Brasil reforzaría su fuerza aérea con aviones caza estadounidenses
El titular de la aviación militar presionó al gobierno para que se reequipe la flota. Desde hace años, existe una puja entre empresas de Francia, Suecia y los Estados Unidos, pero todo parece indicar que la Boeing será la elegida.
La Fuerza Aérea de Brasil (FAB) presionó sutilmente ayer al ministro de Defensa, Celso Amorim, para que el gobierno de la presidenta Dilma Rousseff tome la decisión, al fin, de renovar la flota de aviones de combate con la compra de 36 cazabombarderos. El reclamo, formulado durante un acto por el Día de la Aviación, llegó días después de que la prensa asegurara que este año Rousseff anunciaría la compra y que optaría por los F-18 Súper Hornet de la estadounidense Boeing.
"Existe la necesidad de inversiones que garanticen la confiabilidad y la actualización de nuestra flota de aeronaves", dijo durante el acto celebrado en Río de Janeiro el comandante general de Operaciones Aéreas, brigadier Nivaldo Luiz Rossato. "Es fundamental la existencia de medios materiales y bélicos que mantengan nuestra capacidad de dar una respuesta rápida ante cualquier emergencia que pueda requerirlo", agregó el brigadier.
Desde hace diez años, cuando se realizó el planteo original, en los días inaugurales del primer gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2010), la FAB demanda a las autoridades la renovación de la flota de aviones de combate y elaboró un estudio sobre las características técnicas de los F-18, los Rafale del fabricante francés Dassault y los Gripen de la empresa sueca Saab.
El domingo, distintos medios habían coincidido llamativamente en dar a conocer una versión que señalaba que Rousseff habría optado finalmente por los F-18 Súper Hornet y que no se descarta que haga el anuncio durante una visita que hará a Washington en una fecha a definir del segundo semestre de este año. Como redondeando la versión, Rossato dijo ayer que, "si se toma en cuenta la talla de nuestro país, es incuestionable la importancia del poder aéreo para disuadir a eventuales agresores".
En febrero de 2012, durante una audiencia en el Senado, el subsecretario de Defensa para Asuntos Hemisféricos estadounidense, Frank Mora, había adelantado a los legisladores que "se le hizo a Brasil una oferta robusta" , de manera que "a la hora de optar se decida por comprar los Súper Hornet". La oferta, adelantó entonces, incluía una significativa transferencia de tecnología que "pondría al gigante sudamericano al nivel de los más estrechos aliados de Estados Unidos en materia de defensa". Mora precisó genéricamente las características de la oferta hecha a Brasil. "Se trata –dijo– de una tecnología que sólo ha sido proporcionada a nuestros aliados y socios más estrechos del mundo, lo que constituye una clara señal de la fuerza de nuestra alianza con el gobierno de la presidenta Rousseff". El subsecretario recordó que la transferencia tecnológica era una prioridad para Brasil y que la operación podía naufragar si no se atendía ese aspecto.
Meses atrás, Rousseff volvió a pedir a Estados Unidos una manifestación expresa del Congreso en el sentido de que no vetará la transferencia de tecnología en caso de optarse por la oferta de Boeing. Hasta ahora no se ha dado a conocer públicamente una decisión en tal sentido. «
Ansa
una compra que lleva muchos años
Los anuncios periodísticos sobre la supuesta preferencia de Dilma Rousseff por los aviones caza de la Boeing se repiten periódicamente. La compra de los 36 bombarderos supone una inversión de gran volumen, de un monto nunca precisada, que lleva a que sean muchas las partes interesadas en el asunto. Ya a mediados de 2011, cuando Nelson Jobim todavía era ministro de Defensa, durante una visita a Buenos Aires desmintió que existiera una intención orientada a favorecer a la Boeing. Aprovechó a decir que la forma en la que estaba esbozada la información contenía una alta cuota de mala intención. "Quien firmará el decreto de compra será la presidenta, pero quien entiende del tema y aconseja es la Fuerza Aérea", precisó.
El debate sobre la compra comenzó en el primer gobierno de Lula Da Silva (2002-2010). Tres modelos de caza se disputan desde entonces las preferencias de los militares: el Rafale del fabricante francés Dassault, el Gripen NG de la sueca Saab y el F-18 Súper Hornet de la Boeing. Si bien los aviadores brasileños señalan a los Gripen como la mejor opción, los Rafale siempre tuvieron la ventaja de incluir en la oferta una generosa transferencia tecnológica, algo a lo que ahora Boeing se avendría
TIEMPO ARGENTINO
El titular de la aviación militar presionó al gobierno para que se reequipe la flota. Desde hace años, existe una puja entre empresas de Francia, Suecia y los Estados Unidos, pero todo parece indicar que la Boeing será la elegida.
La Fuerza Aérea de Brasil (FAB) presionó sutilmente ayer al ministro de Defensa, Celso Amorim, para que el gobierno de la presidenta Dilma Rousseff tome la decisión, al fin, de renovar la flota de aviones de combate con la compra de 36 cazabombarderos. El reclamo, formulado durante un acto por el Día de la Aviación, llegó días después de que la prensa asegurara que este año Rousseff anunciaría la compra y que optaría por los F-18 Súper Hornet de la estadounidense Boeing.
"Existe la necesidad de inversiones que garanticen la confiabilidad y la actualización de nuestra flota de aeronaves", dijo durante el acto celebrado en Río de Janeiro el comandante general de Operaciones Aéreas, brigadier Nivaldo Luiz Rossato. "Es fundamental la existencia de medios materiales y bélicos que mantengan nuestra capacidad de dar una respuesta rápida ante cualquier emergencia que pueda requerirlo", agregó el brigadier.
Desde hace diez años, cuando se realizó el planteo original, en los días inaugurales del primer gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2010), la FAB demanda a las autoridades la renovación de la flota de aviones de combate y elaboró un estudio sobre las características técnicas de los F-18, los Rafale del fabricante francés Dassault y los Gripen de la empresa sueca Saab.
El domingo, distintos medios habían coincidido llamativamente en dar a conocer una versión que señalaba que Rousseff habría optado finalmente por los F-18 Súper Hornet y que no se descarta que haga el anuncio durante una visita que hará a Washington en una fecha a definir del segundo semestre de este año. Como redondeando la versión, Rossato dijo ayer que, "si se toma en cuenta la talla de nuestro país, es incuestionable la importancia del poder aéreo para disuadir a eventuales agresores".
En febrero de 2012, durante una audiencia en el Senado, el subsecretario de Defensa para Asuntos Hemisféricos estadounidense, Frank Mora, había adelantado a los legisladores que "se le hizo a Brasil una oferta robusta" , de manera que "a la hora de optar se decida por comprar los Súper Hornet". La oferta, adelantó entonces, incluía una significativa transferencia de tecnología que "pondría al gigante sudamericano al nivel de los más estrechos aliados de Estados Unidos en materia de defensa". Mora precisó genéricamente las características de la oferta hecha a Brasil. "Se trata –dijo– de una tecnología que sólo ha sido proporcionada a nuestros aliados y socios más estrechos del mundo, lo que constituye una clara señal de la fuerza de nuestra alianza con el gobierno de la presidenta Rousseff". El subsecretario recordó que la transferencia tecnológica era una prioridad para Brasil y que la operación podía naufragar si no se atendía ese aspecto.
Meses atrás, Rousseff volvió a pedir a Estados Unidos una manifestación expresa del Congreso en el sentido de que no vetará la transferencia de tecnología en caso de optarse por la oferta de Boeing. Hasta ahora no se ha dado a conocer públicamente una decisión en tal sentido. «
Ansa
una compra que lleva muchos años
Los anuncios periodísticos sobre la supuesta preferencia de Dilma Rousseff por los aviones caza de la Boeing se repiten periódicamente. La compra de los 36 bombarderos supone una inversión de gran volumen, de un monto nunca precisada, que lleva a que sean muchas las partes interesadas en el asunto. Ya a mediados de 2011, cuando Nelson Jobim todavía era ministro de Defensa, durante una visita a Buenos Aires desmintió que existiera una intención orientada a favorecer a la Boeing. Aprovechó a decir que la forma en la que estaba esbozada la información contenía una alta cuota de mala intención. "Quien firmará el decreto de compra será la presidenta, pero quien entiende del tema y aconseja es la Fuerza Aérea", precisó.
El debate sobre la compra comenzó en el primer gobierno de Lula Da Silva (2002-2010). Tres modelos de caza se disputan desde entonces las preferencias de los militares: el Rafale del fabricante francés Dassault, el Gripen NG de la sueca Saab y el F-18 Súper Hornet de la Boeing. Si bien los aviadores brasileños señalan a los Gripen como la mejor opción, los Rafale siempre tuvieron la ventaja de incluir en la oferta una generosa transferencia tecnológica, algo a lo que ahora Boeing se avendría
TIEMPO ARGENTINO