Para paises Ricos y con Amenazas Reales, nuestra unica amenaza hoy es el foro de Sao Paulo y el comunismo.
Permíteme discrepar.
Hoy estamos institucionalizando la crisis de confianza institucional por medio de procesos eleccionarios.
El origen de esa crisis de confianza institucional viene de sendos casos de corrupción política transversales a los partidos políticos formales que quedaron impunes configurando legislación hecha a la carta de los financistas (cohecho ya probado en el caso de la Ley de Pesca), en conjunto con colusiones en los mercados del papel higiénico, supermercados, pollos, cabotaje, farmacias, transporte interurbano (tampoco con nadie pagando con cárcel). Otras causas internas tiene que ver con:
a) El desajuste entre las trayectorias de los costos de la vida (ej. los medicamentos, el transporte, los alimentos) y los ingresos (el retorno al factor trabajo es menor respecto del retorno del capital, fuentes de crecimiento de la productividad estancadas desde 2002, pensiones promedio del sistema por debajo de la linea de la pobreza).
b) la falta o deficiente prestaciones de servicios que afectan al debido trato a las personas: atención de urgencia con tiempos de espera en los hospitales de hasta 24 horas (12 horas es común), listas de espera de hasta 2 años para intervenciones quirúrgicas. No pago de licencias médicas en COMPÍN, colegios con metodologías de aprendizaje obsoletas en aulas superpobladas, diseño urbano de nuestras ciudades con deficiente acceso a servicios, largos trayectos al trabajo y sin áreas verdes; cobertura policial diferente entre comunas según sus ingresos, entre otros.
c) fraudes institucionales en Carabineros y Ejército de Chile que restaron credibilidad institucional; así como fraudes en los mercados que no terminan con culpables sino con las multas reducidas: caso Cascadas, compra/venta de acciones con información privilegiada (Piñera/Juan Bilbao/Larraín Vial), repactaciones unilaterales a clientes (La Polar) con impacto en los fondos de los cotizantes de AFP (afectando las pensiones).
d) imputaciones arbitrarias de sobreprecios en servicios regulados producto de una mala negociación de los contratos, por ejemplo cobros de autopistas urbanas de 3% por sobre el incremento de IPC, o el cobro a las personas por Cargadores Inteligentes a cargarse unilateralmente en su cuenta residencial.
e) la sensación de privilegios injustificados en la clase política (los parlamentarios mejor pagados de la OCDE) y militar (pensiones sobre el millón de pesos para oficiales con jubilación a los 55 imponiendo sólo el 5% del sueldo, salud propia gratuita, casa fiscal), salarios increíbles como los de los notarios, directorio de caja de empleados particulares y conservador de bienes raíces, además de nepotismo tanto en el sector público como en el privado, donde la cultura es cerrada a lazos de amiguismo, colegios selectos y familiares de élite, atentando contra el mérito y la promoción social.
Ello genera un esperable un cuestionamiento de los resultados micro de los últimos 30 años (exitoso en indicadores macro), lo que sumado a la pérdida de confianza en el discurso institucional da como resultado lo que vimos el 25-10-2020 (Plebiscito de Entrada) con masiva votación por el cambio constitucional y el 17-05-2020 (elección de convencionales) con una menos masiva pero mayoritaria votación por gente que no pertenece a partidos y que impugna este orden en distintos grados.
En nuestro país, la promesa de mercados libres y competitivos, y la promesa del mérito han palidecido ante el abuso de quienes no les interesa competir sino ejercer influencias (y herencias) en la institucionalidad pública para mantener sus privilegios.
Luego, es sorprendente que con este lapidario diagnóstico -que me parece es compartido por un alto porcentaje de chilenos- el sistema haya podido institucionalizar esa disconformidad a través de un proceso reglado.
Veamos que pasa, todo esto es nuevo para nosotros. Si queda malo el texto, tenemos un plebiscito de salida. El largo plazo es abierto, todo se puede arreglar y reformar con el tiempo. Si en una elección presidencial sale alguien que no nos gusta pues felizmente son sólo 4 años sin reelección y elegimos otro en las elecciones sucesivas (hay historia de alternancia). No se acaba el mundo por tal o cual.
Saludos