Balance de la derrota israeli frente al hezbollah II
Israel Shamir
13/08/2006
Estamos entrando ahora en un período mucho más crucial, una bifurcación de destinos, cuando nuestras acciones o inacciones son responsables para determinar nuestro futuro y el de nuestros hijos durante los muchos años por venir. La lucha más cruenta en el Líbano se está librando justo ahora, cuando una pequeña fuerza de Resistencia - 2,000 combatientes, al principio de la guerra y probablemente muchos menos ahora - toma posición enfrentando el asalto de un poderoso ejército de 30,000 soldados -totalmente equipados, atacando a pesar de la resolución del cese de hostilidades. Si sobreviven, ellos ganan.
La resolución del Concejo de Seguridad de la ONU, bosquejada por EE.UU. y aceptada por Israel es profundamente injusta: las tropas de la ONU se estacionarán - no en Galilea para proteger al débil Líbano de la furia judía, sino en el sur del Líbano para proteger al fuerte vecino. El defensor, no el agresor, se desarmará. Esto es injusto, pero no es lo suficientemente injusto para los judíos: en el momento que la resolución fue aceptada, el ejército israelita marchó rápidamente adelante, para tomar tanto territorio como sea posible antes de la fecha tope del cese de hostilidades oficial. Fue un sucio truco, que va contra el espíritu de la resolución de la ONU, pero dentro de sus registros: “Es kosher (legítimo), pero hiede”, dicen los judíos sobre tal deshonestidad.
La decisión gubernamental israelita fue de verdad Orwelliana, si no esquizofrénica: aceptar el cese de hostilidades Y proceder a toda velocidad con la conquista del sur del Líbano. En una aclaración entregada por un oficial del Comando Norte del IDF, Israel piensa rodear el sur del Líbano y mantenerse allí luchando aún DESPUÉS del cese de hostilidades, llamándolo “limpieza de terroristas”. Sayed Nasrallah, el líder de Hezbollah, también promete combatir al invasor en tierra, mientras acepta el cese de hostilidades.
Por lo tanto, existe solo una pequeña chance que la invasión israelita del Líbano y la consiguiente lucha termine pronto. Hoy, Israel bombardeó el último camino que une el Líbano con su vecina Siria y los civiles Libaneses perdieron su última oportunidad de escapar. Este paso, combinado con un masivo desembarco aero-transportado junto al río Litani pretende cortar los suministros a los fortificados combatientes Libaneses mientras las tropas israelitas son constantemente re-abastecidas por Washington. La participación norteamericana en la guerra no se limita a un total apoyo diplomático y suministros militares a Israel. Poniendo en peligro sus propias tropas en Irak, el Pentágono movió sus satélites espías desde sus posiciones sobre Bagdad a los cielos del Líbano, un movimiento que hizo necesario un masivo traslado de soldados norteamericanos a Bagdad.
Es más, los importantes Jewish American friends of Israel en Washington llamaron al gobierno israelita a luchar y ganar, un Israel no-victorioso es inútil al Imperio. El columnista del Washington Post, Charles Krauthammer escribió a principios de esta semana: “… [de Olmert] la búsqueda de la victoria a un bajo costo ha arriesgado no sólo la operación en el Líbano sino también la confianza de Norteamérica en Israel.” Max Boot, un integrante del Concejo de Relaciones Exteriores, escribió en Los Ángeles Times: “Siria es débil y es la próxima puerta. Para afianzar sus fronteras, Israel necesita golpear el régimen de [Presidente Bashar] Assad”. Los judíos norteamericanos exigen guerra y victoria. “La judería norteamericana es un estado Rojo [con respecto a las guerras judías] “, dijo el alguna vez liberal editor de Tikkun.
Los belicosos llamados desde el cuartel del JINSA (Jewish Institute for National Security Affairs - Instituto Judío para Asuntos de Seguridad Nacional) con la primera baja judío norteamericana del conflicto: Joseph Lieberman, uno de los principales Demócratas pro-guerra, fue derrotado en las primarias de Connecticut. La ola sísmica enviada por su derrota amenazó la base de apoyo bipartidista de Israel en el Congreso. El Presidente Bush expresó su apoyo al ex Demócrata que era devoto total a Israel y a la guerra en el Medio Oriente. Las fuerzas pro -guerra en EE.UU. se dieron cuenta del peligro e intensificaron sus esfuerzos para extender la guerra a toda la región.
Estas fuerzas tienen muchos aliados en Israel cuya dirección está pensativa y silenciosa sobre su derrota militar en lo que se suponía sería una corta y brillante campaña, y están buscando una víctima propicia. Los generales culpan al gobierno que les negó plena libertad de acción y murmuran sobre un coup d’état; los ministros reprochan al ejército; los funcionarios de inteligencias increíblemente afirman que ellos supieron que esto pasaría. ‘El Primer Ministro Olmert se debe ir’, exigió Ari Shavit, principal columnista de Haaretz que se transformó en un (born-again) neo-fascist, quién culpó al liberalismo israelita por la derrota; mientras que un anuncio en la parte superior del liberal periódico Haaretz llama a “Ehud [Olmert] y Amir [Peretz], ¡Por favor, bomba nuclear a Irán! “
Esta demanda todavía puede cumplirse, aunque la guerra relámpago (blitzkrieg) no funcionó muy bien en el Líbano. Los misiles de Hezbullah presentaban una amenaza para Israel que sería activada en caso de un ataque israelita-norteamericano sobre Irán y Siria. Ahora, con la amenaza de misiles desplazada y después de un buen descanso y rearmamento, los israelitas pueden intentar continuar con sus planes para golpear duramente Damasco y Teherán. Fue por este propósito que ellos aceptaron el cese de hostilidades.
El cese de hostilidades es una arma secreta de Israel. Siempre cuando el IDF sufre un retroceso, los judíos se refugian en el arma secreta y ganan un tiempo y una oportunidad de reasumir el fuego cuando sea conveniente después de rearmarse y descansar. El arma del cese de hostilidades se utilizó por primera vez en 1948, cuando la ONU lo declaró dos veces, conectado con el embargo de armas. En ambas, el naciente estado judío lo usó plenamente: la entrega de armas a los Palestinos fue embargada, mientras que los judíos recibieron suministros frescos de armas del ostensiblemente Stalinista, pero predominantemente judío, gobierno en Praga. Rearmado y descansados, los judíos renovaron su ofensiva cuando ellos estuvieron listos y aplastaron la resistencia Palestina. El cese de hostilidades se lanzó en 1973, cuando salvó al estado judío de una inminente derrota, permitiendo a la administración norteamericana bajo la guía de Kissinger, rearmar a los israelitas y les permitió romperlo siempre que lo necesitaran.
La estrategia de repliegue del ‘cese de hostilidades’ se diseñó en los planes de guerra israelitas desde el mismo principio de la Guerra en Líbano II. Los judíos bombardearon a civiles en el Líbano. Mientras que la masacre de Canaan es el más notoria, hubo docenas de Canaan, tal como la masacre de Deir Yassin en 1948 fue sólo la más notoria entre muchas otras. La población civil israelita también sufrió y los Palestinos de Galilea (”Árabes-israelitas) sufrieron más que todos porque la artillería israelita disparaba hacia el Líbano desde su pueblo sin refugios, esperando y causando fuego de retorno, para gran alegría de los nacionalistas judíos.
Cuando la conciencia mundial exigió un fin a la matanza de inocentes, Israel presentó un ultimátum vía su super-potencia aliada, EE.UU., a saber: si usted desea que dejemos de matar, por favor, haga nuestro trabajo por nosotros, desarme a la resistencia, embargue sus suministros de armas, re-colonice el Líbano, para que cuando nosotros podamos reasumir la guerra, el Líbano caiga en nuestras manos como una fruta madura.
Sólo la constancia y el valor de los combatientes de Hezballah movieron a los franceses a mejorar un poco el ante-proyecto israelita-norteamericano; aunque quedó tan generoso como el acuerdo de préstamo de Shylock (Mercader de Venecia). El Concejo de Seguridad me recordó al árbitro en una historia corta de Jack London, El mexicano.
El protagonista, un ágil muchacho mexicano, Rivera, va a luchar con el gran boxeador de peso pesado, Danny, un Tyson de su tiempo, por un gran premio que él necesita para comprar armas para la Revolución. Al comienzo de los ataques de Danny: “No era una lucha. Era una masacre, una matanza. Danny estaba mostrando lo que él ciertamente podría hacer — una espléndida exhibición. Tal era la certeza del público que no tomó en cuenta que el mexicano aún estaba de pie. Se olvidó de Rivera. Raramente lo vio, estaban tan estrechamente envueltos en el ataque de Danny el comedor de hombres. Entonces pasó una cosa asombrosa. Rivera era el único que estaba de pie. Danny, el temible Danny, yacía sobre sus espaldas en el suelo. El árbitro caminaba a su alrededor y Rivera supo que los segundos que él contaba eran muy lentos. Todos los Gringos estaban contra él, incluso el árbitro. Cuando llegó a “nueve” el árbitro le dio un fuerte empujón a Rivera. Era injusto, pero eso le permitió a Danny levantarse”. Y en cada ocasión, “el árbitro trabajó, sacándolo lejos que para que él pudiera ser golpeado, así, dándole a Danny toda la ventaja que un árbitro injusto puede dar”, continúa Jack London. Aún así, a pesar de esta ventaja, Tyson fue vencido. La constancia y devoción del delgado mexicano le permitieron vencer al adversario antes que el árbitro y los policía pudiesen robar su victoria.
Los libaneses y los Palestinos aún pueden lograr la victoria, a pesar del enorme poderío de Israel y de EEUU. Pero en la real polítics, no tenemos que empujar por la victoria, podemos satisfacernos con el modus vivendi. Cada vez más israelitas están volviendo a sus sentidos, incluyendo al movimiento Peace Now que en principio apoyó la guerra. El peligro principal aún viene de los extremistas Zionistas norteamericanos que están listos para luchar desde sus sillones hasta que el último israelita caiga. Ellos deberán ser calmados y que vuelvan a sus sentidos por los norteamericanos mismos.
En Israel, la intoxicación de la batalla se marchita, pero no lo suficientemente rápido. La destrucción de Líbano es increíble: Los reporteros israelitas lo comparan con Berlín de 1945.
Docenas de combatientes israelitas y libaneses y muchos civiles israelitas y Libaneses están muriendo ahora debido al intento de los líderes israelita de ganar los puntos. Los israelitas mueren en vano, enviados a la muerte por sus líderes.
El gobierno israelita no debiera ser premiado por su asquerosidad. Las resoluciones de Concejo de Seguridad en llamar al Líbano a desarmar las fuerzas fue desautorizada por el gobierno de Beirut. Así, la dirección Libanesa debe integrar a Hezbollah en su maquinaria estatal y militar y con ello minar el complot Zionista. Los libaneses pueden echar una ojeada de la experiencia de 1948, cuando las organizaciones terroristas judías (Palmach, Haganah, Etzel etc.) fueron incorporadas e integradas al ejército israelita. Hezbollah ha demostrado su poderío, su habilidad para combatir al enemigo, y por guardar sus cartas cerca de su pecho. Estas cualidades no deben desatenderse.
Esto fue entendido por el Presidente Maronite del Líbano, Emile Lahoud, que respondió a las usuales quejas Zionistas de un periodista Occidental en una forma claramente a favor de Hezbullah,: “Hezbollah es la fuerza que pudo liberar la tierra del sur en el año 2000. Nuestro ejército es nacional y la resistencia es nacional. ¿Quiere usted que el Ejército nacional desarme a la Resistencia nacional que es complementaria al ejército pero sin tener la misma sala de operaciones? De ninguna manera.”
Pero otro gran logro de Hezbollah yace en la sanación de la disputa Sunni-Shi’a, disputa creada y nutrida por al-Qaeda. Este oscuro grupo con base Afgana, fundado por EE.UU. para combatir a los soviéticos en los años ochenta, estaba en naftalina en el 2001, cuando los hacedores de la política norteamericana los resucitaron, acreditándoles el ataque de sept/11, aunque incluso hoy en día, cinco años después, su involucramiento no está probado. Quienquiera que atacó las Torres Gemelas y el Pentágono (y no sabemos quién lo hizo) atrajo una ola de simpatía mezclada con adoración entre los apasionado desencantados del Nuevo Orden Mundial, desde París a Teherán, desde Moscú a Oklahoma. Los ‘Amos de Discurso’ estaban preocupados que esta gran cosecha podría ser apropiada por un peligroso y capaz (para ellos) grupo (no necesariamente musulmán) y prefirieron acreditarlo a su ya domado al-Qaeda. Desde entonces, Al Qaeda ha demostrado ser una valiosa herramienta norteamericana: ellos no hicieron nada de valor para ser mencionados, excepto decapitar turistas en videos y obedientemente instigar la disputa entre Sunni y Shi’a en Irak, bombardeando mezquitas y asesinando peregrinos. Ellos pudieron atraer a algún buen y atrevido joven en base a su crédito de sept/11 - y llevarlos la perdición.
El levantamiento de Hezbollah perturbó este arreglo. En lugar de combatir a sus compañeros musulmanes, Hezbollah combate contra el Imperio Judeo-norteamericano. Como opuesto a la farsa de al-Qaeda, Hezbollah es la cosa real y ellos luchan una guerra real, nunca se detienen para posar para un equipo de televisión. Los jóvenes e inspirados hombres que se interesan en una buena lucha por una buena causa se ha vuelto hacia Nasrallah.
Los abandonados secuaces de al-Qaeda llamaron a sus seguidores a combatir (a Hezbollah), pero en vano. La disputa entre Sunnis y Shi’as está marchitándose y la mayoría de los Sunni del mundo árabe prefieren a Sayed Nasrallah, el Defensor de los Menesterosos, que a los propagandistas de la Shari’a de Osama Bin Laden y Zarkawi.
El complot del explosivo de Heathrow es al parecer, un desesperado intento de los patrocinadores de al-Qaeda de restaurar la descolorida gloria de sus criaturas por medio de demostrar que ellos no son una fuerza totalmente agotada. Esta buena exhibición de Hezbollah tendrá serias consecuencias fuera del Líbano - reunirá el Oriente contra el Imperio.