Italia, el blindado objetivo del Estado Islámico
Algunas décadas atrás marcaron a fuego a Italia en la lucha contra la guerrilla armada, principalmente contra las Brigadas Rojas, épocas luctuosas que sin embargo le permitieron adelantarse en el tiempo para construir un efectivo sistema de vigilancia y seguridad que está rindiendo sus frutos en estas épocas de atentados yihadistas en las principales ciudades europeas.
Londres, Manchester, Bruselas, París, Niza, Berlín, Estoclomo y Barcelona fueron ensangrentadas en los últimos tiempos por las acciones de grupos organizados o de lobos solitarios que reclaman una supuesta e histórica supremacía musulmana. En todos los casos, según revelaron las investigaciones, hubo fallas en los controles de seguridad locales.
Dos casos sirven para ilustrar. Las autoridades británicas no tuvieron en cuenta los avisos que le hicieron llegar sus pares italianos respecto a Youssef Zaghba, uno de los tres fundamentalistas que perpetraron el ataque en el puente de Londres el pasado 3 de junio.
Cada vez que Zaghba llegaba a Bolonia, era estrechamente vigilado por especialistas italianos y visitado en su domicilio dos veces por día para saber de sus pasos y sus intenciones. Cuando este marroquí viajó a Londres para cumplir con su objetivo, nadie lo esperó siquiera en el aeropuerto.
Franco Gabrielli, director del cuerpo de la policía en Italia, afirmó sin medias tintas a distintos medios italianos: Tenemos la conciencia tranquila porque alertamos al Reino Unido de la amenaza que representaba (Zaghba). Scotland Yard debió reconocer que ni la policía ni el MI5, el servicio de inteligencia interior, lo consideraron como tal.
El más reciente fue el alerta hecho llegar por la policía belga hace más de un año y que los Mossos dEsquadra (policía catalana) desconocieron, sobre el peligro que representaba el imán Abdelbaki Es Satty, considerado autor intelectual de los atentados en Barcelona y la cercana ciudad de Cambrils, del jueves pasado.
Tras la nueva amenaza lanzada ayer contra el papa Francisco y llamando a atacar a Italia (esta vez por un miembro de esa organización en Filipinas), el mundo comenzó a preguntarse una vez más por qué razón este país central de Europa parece estar blindado a la furia yihadista. Y si bien esa afirmación está lejos de ser real, sí remite a un análisis de los sistemas de seguridad italianos.
Como sucede en temas tan complejos como este desafío mundial que proponen las organizaciones fundamentalistas, la respuesta presenta varias caras. Italia comenzó a perfeccionar sus sistemas de control cuando surgió lo que el catedrático Gianfranco Pasquino, de la Universidad John Hopkins, del Centro de Bolonia, calificó como terrorismo negro, organizado por los neofacistas.
Más tarde llegaron las Brigadas Rojas y otros grupos a los que Pasquino encuadra en la definición de terrorismo rojo y finalmente aunque no última, la eterna lucha contra las mafias tan enquistadas en varias regiones de la península.
Esta historia de terror bien aprendida, llevó a que Italia perfeccionara no sólo su sistema policial y antiterrorista, sino también su sistema legal. Así, por ejemplo, es bien recordada la política proteccionista del presidente francés Francois Miterrand hacia los brigadistas que habían buscado refugio en el país galo, en contraposición a la férrea legislación italiana.
Italia nunca dejó de exigir la extradición de varios líderes guerrilleros, algo que finalmente logró cuando Nicolas Sarkozy fue presidente de Francia y abrió las puertas al reclamo extraditando a la tristemente recordada líder brigadista Marina Petrella.
Otro punto es la facilidad que tiene la policía italiana, a diferencia de sus pares europeas, de poder interceptar llamadas telefónicas con la sola presunción de actividad sospechosa y que esa prueba recogida tenga valor en un juicio posterior.
El Ministerio del Interior italiano informó que, entre marzo de 2016 y marzo de 2017, interceptaron e interrogaron a 160.593 personas, 34.000 de ellas en aeropuertos, en tanto alrededor de 550 sospechosos de terrorismo fueron arrestados y 38 condenados.
La política de prevención se completa con el seguimiento de los sitios de propaganda fundamentalista: ya se cerraron más de 500 páginas web y siguen de cerca más de medio millón de páginas.
Giampiero Massolo, director de los servicios de inteligencia de Italia entre 2012 y 2016, reveló también otro aspecto interesante de la particularidad italiana. En declaraciones al portal eldiario.es, señaló la importancia de controlar el territorio.
Desde este punto de vista explicó-, el hecho de que no tengamos guetos como los que tienen las grandes ciudades de Francia y que en nuestro país abunden las localidades pequeñas y medianas hace que sea más fácil controlar la situación".
Italia no está libre de sufrir un atentado islamista, pero sin dudas es el país mejor preparado para minimizar los peligros de una modalidad que generando temor está ganando antes de atacar.
Télam