En cierto grado, la mayor parte del mundo perdió capacidades a partir de la década de 1960.
Muchos países incorporaron capacidades tanto en diversidad como en cantidad gracias a los resagos de posguerra. Algo que ni siquiera estaba en la consideración de los mismos antes de ese gran remate global de armas. ¿Alguien imaginaba en 1941 que Argentina llegaría tener más de una docena de buques de asalto anfibio o que países como Australia, Canada, Holanda, Brasil o Argentina, por ejemplo, tendrían portaaviones poco años después).
Ahora bien, en la mayoría de los países, a medida que esos resagos fueron cumpliendo sus vidas útiles (en varios casos, extendiéndolas exageradamente) se terminaron yendo de baja sin remplazo.
La mayoría de los países perdieron total o parcialmente las capacidades ganadas en ese periodos. En otros casos mantuvieron algunas capacidades que consideraron vitales gracias a la incorporación de nuevos sistemas. Pero incluso así perdieron en cantidades. Eso no quita que esos nuevos sistemas eran acordes al estado del arte en la materia y/o las necesidades y posibilidades propias del país que los adquirió.
Igualmente, como pasaba lo mismo en todos los países, no necesariamente se percibía como un retroceso esta perdida de cantidades e, incluso, capacidades.
En fin, un fenómeno global del que Argentina no fue una excepción.
Si se escribiera un libro se podría llamar algo así como "auge y decadencia de los rezagos de posguerra". Fenómeno que probablemente queda invisibilidad en las potencias centrales gracias a la Guerra Fría, pero resulta más visible en los países periféricos.
Claro esta, pocos países comparten la mala fortuna de Argentina de ver una importante frustración en sus proyectos de modernización post rezagos. Pero, las "modernizaciones post rezagos" probablemente merezcan otro libro.