Los sistemas se upgradean, se someten a mejoras...que mantengan el nombre, es otra cosa.
Como ejemplo tienes los sonares de cascos ingleses, a mediados de los 90 el 2016, luego viene una mejora mayor y pasa a denominarse 2050, sufre mejoras menores durante casi 20 años y ahora viene otra mayor y se denominara 2150 (que se instalara en las T-23 inglesas y chilenas). Lo mismo ocurre con el resto de los sistemas, al menos en el caso chileno.
En resumen, al menos en el caso chileno, lo que traspasas/cascadeas es un sistema que esta al día en su ultima versión, aca el CMS a instalar en las T-23, ya comenzara a sufrir mejoras/actualizaciones antes de los 3/4 años, a fin de mantenerse al mismo nivel que los canadienses y neozelandeses y asi asegurar/permitir eventual interoperatividad entre las fragatas, si se llegase a requerir.
Cuesta que a veces se entienda, pero ya para mediados de los 90, por ejemplo, debido a esta actualización permanente de sistemas, las Leander chilenas tenían sistemas más modernos que las Lupo y Meko 360.
Esa inversión constante, que quiza no supere en promedio los USD 5 millones al año, permite que al final, cuando la fragata debe ser reemplazada...solo te limites al casco, que representa a lo más 1/3 del costo total.
Lo anterior es lo que permite a Chile a ir por fragatas que nominalmente nos costaran USD 400-500 millones, pero por equipamiento, perfectamente para otro, lo mismo puede llegar a costar no menos de USD 700 millones.
Y lo anterior es otra diferencia, quizá vital, hoy en día, con los postulados de Brasil...nosotros (Chile) vamos por los sistemas instalados en la fragata, eso nos interesa mantener al día, en el Estado del Arte...y estamos dispuestos a sacrificar el casco (diseño y construcción local)...eso nos asegura una fragata de costo medio en las cantidades que queremos (mínimo 8).