencia de la ONU sobre Desarrollo Sostenible). Militares vigilaron día y noche el local donde más de 100 jefes de Estado estaban reunidos. Esa acción y los aprendizados de la Copa de las Confederaciones servirán de base para la construcción de una doctrina para el empleos de drones en la Copa, en la Olimpíada y en posibles otros casos.

“En la Río +20 y en las Operaciones Ágata, hechas en las fronteras por el Ministerio de la Defensa, realizamos varias misiones conjuntas con otros órganos de seguridad pública, con la Agencia Nacional de Aviación Civil (Anac), Policía Federal e instituciones estaduais y federales que posibilitaron el cambio de informaciones y de inteligencia. Mientras monitóravamos el local con el vant, en tiempo real, todos podían ver las imágenes en un centro de control de acceso restricto. En algunas veces, percibimos que había algo sospechoso y avisamos el policiamento en tierra para actuar”, afirma el coronel Gramkow.

La PF tiene dos drones israelíes Heron, hechos por Israel Aerospace Industries Ltd (IAI), que llegaron al país en 2010 por aproximadamente R$ 80 millones. Esos vants, que quedan en la Base Aérea de Soão Miguel do Iguaçu (PR), son los únicos para uso civil certificados por la Agencia Nacional de Aviación Civil (Anac) y son usados para obtención de informaciones de inteligencia y apoyo al combate al narcotráfico y al contrabando en la frontera con Paraguay.

Los drones de la PF, que estaban parados en 2012 debido a una auditoria del Tribunal de Cuentas de la Unión (TCU) volvieron a operar secretamente en diciembre del año pasado, auxiliando, inclusive, en la realización de prisiones. El TCU informó que el proceso está en marcha y aún en sigilo, y que no podría suministrar informaciones. El proyecto inicial englobava 14 aeronaves al coste de casi R$ 600 millones. Casi R$ 80 millones ya habrían sido gastos.

Centro de control

Cada aeronave no tripulada es monitoreada de un centro de control, donde piloto y operador de sensores cuentan con más de 10 pantallas de vídeo para que puedan, por ejemplo, localizar blancos, ver la posición del avión en el radar y desviar de posibles obstáculos en el recorrido.

“Los soldados acompañan las imágenes enviadas y pueden usar aún otros instrumentos, como sensores de infra-rojo, rayo-x e imageador radar, que puede diseñar y mapear una región aún con tiempo encubierto por nubes o mal tiempo”, dice Gramkow.

Con ese recurso, es posible detectar la presencia de personas armadas en los estadios o en las áreas restrictas a los atletas, por ejemplo. No hay definición sobre que juegos serán monitoreados por los drones, pero el empleo de los equipamientos será permanente durante la Copa.

Imágenes captadas por drones pueden permitir que la artillería antiáerea del Ejército intercepte con mayor rapidez aeronaves que, por ventura, intenten invadir el área de los estadios. El vant israelí de la FAB, llamado de hermes, tiene peso máximo de despegue de 450 kgs y vuela por hasta 16 horas seguidas. Su rayo de alcance es de hasta 200 km, volando a una altitud que varía entre 3.048 metros y 4.900 metros.

Al contrario de Estados Unidos, que forman pilotos específicamente para drones, la FAB optó por mantener su piloto de vant volando otro tipo de aeronave. “Piloto ruim no es lo que no sabe pilotar, pero lo que no sabe decidir, lo que es inseguro y puede provocar accidentes. Un piloto de vant, sentado en una sala, necesita tener conciencia situacional, saber donde está volando y lo que puede ocurrir, para poder reaccionar rápido”, dice el coronel.

Ejército estudia compraventa

Hasta 2014 debe quedar pronto Falcão, drone de más de 800 kg, que está siendo producido por la brasileña Avibras con inversión del Ministerio de la Defensa y que será vendido por la Harpia (empresa formada por Embraer, Avibras y la israelí Elbit, una de las líderes del ramo).

La plantilla está entre los favoritos para ser adquirido por los militares brasileños, que ya realizan una investigación de mercado para la compraventa.

Además de los eventos internacionales en el país, el Ejército quiere usar vants en el monitoreo de los 17 mil km de fronteras que lo Brasil tiene con 10 países. Las aeronaves formarán parte aún del Sistema Proteger, que irá a monitorear la Usina Hidrelétrica de Itaipu y otros locales estratégicos para el país.

En relación a la Copa, el Ejército dice aguardar cambios en la legislación en relación la operación de vants en áreas pobladas para analizar se drones de pequeño porte pueden ser usados para sobrevolar las ciudades-sede de los juegos.

“El drone es la evolución del poder de combate, él sintetiza todo. Él tiene sensores capaces de localizar cualquier cosa, consigue transmitir la información en tiempo real para cualquier lugar – lo que sólo el drone es capaz – y puede neutralizar y eliminar la amenaza en aquel exacto momento. ES una arma completa”, dice el general de la reserva del Ejército Alvaro Abeto, que es especialista en terrorismo y tácticas de guerra y defensor de la capacidad brasileña en operar drones con armas.

“ES evidente que lo Brasil necesita tener capacidad de operar drones, tanto para vigilancia para combatir. El drone es cirúrgico, es un instrumento de apoyo al combate exactamente para disminuir efectos indesejáveis, como la muerte de inocentes o destrucción de locales errados”, defiende.

Actualmente, un tercio de las aeronaves de la Fuerza Aérea de Estados Unidos ya son drones. Son más de 7.800 unidades, la mayoría estacionada en Oriente Medio. Especialistas dicen aunque casi mitad de los pilotos que los militares americanos están formando hoy es exclusiva para drones.

“Falcão aún no vuelo, porque las inversiones son altas. Se espera una encomienda alta de las Fuerzas Armadas aún en 2013 para que entre en la fase de pruebas”, dice Flávio Araripe de Olivo, coordinador del proyecto de la FAB en asociación con la Avibras.

América Latina

La realocação de drones americanos para a América Latina después del fin de las guerras en Irak y en el preocupa los países de la Unión de las Naciones Suramericanas (Unasul). En 2012, el general Norton Schwartz afirmó drones de multicapacidades, que están siendo retirados de Oriente Medio, pasarán a operar en América para misiones de espionaje y combate al tráfico, en especial en Caribe, Colombia y México.

Días después, en 28 de noviembre, 11 países que integran el bloque deciriram construir un drone conjunto, bajo mando de Brasil. En el evento, realizado en el Pavo, el vicepresidente, Michel Temer, dijo que el país ya estaba desarrollando una plantilla para uniformizar el sistema de vuelo de aviones no tripulados en América Latina y también proteger la Amazônia.

“Hay posibilidades enormes del uso militar de vants en América Latina. Pero sería un avión de mayor porte y que pode hasta dar apoyo la cazas. La mayor preocupación es con accidentes y riesgos envolviendo sobrevolar áreas populosas. Por eso, su vuelo sería en alta altitud”, explica el capitán José Augusto de Almeida, del Departamento de Ciencia y Tecnología de la FAB.

La Asociación Brasileña de Productos de Defensa (Abinde) defiende que el gobierno adquiera productos nacionales. De entre los made in Brasil en desarrollo, Falcão es cotizado hasta para exportación después de haber recibido R$ 40 millones de arpote del Ministerio de la Defensa para ser concebido.

“Estamos en la fase de configuración para atender a las exigencias de los militares, hacer ensayos en el terreno y preparar la producción de un lote piloto de cuatro unidades. Algunas pruebas ya fueron hechos en Pirassununga (SP)”, dice Renato Tovar, director de la Avibras.

“Esperamos que aún en 2013 sea firmado con el Ministerio de la Defensa un contrato de desarrollo, en el cual serán hechos ensayos de vuelo de Falcão”, dijo a la G1 el vicepresidente de operaciones de la Embraer, Eduardo Bonini.

“Falcão será nuestro vant nacional. Estamos aguardando que las Fuerzas Armadas nos envíen la configuración de sensores que necesitan, para que el proyecto pueda avanzar”, añadió el presidente de la unidad de negocios Defensa y Seguridad de la Embraer, Luiz Carlos Aguiar.



Compra de vant nacional


En el programa “Café con Presidenta” exhibido en cadena nacional de radio en 21 de enero, a presidente Dilma Rousseff explicó para la población para que sirven los aviones y destacó que vants de la FAB y de la PF fueron usados para localizar laboratorios de refino de cocaína en operaciones conjuntas con Bolivia, Colombia y Pavo.

“Vant es un avión pequeño que vuela sin piloto. Ese avión hace el mapeamento de regiones de difícil acceso, registrando imágenes en altíssima resolución y transmitiendo esas imágenes. Aún a la noche, él consigue enxergar la acción de los criminales sin ser percibido por ellos. Con eso, los agentes identifican mercancías sospechosas que atraviesan la frontera brasileña por los ríos, identifican garimpos ilegales y también pistas clandestinas usadas por el tráfico”, dijo Dilma.

“Nodos trabajamos por la seguridad de las familias en las ciudades brasileñas y por una convivencia de paz y armonía con los países de América del Sur”, completó a presidente en la ocasión.

El Ministerio de la Defensa informó aún analizar la cantidad y la plantilla de aeronave que será comprada, pero que “estudia ayudar la industria nacional por medio de adquisiciones” .

El gobierno brasileño puede, eventualmente, controlar las exportaciones. Además de eso, en asociación con la Avibras, está siendo creado un sistema de navegación, control y pilotagem de drones, que podrá ser utilizado en aeropuertos o vants en cualquier lugar del país.

Drone como arma
Además de los drones de vigilancia, las Fuerzas Armadas también quieren tener la posibilidad de, en el futuro, colocar misiles en sus vants. El Ministerio de la Defensa y Avibras confirmaron a la G1 tener proyectos para producción y empleo de un “drone de combate”, pero aún estudian el tema con cautela.

El drone capaz de recibir armamento tendría configuración especial, con electrónica y aviônica diferenciadas. “Eso depende también de que tipo de armas el gobierno me gustaría usar, para que fines, si será para la Pre-Sal, para fronteras terrestres, etc”, completó.

“La Avibras tiene una versión futura para colocar armamento en Falcão, si algún cliente venga a pedir. También hay un proyecto para uso en patrullas marítimas, con sensores y radares diferenciados capaces de localizar navíos y submarinos en el mar”, dice Flávio Araripe.

Las Fuerzas Armadas poseen, según el Libro Blanco de Defensa Nacional, divulgado en 2012, por lo menos 8 proyectos que visan la adquisición de drones, entre 2013 y 2030, tanto para vigilancia del mar como control del espacio aéreo.

Los estudios siguen la Estrategia Nacional de Defensa, decreto publicado por el presidente Luiz Inácio Lula de Silva en 2008, que apunta como una de sus directrices básicas “programas de vehículos aéreos no tripulados (vants), primero de vigilancia y tras combate”, si el país quiera ganar proyección internacional y prevenir ataques a su territorio en los prójimos 20 años.

Según el texto, los drones con armas, conocidos como Predadores (Predator, del nombre en inglés), serán para el país “medios céntricos, no meramente accesorios, del combate aéreo”.

“La industria de defensa espera una inversión maciza de las Fuerzas Armadas para alavancar el sector que, debido a las actuales normas de la Agencia Nacional de Aviación Civil (Anac), no puede usar comercialmente el producto. Lo Brasil ha muy a crecer en el uso militar de los vants”, defiende Antonio Castro, de la Asociación Brasileña de Productos de Defensa (Abinde).

El Ministerio de la Defensa resaltó que las aplicaciones actualmente vislumbradas para estos vehículos “son variantes de la misión de reconocimiento y sin armas”, pero que “eso no significa que esas aeronaves no puedan ser utilizadas en combate”.

Los Estados Unidos inmediatamente percibieron el potencial militar de drones y pasaron a usar la nueva tecnología para atacar blancos en Afganistán, Pakistán, Yemen, Somália, además de monitorear otros países. La eficacia de las misiones, sin embargo, es contestada por organizaciones de derechos humanos, que apuntan un gran número de inocentes entre las víctimas de los bombardeiros y contestan la legalidad del empleo militar de ese recurso. Críticos hablan en “asesinatos sin juicio”, “guerra sucia” y “violación de las leyes internacionales”.

La Fundación Nueva América, basada en Washington, contabiliza 350 ataques desde 2004, la mayoría durante el gobierno de Barack Obama, con número de muertos entre 1.963 y 3.293, incluyendo entre 261 y 305 civiles. Según la Oficina de Periodismo Investigativo, en Londres, el número de víctimas fatales en ataques americanos con drones es mayor, entre 2.627 y 3.457, siendo entre 475 y 900 civiles. El día 20 de febrero, el senador republicano Lindsey Graham, defensor del uso de drones en ataques militares, dijo que el número de muertos suma cerca de 4.700 personas, incluyendo inocentes.

Marina usa drone nacional

Al contrario de la FAB, que optó por comprar drones de Israel, más compatibles con las especificaciones que necesitaba para vigilar las fronteras del país, la Marina usa el Carcará, un vant producido por la brasileña Santos Lab y adquirido después de una licitação internacional.

Según Roberto Sbragio Júnior, director de la empresa, los vants tiene 2 metros de envergadura y pesan de 1,8 kg a 4 kg, movidos a batiría. Por ser militares, los Carcarás no necesitan de autorización de la Anac para operar y poseen coste de R$ 600 mil la unidad.

Los vehículos de la Marina están en el Batallón de Control Aerotático y Defensa Antiaérea, en Río de Janeiro, y son usados desde 2007, cuando fueron empleados por primera vez en una maniobra de adestramento en Itaoca (ES). En 2009, los fuzileiros recibieron dos nuevas unidades, de una plantilla de nueva generación, que sirven para inteligencia.

La idea ahora es aplicar los drones embarcados en navíos o porta-aviones en la costa brasileña para diagnosticar posibles invasores. Hasta 2030, la Marina pretende comprar 10 unidades más: los primeros cinco deben llegar hasta 2022. Los aviones serán usados para búsqueda y salvamento en alto mar, monitoreo de plataformas de petróleo y reconocimiento de embarcaciones envueltas en pesca predatória, extracción mineral, pirataria, contrabando y crímenes ambientales.



FUENTE:O Globo
 
27-03-13 | POLÍTICA
Brasil vigilará con drones la Triple Frontera

Combatirá el contrabando de mercancías, el tráfico de droga y a los supuestos grupos terroristas islámicos que operan en el límite con Paraguay y Argentina

Crédito foto: EFE


Las Fuerzas Armadas de Brasil (FAB) incorporaron dos aviones no tripulados a su flota de vigilancia fronteriza con los países del Cono Sur, con los que controlarán el narcotráfico y las actividades ilegales que allí tienen lugar.

Por los drones, de alta tecnología, pagaron 24 millones de dólares, según el periódico paraguayo La Nación, que acusa al país de realizar “espionaje”:D . De esta forma, los militares brasileños ampliaron la base del llamado escuadrón Horus de dos a cuatro aeronaves.

En los casos de Paraguay y la Argentina, el refuerzo de la seguridad está relacionado con las recientes advertencias internacionales acerca de que grupos terroristas islámicos están instalados en la Triple Frontera.

En cuanto a Uruguay, la mayor preocupación es el contrabando de armas y de mercadería, así como el ingreso y egreso de drogas. No obstante, de acuerdo con el diario local El País, la Fuerza Aérea Uruguaya (FAU) desconoce las operaciones de los drones, cuya base está a pocos kilómetros en Santa María, y tampoco tiene cómo monitorear esa actividad.

La publicación señala que había advertido tiempo atrás que un avión no tripulado había ingresado sin autorización en territorio uruguayo para perseguir una avioneta que pertenecía aparentemente a narcotraficantes, pero que la FAU no había reconocido el episodio.

Por otro lado, la agencia UPI indicó en un informa que operan hoy en Brasil más de 200 drones o aviones no tripulados, de diversos tipos y tamaños, sin que exista una regulación para su uso civil o comercial.
 
SANTOS LAB - LANZA El ORBIS VANT CON CARACTERÍSTICAS REVOLUCIONARIAS



Santos Lab va a presentar un Vant pionero en el mundo durante la LAAD Defence & Security – Feria Internacional de Defensa y Seguridad –, que ocurre entre los días 9 y 12 de abril en el RioCentro (RJ). El Orbis, como es llamado, es el primero vant en el mundo a despegar en la vertical y transicionar sin sufrir caída.


La aeronave, que es hecha de hebra de carbono y pesa cerca de 1,5 kg, fue totalmente desarrollada por brasileños y será una de las principales innovaciones presentadas durante la LAAD.

Él puede ser utilizado para el monitoreo de seguridad de áreas urbanas, con mucha utilidad en grandes eventos, como Copa del Mundo y Olimpíadas, además de poder servir de apoyo para operaciones policiales y militares en áreas de conflicto (como en la ocupación de favelas, por ejemplo). Además de eso, el vant también puede ser utilizado en monitoreos nocturnos, ya que tiene la posibilidad de venir equipado con cámara infrarroja.

“ES una tecnología pionera y brasileña. Nodos investigamos mucho, antes del desarrollo, y percibimos que ninguna de las empresas globales que tutéan en nuestro segmento consiguió hasta hoy hacer un vant de este tipo”, contó uno de los socios-directores de Santos Lab, Gilberto Buffara.

En consonancia con el otro socio-director de la empresa, Gabriel Klabin, que también es responsable por el desarrollo de los vants de Santos Lab, la aeronave tiene bajo coste de mantenimiento, además de utilizar batirías de lítio especiales como fuente de energía. Las batirías son producidas por la propia compañía.

Santos Lab es la empresa brasileña más tradicional en la fabricación de Vehículos Aéreos No Tripulados, siendo que uno de sus proyectos, el Carcará, es el único vant brasileño en actuación a la servicio de las Fuerzas Armadas Brasileñas (en el caso el Pelotão Vant - PelVant - de los fuzileiros navales de la Marina). Santos Lab tiene la Embraer como compañera en el proyecto Carcará, además de haber a Boeing cómo compañera en algunos proyectos especiales.
 
EN REUNIÓN, INDUSTRIA PIDE A La ANAC REGULACIÓN DE VANT "CON URGENCIA"

Empresas presionan Anac a autorizar vuelos civiles de aviones-robot en el país. Agencia dice que "recepcionou intereses del sector" y que aún discute tema.




En una reunión realizada en la tarde de este jueves (4) en São José dos Campos, en el interior de São Paulo, la Agencia Nacional de Aviación Civil (Anac) "recibió de forma positiva" una propuesta presentada por las empresas que producen VANTs, como son llamados los aviones remotamente controlados, para que "sea hecha con urgencia" una reglamentación para vuelos civiles en los cielos del país, según la Asociación Brasileña de Industria de Defensa (Abimde).

Representantes de 15 industrias nacionales que producen vants (como los drones son llamados en Brasil) estuvieron presentes en el evento. Actualmente, no hay una legislación sobre el uso civil de aviones-robot en el país.

“El clima de la reunión fue óptimo. Hubo un consenso entre la Anac, el Departamento de Control del Espacio Aéreo (Decea), de la Aeronáutica, y los empresarios de que es necesario colaboración para que las negociaciones avancen. No fue discutido ningún criterio técnico, eso va a quedar para futuramente”, dijo Antonio Castro, presidente del comité de la Abimde que discute el tema y que promovió el encuentro.

Un levantamiento inédito divulgado por la G1 el último día 25 de marzo apuntó que más de 200 VANTs vuelan en Brasil sin reglas definidas. El número fue obtenido a partir de informaciones pasadas por fabricantes, importadores, empresas y órganos de gobiernos estaduais.

Según la Anac, la agencia "recepcionou los intereses del sector y comunicó que está atenta a la regulación de la actividad". La agencia resaltó a las empresas que debe ser observadas las normas en vigor actualmente. "El asunto continúa en discusión por la Anac".

En la reunión de este jueves, la industria presentó una propuesta para que VANTs de menor porte (de hasta 7 kilos) puedan ser autorizados a volar sin certificación de la Anac y sin que haya la necesidad de enviar a la Aeronáutica una notificación para reserva del espacio aéreo y para alertar pilotos de aeronaves tripuladas.

La Anac trata como aviones no tripulados sólo VANTs con peso superior a 25 kg, lo que excluye buena parte de los VANTs producidos en el país. En la práctica, sólo dos VANTs de la Policía Federal están aptos a volar en el país.

Según el autor de la propuesta de la Abimde, Ulf Bogdawa, “todos concordaron" que la categorização de los VANTs, para que haya diferenciación de las exigencias, "es una cosa palpável, está dentro de una lógica cabível”. “Todos presentes entendieron que hay necesidad de la industria de que una legislación salga el más rápido posible”.

Tanto la Anac en cuanto a Aeronáutica quedaron de analizar la demanda y “dar uno retorno” , avanzando en criterios técnicos, en una próxima reunión, en a lo sumo dos meses, afirmó él.

"La idea de que haya una división en las categorías y que podamos haber inicialmente un avance en la legislación de vants de menor porte fue vista como palpável y será analizada", dice Antonio Castro, de la Abimde.

Antonio Castro afirmó un representante de la Anac, presente en el evento, afirmó que la agencia "se comprometía" a reglamentar la aviación civil de VANTs hasta el fin de 2013. La Anac informó oficialmente que no podría establecer un cronograma para que eso ocurra, ya que el asunto depende de varios órganos internos, pero que "la intención es que una legislación salga el más rápido posible".

Propuesta de la Abimde

Queriendo lucrar tras las inversiones de más de R$ 100 millones los últimos años, la Abimde presiona la Anac permitir vuelos con fines comerciales y hasta que vants operen sobre ciudades, dos cosas que no son autorizadas actualmente.

La llegada de los "drones"

Los drones desempeñan funciones que antes dependían de aviones y helicópteros tripulados, buscando mayor eficiencia y alcance, reducción de coste y más seguridad (vea en los vídeos al lado drones en acción en Brasil y vuelos de los dos tipos más comunes).

La nueva tecnología volcó polémica nos Estados Unidos y en todo el mundo después que el país desarrolló avanzados plantillas armadas y pasó a usar regularmente los "aviones-robots" para destruir blancos en Oriente Medio.

Miles de personas ya fueron muertas en ataques de drones, muchas de ellas inocentes, todas sin juicio u oportunidad de defensa. Entre miembros de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la preocupación es de que más países pasen a utilizar los drones como arma, en una escalada de las muertes a la distancia.

A pesar de popularizado por la controversa utilización militar, es el uso civil de los drones que puede transformar incontables servicios. Con formatos y tamaños variados, el número de máquinas voadoras controladas remotamente debe crecer en ritmo acelerado los próximos años en el país y en el mundo, debido a la facilidad de vuelo, al bajo coste y a las innovaciones tecnológicas preparadas para cada plantilla, como uso de cámaras, filmadores, sensores de rayo-x, entre otros.

El Departamento de Control Aéreo (Decea) fue informado oficialmente de 61 vuelos con vants (vehículos aéreos no tripulados) en 2012 en Brasil, más que el doble de los 29 registrados el año anterior, según números de la Aeronáutica obtenidos con singularidad por la G1. Según la Fuerza Aérea Brasileña (FAB), los pedidos fueron hechos por fuerzas policiales, órganos públicos y empresas.
 
Flight Technologies anuncia parceria com GyroFly


Por Roberto Valadares Caiafa
18/4/2013




O VANT Watchdog, da Flight Technologies, exposto juntamente com seu case de comando e controle - tecnologia 100% nacional a serviço das Forças Armadas Brasileiras (Foto: Roberto Caiafa)

Flight Technologies anuncia parceria com GyroFly

Acordo envolve cooperação tecnológica e comercial do mini Helicóptero multirrotor, o Gyro 500FT; assinatura do contrato ocorreu durante a LAAD 2013, no Pavilhão ABIMDE

A Flight Technologies, empresa 100% brasileira e pioneira nacional no mercado de VANTs (Veículos Aéreos Não Tripulados), anunciou, durante a LAAD Defence & Security 2013, parceria com a também brasileira GyroFly, especializada no desenvolvimento de plataformas aéreas de asas rotativas ou multirrotores. O acordo entre as companhias envolve cooperação tecnológica e comercial para a produção do produto Gyro 500FT.



Cenários de emprego do Gyro 500 FT: acompanhando as tropas, na linha de frente (acima), ou na segurança dos grandes eventos a serem realizados no Brasil a partir de 2013 (abaixo) - Imagens: GyroFly

O Gyro 500 FT é um mini helicóptero multirrotor cuja propulsão elétrica é feita por quatro ou oito motores. O equipamento é capaz de voar de modo autônomo em ambientes internos e externos e possui vastas possibilidades de uso, desde monitoramento para agricultura, aplicações voltadas para proteção ambiental, busca e salvamento , bem como monitoramento para segurança em áreas urbanas, apoio a operações policiais e militares. O Gyro 500FT será utilizado nos grandes eventos esportivos sediados no Brasil nos próximos anos, a Copa do Mundo de 2014 e as Olimpíadas de 2016.

O Gyro 500FT possui o que tem de mais avançado em tecnologias nacionais, habilidade em pairar e característica de pouso e decolagem vertical automático, possibilitando voos em pequenas áreas. Pesando menos de 1,5 kg, com baterias, esse veículo pode ser operado em linha de visada de até 3 Km e com uma autonomia de 35 minutos de voo. Isso proporciona ao usuário capacidade de controle e manobra de forma segura e confiável, além de ser capaz de transportar diversos tipos de câmera fotográfica ou de vídeo e microfone e/ou sensores eletrônicos.

De acordo com Nei Brasil, presidente da Flight Technologies, “essa parceria é importante, pois agregamos ao nosso portfólio um produto que complementa perfeitamente as nossas soluções de sistemas de comando, controle e vigilância baseados em Vants. Sobretudo porque se trata de tecnologia 100% nacional”. O executivo diz ainda que, “com a integração do Gyro500FT ao nosso portfólio, entregamos aos nossos clientes uma solução mais completa no que diz respeito aos nossos concorrentes no mercado brasileiro e isso é um diferencial”.

O presidente-executivo da GyroFly, Gustavo Penedo, destacou a importância da parceria. “A combinação de habilidades, determinação e competências de ambas as empresas é mais um sinal do fortalecimento da indústria nacional de Defesa. E quem ganha são os nossos clientes”.

 
Proyecto DPA-VANT realiza Operación DPA 4


Campo Montenegro, 22/04/2013



En este fin de semana, el Proyecto DPA-VANT concluyó los ensayos de la Operación DPA 4, que está siendo realizada en la Academia de la Fuerza Aérea (AFA), en Pirassununga, en el periodo de 17 a 23 de abril de 2013.

El objetivo principal de la operación fue la ejecución de la primera fase de los ensayos de control automático de la aeronave en el suelo. Fueron realizadas más de 10 carreras en la pista del 2º EIA, con el Prototipo 03 del VANT Acauã siendo controlado por el Ordenador de Bordo. En estos ensayos fueron ajustados ganancias de las mallas de control del piloto automático, utilizando como sensores principales la unidad inercial y el DGPS (GPS Diferencial).

La Operación DPA 4 contó con cerca de 30 participantes de diversos sectores del DCTA. También participaron integrantes de la Marina y Ejército y de las empresas BCC (software) y Flight Technologies (control). El apoyo logístico prestado por la AFA fue factor fundamental para el éxito de los ensayos realizados.

El Proyecto DPA-VANT ha como objetivo el desarrollo de un demonstrador de tecnología de un Sistema de Despegue y Pouso Automáticos (DPA) para Vehículos Aéreos No Tripulados (VANT). El proyecto es coordinado por el IAE y cuenta con aparticipação del Centro Tecnológico del Ejército (CTEx) y del Instituto de Investigaciones de la Marina (IPqM). ES apoyado por la Fundación de Desarrollo de la Investigación (FUNDEP), con recursos financieros de la Financiadora de Estudios y Proyectos (FINEP).

A continuación son presentadas fotos de la Operación DPA4, con crédito del Cap Eng José Márcio Pereira Figueira (IPEV), Cap QEM Eduardo Bento Guerra (CTEx) y Téc José Ângelo de Aquino (AIE).

 

Grulla

Colaborador
Colaborador
El Northrop Grumman X-47B Realiza su Primer Aterrizaje con Gancho de Detención

Por Zach ROSENBERG - WASHINGTON DC

Nota completa:

 
Irán presenta el "Hemaseh", su UAV más avanzado



Hemaseh

Lo Irán reveló ese jueves suyo más reciente aeronave no-tripulada (UAV, por su sigla en inglés).

Se trata del Hemaseh (Épico), un UAV de reconocimiento y combate. Anteriormente, ministro de la Defensa, brigadeiro-general Ahmad Vahidi, afirmó que Hemaseh sería el UAV más avanzado que el país ya construíra.

El Hemaseh fue revelado durante una ceremonia con la presencia de ministro de la Defensa.

"Este UAV fue construido por especialistas de la industria de defensa y es, simultáneamente, capaz de misiones de vigilancia, reconocimiento y ataque con misiles y cohetes", Vahidi dijo al margen de la ceremonia.

"Esta aeronave con su calidad furtiva puede evitar la detección por el enemigo", añadió.:confused:

Techo de servicio y autonomía de vuelo de largo alcance son dos otras características distintivas del nuevo UAV iraní.

Mayores detalles no fueron suministrados.
 
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