25 de mayo de 1982…Cumpleaños de la Patria en Malvinas !!!
Recuerdos a 39 años de aquel dia...
El día 24 de mayo al promediar la tarde observe una patrulla de seis hombres en la orilla opuesta del Seno de Choiseul, estaban explorando el lugar e islotes, continuaron unos km mas y tomaron rumbo hacia el Cerro Alberdi, haberlos visto a ellos y ellos a mi no (eso creo que pasó) ya estaba cumplida la tarea. Éramos un Puesto de Observación Aérea (POA) pertenecientes a la ROA de la BAM Cóndor, si era necesario actuaríamos en defensa propia, para ello estábamos muy bien armados, aunque reiterativo y contundente a la vez, las mejores armas del POA son: la soledad, la clandestinidad, el sigilo, operar bajo la red de enmascaramiento, ser naturaleza de día y en la noche la misma oscuridad, los binoculares y la radio que nos une con el Centro de Filtraje...nada más.
Solicité confirmación si se trataba de fuerzas propias, me contestó el Centro de Filtraje de la BAM CONDOR, muy escuetamente...NEGATIVO, NO HAY PROPIA TROPA EN ESE SECTOR.
Ya éramos demasiados veteranos para preocuparnos por esta novedad... y en cambio me puse a buscar algo que había visto en el bolsón aeronáutico de los víveres...y ahí estaban los elementos necesarios.
Lave un tarro que había contenido duraznos al natural, refuerzo de la ración de combate "Clase C" que se armaban en la base. Había una bolsita con leche en polvo, que también reforzaba la racion"C" y encontré también algo de azúcar. Ya tenía todo...en el fondo del bolsón días atrás había visto ese envase y recordé que me lo había regalado cuando desplegué al POA Vasco, el Teniente Darío Valazza al despedirnos.
Era nada más y nada menos... que un Flan ROYAL!!!!!.El Soldado José Luis MORALES se asombró un poco con la propuesta.
Juntamos unas ramitas, hervimos el agua que se convirtió en leche con el agregado de la leche en polvo, algo de azúcar y le puse el Flan ROYAL...me trajo recuerdos de mi infancia, cuando mi madre hacia el flan y me ponía a revolver la olla para que no se pegue!!!
Luego de revolver el liquido, dio su hervor...y listo...lo puse a enfriar para que se solidifique afuera de la carpa, lo tape con el casco de combate, para que no se lo comieran las ratas almizcleras.
En el POA Vasco había muchas ratas, pequeñas, de color beige que buscaban el calor de la carpa y el olor a nuestros alimentos. Convivían con nosotros, los primeros días las sacábamos como podíamos, luego nos dimos cuenta que eran parte de la naturaleza del acantilado. Por las noches las escuchábamos como subían por la red de enmascaramiento y se caían por el cubre techo. Nos comían las partes del uniforme que estaban salados...por ejemplo en el quepí de zona fría , se juntaba la sal en la unión del cuerpo y la visera, también me comían los cordones de cuero de los borceguíes, cordones que había usado como Cadete de IV Año, se los había comprado al Señor Masué para mejorar los alistamientos, ejercitaciones que realizaba el Cuerpo de Cadetes por los años 70 y 80 como entrenamiento en caso de alarma.
En realidad el 25 de mayo comenzó con novedades en sus primeras horas, aproximadamente a las 01:00 hs del nuevo día, informé a la base que por mi puesto navegaban dos buques. El puesto comando me tranquilizó confirmando que se trataba de dos propios.
Si, en realidad eran dos: el transporte interisleño “Monsumen”, era remolcado por su similar “Forrest”, ya que el primero estaba averiado al encallar en Caleta Foca, próxima a la Isla Bouganville al ser atacado por un helicóptero Sea Linx con SBS a bordo. A las 02:30 hs aproximadamente el Forrest apareció nuevamente frente a nuestro POA pero con rumbo inverso, había dejado al Monsumen y se dirigía escudado por la noche hacia Puerto Argentino.
El 25 de mayo amaneció muy frio con heladas y totalmente CAVOK (despejado).A las 08:00 hs radie el informe del POA Vasco ...EN EL DIA DE LA PATRIA INFORMO SIN NOVEDAD!!!! fue contestado con un saludo cordial, lo mismo hicieron los integrantes del POA MIKE 7...éramos ese 25 de mayo los dos únicos POA de la ROA Cóndor que estábamos operativos.
Luego desayunamos lo de siempre, el sobre de chocolate con leche que se preparaba con agua caliente y nos comimos el FLAN DEL 25!!!!...cuando llegamos al fondo del tarro se notaba que la leche se había quemado algo, pero igualmente estaba delicioso!!! UN FLAN EL 25 DE MAYO MIRANDO EL SENO DE CHOISEUL... CON EL SOL SALIENDO POR EL ATLANTICO SUR...EN COMBATE...EN MALVINAS...ESO NO TIENE PRECIO SOLDADO!!!!!
Habíamos terminado de desayunar nuestro “flan del 25”, cuando oímos el clásico ruido de un Bell 212 , miré mi reloj, eran las 08:15, vimos que se dirigía hacia nuestra posición, aterrizó unos 50 mts de una elevación en la cual teníamos mayor horizonte radioeléctrico para el VHF. De la máquina bajó el Alférez Jorge Blázquez, y el helicóptero volvió otra vez a la zona del guardacostas PNA Rio Iguazú. Vi a los Tenientes Alejandro Vergara y Saturnino Sánchez a los comandos del H-83, los saludé con el pulgar hacia arriba.
El Alférez Blázquez me informó que debíamos desmantelar el puesto y prepararnos para trasladarnos al POA Biguá en Lafonia, ocupado en ese momento por el Alférez Rómulo Sasone y el Soldado C/63 Rubén Junco, ya que mi sector sería cubierto por los Alféreces Mario Egurza y Andrés Gazzo y dos soldados, relevando de esta forma a los dos radioaficionados civiles del “M-7” Julio Rotea y Terciano Zampieri,a los cuales se les iba a dar la orden de dirigirse a Puerto Argentino, pues el avance inglés era inminente y los alcances de la Convención de Ginebra no los contemplaba operando como civiles.
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Muy rápidamente desarmamos la carpa, ordenamos la red para cargarla en el helicóptero y el resto del equipo individual y armamento estuvo preparado listo para ser transportado en el menor tiempo posible.
El helicóptero llegó a buscarnos a las 10:15hs aproximadamente, venia desde la BAM Cóndor en su segundo empleo y con la misma tripulación, con presteza cargamos lo nuestro; de allí volamos sobre el Seno de Choiseul, rasante sobre el agua y entre los islotes, hacia el PNA Río Iguazú, ahí tuve la oportunidad de ver a la nave recostada sobre la banda de estribor embicada en la playa con agua en la popa.
Muy cerca de ella estaba el equipo de rescate de los cañones de 105 mm esperándonos para regresar a la base, nos saludamos con el Alferez Arnaldo Favre amigo y compañero de promoción de la EAM , también abordó al H-83 el Subteniente Juan José Gómez Centurión que tenia puesto un traje de neoprene negro , volábamos con las puestas abiertas, ya que también subieron los dos Suboficiales que iban armados con los lanzadores de misiles AT “SAM-7”Strela 2D,estos habían dado cobertura antiaérea al rescate de los cañones que transportaba el guardacostas en su bodega, totalmente desarmados por el espacio con que contaba, eran tres piezas del GAA4 de La Calera. Transportamos a la base la última pieza recuperada de los “Otto Melara”, eran dos mástiles, es decir sus brazos de apoyo y transporte, así que las partes estaban asidas al piso del helicóptero con cintas de amarre y una parte de ellas quedaba en el exterior pues eran bastante largas, el H-83 estaba a “full” de carga en ese vuelo.
Por primera vez con Morales podíamos ver el terreno que nos rodeaba hacia el NW, este vuelo hasta Pradera del Ganso nos iba a ser útil, días más adelante, para ubicarnos con exactitud, en esta zona de grandes lagunas, arroyos y turbales cuando realizaríamos la evasión y escape desde Lafonia hasta este lugar, punto de recuperación establecido para el rescate en combate…pero esa es otra historia.
En el helipuerto nos esperaba el Vicecomodoro Wilson Pedrozo, luciendo casco de acero ya que la base había estado en “alerta roja” por un ataque de una sección de A4B,que tuvieron un error en la navegación y creyeron que Pradera del Ganso era San Carlos. Acomodamos nuestro equipo fuera del Puesto Comando excepto la carpa y la red barracuda, pues en unas horas desplegaríamos nuevamente hacia Lafonia, nuestro primer POA. En el Puesto Comando saludé al personal que se encontraba en él, creo que ahí comencé a darme cuenta que muy pronto los ingleses estarían por aquí, que seríamos los primeros en enfrentar a las tropas británicas que se consolidaban en San Carlos.
Me asignaron un soldado más, a Andrés Daniel Coronel, un valiente tucumano que había estado operando con el Alférez Egurza en Punta Cantera, en el POA Roca, el día del hundimiento de la “HMS Ardent”.
Los dos Bell 212 estaban alertas para cumplir con su tarea de rescate, pues no había mejor manera de festejar el cumpleaños de la Patria, que combatiendo a nuestros eternos enemigos desde 1806. La F.A.S. desde temprano envió sus escuadrones de cazabombarderos al Estrecho San Carlos.
Como novedad, nos fue provista una carpa antártica de baja silueta que formaba parte del equipo de supervivencia de los CH-47 Chinook, con paredes dobles, de tela liviana resistente al agua, poseía tensores de estructura de material compuesto, muy apta para las bajas temperaturas que se hacía sentir en Lafonia, pero por su color naranja no era muy acorde para nuestra tarea; la red de enmascaramiento con símil hojas en tres tonos de colores similares a la vegetación de Lafonia la cubriría toda .
También para independizarnos más logísticamente de la base, en el Servicio de Comunicaciones nos prepararon una batería de 12 voltios con su correspondiente transformador para el cargador de baterías del equipo de comunicaciones. El servicio de abastecimiento de la base, nos entregó raciones de combate para ocho días, con algunos “regalos” extras como ser una botella de ginebra Bols, cigarrillos para los Soldados, y otras cosas complementarias, tuvimos tiempo para revisar en la Sala de Armas de la Compañía de Defensa nuestros fusiles y pistolas…a medida que íbamos haciendo o recibiendo estas cosas, había como un sentimiento tácito que me decía que esto se asemejaba a una despedida…tenía esa corazonada, y fue total cuando el Jefe de la BAM Cóndor me dijo que pasara a la cocina del Puesto de Comando y comiera algo caliente antes de partir nuevamente, fue ahí que lo encontré al Primer Teniente Ricardo Fasani que también es oriundo de Leones y me terminó de contar las novedades en San Carlos, uno cuando está en operaciones solo vive la realidad de su ambiente operacional, no sabe nada de la evolución o detalles tácticos, como también las ultimas noticias que se escuchaban por las radios uruguayas que se captaban con dificultad en el Istmo de Darwin, recuerdo que abrió mi bolso aeronáutico e introdujo la mitad de un dulce de batata aun en su lata como un regalo, era parte de la carga lanzada por un Hercules C-130 el 19 de mayo sobre la pista de la BAM Condor. Mi estado general era el de siempre, me había afeitado y bañado por última vez el 12 de mayo, hacia trece días que no lo hacía!!! pero nadie me formuló ningún comentario ni observación, así estábamos siempre los miembros de la ROA Cóndor en operaciones en “la tierra de nadie”,con una gran barba y el uniforme con signos de muchos días puesto en condiciones de un ambiente muy húmedo .
Al salir a verificar algo de mi equipo personal, vino a mi encuentro y nos dimos un gran abrazo con el Alférez Mario Egurza, se había evadido con Coronel la noche del 24 desde el POA Roca en Punta Cantera en medio de un ataque entre fracciones inglesas entre si al intentar rodearlo, hablamos muchas cosas, le pregunté otras tantas!! de la HMS Ardent en particular y él sobre los Sea Harrier, también hablamos mucho mientras mirábamos al norte, hacia el POA Hiena 2, ya que no había noticias de Andrés Gazzo, ambos habíamos escuchado que su puesto estaba siendo atacado en la noche, los dos imaginábamos a Andrés y al Soldado Cesar Vaca con vida y en plena evasión por los cerros, le pregunté recuerdo, sobre la personalidad de Andrés Coronel y otros detalles ya que se sumaba a mi POA, otra despedida estaba viviendo en mis sentimientos…nos dimos un abrazo y entré al Puesto Comando nuevamente…sin antes coordinar que nos llamaríamos si ellos dos eran desplegados al POA Mike7….vamos a ser los únicos que estaremos desplegado por lo que estoy viendo Marito le dije…vamos a llamarnos y le levanté el pulgar.
A las 13:30 hs saludé al Jefe de Operaciones, el Vicecomodoro Vera Mantaráz y al Capitán Héctor Re, nuestro Jefe, de quien recibí las últimas instrucciones, casi recomendaciones de un padre a un hijo que lo despide hacia algo…con un fin incierto,esa era mi vivencia mientras los escuchaba y me comia un sándwich de cordero que había conseguido en la cocina del Pto Comando,veía como me miraban mi uniforme, mi cabello revuelto, mis manos sucias de la negrura de la turba y mi gran barba,… hice lo mismo con el personal del Servicio de Comunicaciones fieles testigos de nuestro trabajo y nos fuimos los tres caminando en silencio hacia el helipuerto que estaba en el medio del pueblo, cargamos todo nuestro equipo, saludé al Alférez Jorge Blázquez que estaba preparando varios tambores de 200 litros, a los cuales se les encendería turba seca mojada con gas oíl, para marcar el rumbo final a San Carlos, ya que los “Canberra” bombardearían por las noches la cabecera de playa a partir de hoy, la llamaban “Operación Tacho”. A las 14:00 hs estuvimos listos para partir hacia Lafonia ,…como la primera vez aquel ya lejano 28 de abril pero con una experiencia enorme producto de los días de operaciones y experiencias vividas, ya los tres éramos otras personas, la guerra nos fue moldeando el espíritu, el alma, siempre con Morales fuimos positivos,tuvimos suerte tal vez, solo dos noches bajo mucha lluvia y un frio demoledor nos sentimos morir,cuando el agua inundó el refugio, hasta ahí surgieron las fuerzas para no dormirnos,para movernos,hablarnos,porque quedarse quieto era la muerte, asi que con este espíritu de combate lo incorporamos de a poco a Coronel a nuestras rutinas que salvan vidas a los Observadores Aereos Adelantados.
También abordó nuestro helicóptero, el 1° Teniente Fernando Miranda Abos, Jefe de la Sección Sanidad, con su equipo de apoyo a las operaciones SAR; varias escuadrillas estaban atacando a naves inglesas en San Carlos, según informaba el C.I.C. de Puerto Argentino.
Colocamos los fusiles FAL PARA apoyados en el hombro apuntando hacia abajo, sentados en el piso del Bell 212, atentos a las instrucciones del Auxiliar de Carga .
Como era costumbre el helicoptero tomó un rumbo contrario al que debía adoptar, por lo que tuve oportunidad de observar las posiciones de una compañía del R.I. 12 desplegada al sur, el personal nos saludaba al sobrevolarlos. Fue la última vez que vi desde el aire a Pradera del Ganso, no volvería más a mi querida B.A.M. Cóndor, volvía a sentir sensaciones de despedida y nostalgia. Dejamos a la derecha el puente sobre el Arroyo Bodie y pusimos rumbo general SSE.
Durante el vuelo en dos oportunidades el radar Malvinas informó a los pilotos del vuelo de PACs, por lo que cambiábamos de rumbo, no hay muchas alternativas para ocultar la figura del helicóptero en Lafonia, así que lo mejor era volando “peinando los pastos”.
Al llegar a “Biguá” recibí las novedades por parte del Alférez Rómulo Sasone, entre ellas había una interesante, el sobrevuelo de un helicóptero “Scout” días anteriores, muy cerca del puesto. Recuerdo que me lo definió como “era una cacharpa chica, un Scout”, también me dejó de regalo un ganso que había cazado unos días atrás, la verdad lo enterré ya que tenían un olor fuerte y no quería que al comerlo nos enfermáramos, teníamos raciones de combate para ocho días,nunca en los lugares que operé rompí el equilibrio de la naturaleza ya que siempre el terreno,los gansos y las ovejas fueron nuestros aliados en informarnos de alguna novedad,que algo estaba ocurriendo fuera de la normalidad.
Me despedí de él, comentándole lo que había escuchado en el Puesto Comando, deseándome suerte corrió junto a su soldado hacia el helicóptero que los apuraba.
También no lo volvería a ver hasta terminada la batalla por estas islas que quería cada día más.
De inmediato nos pusimos los tres a mejorar el POA Biguá; a la vieja carpa le bajamos su silueta enterrando sus soportes, la utilizamos como carpa depósito de víveres, agua y otros elementos; además sirvió para realizar los turnos nocturnos y aquellos diurnos con meteorología muy desfavorable. A su lado armamos la nueva carpa de silueta más baja que la otra, a las dos las cubrimos con la red, la que plegamos en dos partes para eliminar el color naranja, de la antártica.
En ella colocamos las tres bolsas de dormir, algo de víveres y en la parte de adelante, especie de alero cubierto, acomodamos la batería y el equipo de comunicaciones.
Luego sacamos pastos de lugares distintos, así no modificábamos el lugar y lo “tejimos” en la red. Terminada esta tarea observé el refugio desde todos los ángulos para establecer los posibles errores del enmascaramiento.
Como en la bolsa de los víveres nos quedaban las dos últimas latas de jugo de durazno Inca, premié a mis dos ejemplares soldados con ellas por su trabajo, así que en la cena que fue una lata de guiso de mondongo disfrutaron de este “lujo”.
El hecho de tener a otro soldado más, hacía que distribuyéramos las tareas de observación. Comenzamos esa tarde, en la cena, nuestras charlas llenas de recuerdos familiares y como Coronel había estado en otros puestos, le hacíamos preguntas de sus experiencias en el Canal San Carlos. También aproveché para contarles los últimos acontecimientos, a los que nosotros muchas veces estábamos ajenos, cumpliendo con nuestra tarea, la mayoría de las veces a mucha distancia de los combates u otros acontecimientos bélicos.
Otra vez, como hacía tiempo que no lo vivía, el silencio se apoderó de Lafonia al esconderse el sol, interrumpido solamente por el paso de un grupo de ovejas pastando o buscando refugio para pasar la noche; terminaba sí otro 25 de mayo para mi Patria, y después de muchísimos años un 25 de mayo en defensa de su soberanía.